Con un programa que abarcó a Chaikovski y sus Variaciones sobre un tema Rococó, así como la Sinfonietta y la Sinfonía No. 1 “Clásica” de Sergei Prokofiev, el concierto preparado por la Camerata de Coahuila, conducido por el director de orquesta y compositor José Luis Castillo, logró la atención completa de los asistentes.
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Además para el mismo se invitó al violonchelista José Luis Herrera como solista para la primera obra en mención, músico que emigró de las filas de la Camerata para probar suerte en otras tierras, logrando el perfeccionamiento en la ejecución de su instrumento.
En la primera parte el invitado fue impecable y algo importante ocurrió considerando la energía que entraña la música en vivo: el silencio que guardó el público permitió que fluyera la música sintiendo las notas de una manera tierna y natural al ejecutar de forma refinada, galante e intimista.
Herrera logró hacer ver fácil lo que fue una gran interpretación, cerrando su participación con un fragmento de la Suite No.1 de Violoncello de Bach. Se le agradecen las horas de entrenamiento para llegar a conocer de tal forma su instrumento.
Mención aparte la gran conexión que sostuvo la orquesta bajo la dirección de José Luis Castillo, quien economizó el trabajo de los músicos logrando un concierto memorable.
Tras el intermedio el tono musical cambió al escuchar las primeras obras de Prokofiev, quien aunque joven, manejaba siendo estudiante una fusión entre matices de una fresca rebeldía, logrando ser un compositor atrevido y provocador.
Si bien la Sinfonietta se apega a la forma, con la Sinfonía No.1 "Clásica", el autor marcó las pautas del neoclasicismo, siendo una obra de espíritu contestatario, casi socarrona ante lo propuesto por sus maestros. Actitud que siempre preservó el ruso.
En suma el concierto de anoche recordó la gran importancia que mantiene el escuchan música en vivo, en un momento en el que la salas de los teatros lucen cada vez más vacías.