Camerata de Coahuila: tres décadas de impulsar la música

Miguel Mery y José Mesta asumirán la coordinación del patronato de la orquesta.

Camerata de Coahuila. (Martín Piña)
Editorial Milenio
Torreón, Coahuila /

Sentados en la sala de juntas de lo que hoy es el Instituto de Música de Coahuila, Lucrecia Martínez de Santibáñez acompañada por el maestro Ramón Shade, en retrospectiva, observa el legado que junto a su esposo, el empresario Ricardo Santibáñez, construyó durante casi tres décadas para la ciudad de Torreón.

Se refiere así a la Camerata de Coahuila, la primera orquesta que se tuvo en la entidad, así como el propio Instituto de Música de Coahuila y el Taller de Ópera que hoy dirige el maestro Octavio Rivas. Todas, instituciones con reconocimiento y resultados.

“Son tres proyectos, el primero fue la conformación de la Camerata. Luego el Instituto de Música con la acertada dirección del maestro Ethan Eager, que después de ocho años de trabajar y hacer varios intentos, ahora sí ya nos dimos cuenta de que existe en Torreón una verdadera escuela. El mismo maestro Shade nos acompañó al final y quedamos muy sorprendidos del trabajo que se viene haciendo. Y aquí tenemos también el Taller de Ópera que lo maneja Octavio Rivas”.

Ejemplos de éxito son los jóvenes egresados como Eduardo Niave, tenor que audicionó y fue seleccionado en Roma, quien además de formarse en Torreón adquirió una gran experiencia en el escenario gracias a su participación con la Camerata de Coahuila al cantar en la ópera La flauta mágica, de Mozart.

“Va a cumplir 29 años la Camerata en enero del próximo año; en un mes más empezó lo que sería la Camerata con una llamada de la señora Santibáñez buscándome, ahí empezó toda la historia”, reconoció el maestro Shade, quien entonces trabajaba en la Compañía Nacional de Ópera, fundada como la Ópera de Bellas Artes.

Por su parte, ella como fundadora de la institución, explicó que fue un tiempo difícil donde pudo más el impulso de quienes deseaban la orquesta.

“Fueron años que ahora los vemos como muy gloriosos pero realmente no porque era el instruir a un público; los primeros conciertos eran de diez personas y nosotros optamos por no regalar boletos. Los mismos del patronato, que entonces todos éramos jóvenes, nos comprábamos los boletos y nos íbamos al banco a regalar a la cajera, y dos a éste y al gerente. Con mucho trabajo fuimos haciendo un público”.

El primer concierto

Con 17 músicos, la Camerata de Coahuila ofreció su primer concierto el 10 de junio de 1994 en el Teatro Isauro Martínez, tras la conformación del Patronato de Arte, Cultura y Sinfonía de La Laguna, a iniciativa de este matrimonio que aún continúa creando estructuras para que la música de conservatorio afiance sus raíces en Torreón como ciudad eje de la zona metropolitana de la Comarca Lagunera.

Aunque se pensó en origen que el TIM sería la casa de la orquesta, también se recuerda que para contar con un recinto sede se trabajó en la conformación del Teatro Nazas, el de mayor capacidad no sólo de Coahuila sino de Durango, con un aforo superior a las mil 400 personas.

Martínez de Santibáñez indicó que en sus últimos días, el Nazas como cine para subsistir ante el surgimiento de otras salas, exhibía pornografía.

Afiliada al Partido Revolucionario Institucional, ella programaba funciones de matinés destinadas a familias de escasos recursos que se abarrotaban, previa censura de los carteles del cine para adultos, por lo cual pensó que era necesario recuperar el espacio para dignificarlo.

Aunque recordó que el inmueble lo tenía la Secretaría de Hacienda toda vez que con él se pagaron impuestos, se convenció al gobernador Enrique Martínez de adquirirlo a través de una subasta donde se pretendía obtener 8 millones de pesos pero donde finalmente se obtuvo por 5 millones.

“El INBA participó a través de Sonia Salum. Nacho Toscano, que en paz descanse, era el director del INBA. Así se recuperó el Cine Nazas, pero ya los del patronato (del teatro) decidieron que tampoco iba a ser la casa de la Camerata”, comentó la entrevistada quien señaló que ella participó incluso en la proyección de los planos para el teatro, ideando para él incluso tienda y cafetería, junto con una sala para ensayos.

La directiva buscó otro sitio pues en el Teatro Nazas se les informó que debían pagar renta por su uso. Aún entregando lo recaudado en las taquillas, se afirma, no se cubren los costos de la orquesta, sin descartar que se mantiene la idea de que la música clásica es parte de una cultura elitista aunque los conciertos encabecen la lista de espectáculos más accesibles.

“Los conciertos norteños cuestan mil o dos mil pesos; el cine es caro porque es la entrada, las palomas, la Coca… a lo que me refiero es a lo que la gente descalifica, ya muchísimo menos, pero se piensa que es elitista aunque los discos de música clásica sean más baratos. Comenzamos a trabajar en el Nazas y luego nos quisieron cobrar una renta por cada ensayo y cada vez que nos presentábamos”, acotó Martínez de Santibáñez quien además recalcó, los teatros deben cumplir una función pública pues el Isauro Martínez le pertenece al INBAL y el Nazas al gobierno de Coahuila.

Pandemia unió a los músicos

A pesar de que los teatros cerraron en pandemia, los músicos que integran a la Camerata de Coahuila siguieron laborando a distancia al utilizar las redes sociales de la orquesta. Primero en grupos reducidos desde el foro del teatro, sin público presente, pero luego en sitios históricos e incluso haciendo ensambles a través de videos grabados en los domicilios de los artistas.

“Creo que fue una etapa muy interesante, muy fructífera y que nunca habíamos vivido, de conciertos virtuales donde cualquier error salía, se transmitía, era lo mismo que estar en el teatro, y poco a poco se fue integrando público a la vez que fue creciendo la orquesta, poco a poquito, hasta llegar a lo que tenemos hoy donde ya hay teatro completo”, precisó Ramón Shade.

Lucrecia de Santibáñez señaló que en realidad la orquesta continúa gracias al apoyo del gobierno de Coahuila toda vez que mantiene convenios de colaboración que permiten solventar gran parte del gasto nominal.

De esta forma se reconoció además que el presidente del patronato de la orquesta es el gobernador, es decir, el puesto no es honorario.

“La señora Santibáñez, el arquitecto, los demás que vienen son vicepresidentes ejecutivos. Realmente tiene injerencia el gobernador y en su momento ha tomado decisiones junto con el patronato. Yo creo que es capital y además es un puesto heredado porque el que gana las elecciones, también gana la presidencia de la Camerata, es así por estatuto y siempre lo ha aceptado el ejecutivo”, indicó el director de la orquesta.

Al ceder la pandemia e iniciar las presentaciones en vivo en el Teatro Isauro Martínez, por concepto de renta se ejerció un pago módico.

Lucrecia Martínez apuntó que Lourdes Bernal como directora, fue consciente ante las dificultades que afrontaron las instituciones culturales, lo que permitió que se le obsequiara las entradas a la población, generando un ejercicio virtuoso en una suma de voluntades entre el recinto cultural, la orquesta y el gobierno del estado.

“El Teatro Martínez está poniendo su parte, nosotros estamos poniendo nuestra parte, el gobierno del estado ha cumplido cabalmente con la parte del gobernador como presidente del patronato, hagamos los conciertos gratuitos”, se pensó.

“Entonces, estaba casi todo cerrado y los jóvenes se desbordaron; sobre todo los jóvenes eran los que llenaban los conciertos y eso fue para nosotros una enorme oportunidad de que a mucha gente joven le gustara la música porque comenzaron a ir y ahora en todos los conciertos va mucha gente joven”, reveló la entrevistada.

Fue en ese contexto que se dio también la bienvenida al alcalde Román Alberto Cepeda González, quien coincidió en la visión de unificar esfuerzos a través del Instituto Municipal de Cultura y Educación, dirigido por Antonio Méndez Vigatá, también vinculado como integrante del patronato, a la orquesta.

Cambiar para avanzar

Tras instalarse en lo que fueron las oficinas y la antigua estación del ferrocarril en Torreón, el Instituto de Música de Coahuila se consolidó como escuela bajo la dirección del maestro Ethan Eager, quien es además asistente de la dirección de la Camerata de Coahuila.

Es en esta instalación donde por fin la Camerata de Coahuila ha encontrado su espacio al rehabilitar las instalaciones del Teatro Salvador Novo, al que se le han invertido 1.2 millones de pesos, sin que aún concluya su recuperación, y que inicialmente se pensó como una sala de conciertos, pero que ha sido equipado con tecnología suficiente para que las pequeñas compañías de teatro puedan exhibir sus propuestas escénicas.

Y es en este punto en el cual Lucrecia Martínez de Santibáñez, después de conseguir donativos entre amigos e incluso sus hijas para poner el sonido, las luces y el piso del recinto, anunció que con este patrimonio cultural ella y su esposo delegan estafeta, en este caso a Miguel Mery Ayup y José Mesta Villarreal, quienes ya fueron nombrados como vicepresidentes de la Camerata de Coahuila.

“Estamos muy contentos porque ya habrá una renovación en el patronato. Se pactó una renovación juvenil, que no tienen veinte años los que van a entrar pero tienen la edad de cuando ya se asientan las personas, ya ven que su ciudad tiene que ir hacia adelante y quieren que sus hijos tengan lo mejor, las mejores oportunidades, no las mejores cosas para ponerse.

“Tuvimos mi marido y yo la gran suerte, lo platicamos con el gobernador y se le planteó dos o más personas que desearan y les gustara, entonces se invitó a Miguel Mery, el magistrado, y al licenciado José Mesta Villarreal”.

Por su parte el maestro Ramón Shade dijo que la pareja se retira pero queda su legado pues el haber creado una orquesta implica un trabajo enorme que ha sido exitoso a través de su permanencia y desarrollo.

“En lo personal yo estoy agradecidísimo, eternamente. Primeramente con los Santibáñez y con Quecha en particular que, a través de una llamada arma todo esto que a mí me cambia el transcurso de mi vida, estos 29 años que he estado con ellos. Un agradecimiento, a ellos principalmente, pero también a cada uno de los presidentes que fueron formando el patronato”.

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