Si alguna vez Astor Piazzolla afirmó que su música se iba a escuchar en el año 3000, Marcelo Rodríguez Scilla afirma que “se quedó corto. Piazzolla ha sido uno de los más grandes compositores del siglo XX por dos razones básicamente: no solamente renovó el tango —por lo que fue muy criticado—, sino también la música académica”.
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El director de la Camerata Porteña, que se presentó en la Alhóndiga de Granaditas como parte del Festival Internacional Cervantino y dará otro concierto en el Palacio de Bellas Artes el 19 de octubre, dice en entrevista con MILENIO “las grandes orquestas del mundo, de cualquier latitud tocan la música de Piazzolla. Todos los músicos grandes tocan sus obras. Creó códigos desde el punto de vista técnico y académico que rompieron moldes respecto a lo que venía sucediendo en la música académica. A las fórmulas rítmicas que fueron creadas por él, con aspectos armónicos que si bien vienen de la música académica, del jazz y del tango tradicional, les dio una vuelta de tuerca e hizo una mezcla única, que fue como un camino nuevo, pero que, a la vez, es comprendido por todo el mundo”.
El director y pianista argentino agrega que hay otros elementos muy importantes en la obra del renovador del tango. “En cuatro compases resuelve una obra. Sus células de composición son tan efectivas que usted escucha cuatro compases y sabe que es Piazzolla. Además está el sentimiento de su música. Hemos tenido la oportunidad de visitar de Australia a Siberia, de México a Buenos Aires y de Francia a China y en todos los lugares pasa lo mismo. Evidentemente el mensaje emocional de su la música trasciende cualquier frontera”.
Reformulando a Piazzolla
Creada en 1986 por Rodríguez Scilla, la Camerata Porteña se ha dedicado a difundir la música de Piazzolla. Su director explica que “fue tomando una mística muy propia porque siempre consideré que, para que la tocaran otras personas, la música de Piazzolla necesitaba una mayor sonoridad —y eso se lo hice saber a él—. Su conjunto preferido era su quinteto, pero para mí salvo que él mismo tocara su música, la formación no sonaba. Sería como querer imitar a los Beatles siendo cuatro, es imposible”.
En este sentido, agrega, “había que renovar su música, reorquestarla. Lo que hice fue tomar un concepto más sinfónico de su música, con mayor amplitud sonora. La camerata permite eso por el cuarteto de cuerdas y el agregado del saxofón, que era una novedad absoluta hace treinta años. Eso, más el contrabajo, el piano, la guitarra y, por supuesto el bandoneón, permitieron una amplitud sonora a la potencia que normalmente tiene esta música”.
Para su concierto en Bellas Artes, indica el director, “vamos a tocar obras de su primera etapa como compositor, de los años cincuenta, como “Adiós Nonino”, su obra cumbre, “Verano porteño” e “Invierno porteño”. De la década de los sesenta haremos piezas como “La muerte del ángel” y “Libertango”, de los setenta, para luego pasar a composiciones de mayor renovación musical, como “Onda 9”, obra de una exquisitez musical superlativa. Además están las famosas obras cantadas, pues Guillermo Ibáñez interpretará “Los pájaros perdidos”, “La bicicleta blanca” y “La balada para un loco”. Será un abanico completo de todas las composiciones de Piazzolla desde los años cincuenta a los ochenta”.
También se podrán escuchar obras del propio Rodríguez Scilla. “Respecto a las composiciones que hago yo o que escribo en colaboración con Alejandro Borgo, siempre tomamos un sentido distinto del estilo de composición de Piazzolla. Nuestro estilo es más sinfónico, con líneas melódicas más escolásticas, más clásicas, siempre preservando el estilo del tango contemporáneo”.