Una caja llena de libros viejos detonó la pasión de Camila Zambrano por la poesía. Hace años estaba "escombrando cosas con mi abuelo" cuando dio con ese recipiente de obras, y de todas ellas, la cautivó una con la firma de la poeta regiomontana Lindy Giacomán.
Le gustó que Lindy "abordaba la poesía no desde una visión donde la mujer es la musa, sino para apropiársela". A partir de ahí, la nacida en 2002 comenzó a experimentar con textos que hoy dan forma al poemario Anatomía de la no correspondencia, respaldado por la editorial Gato Blanco e ilustrado por Aida Sastré.
"Es un libro que aborda los temas de no comprender muy bien la existencia, el tiempo presente, no saber vivir el aquí y el ahora", confiesa Camila a MILENIO.
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Afirma que escribir es "liberador", pues cuando de noche se pone a jugar con las palabras, exhala "gran parte de toda la carga emocional que traigo". Camila lo disfruta, es "un medio" que la ayuda a soltar.
"Dentro de Anatomía soy la protagonista, la que guía de inicio a fin, y eso es todo un reto porque es ponerte y exponerte al mundo. Pero creo que el arte se trata de eso: movernos algo", explica.
Simpatizante de la poeta polaca Wisława Szymborska y de la escritora francesa Annie Ernaux, revela que, en principio, este libro, segundo que emana de su pluma - Eternidad (2021), un cuento ilustrado, fue su debut en el panorama literario -, no iba a ser una antología poética, sino "una recopilación de diferentes pensamientos sin una estructura fija" llamado Cartas al olvido. Afortunadamente, cambió de idea.
"Creo que no hay que tener mucha expectativa cuando se vive del arte porque es un mundo cambiante, muy rápido. Me gusta vivir este proceso y a donde las letras me van guiando", reflexiona.
Partiendo del entendimiento de que el poeta es alguien que observa, "que siempre está expectante; como dicen en una película: el poeta no es quien se va en los trenes y regresa, es quien se queda en la estación", Camila encuentra el éxito en transmitir: "Ese click que hacemos con las palabras, el saber que no estamos solos, saber que lo que dije llegó al corazón de alguien".
"Somos personas responsables de registrar nuestra visión del mundo y la ofrecemos, y es valioso poder dar un poco de ti al mundo simplemente por el hecho que te satisface".
Reconoce una dualidad en la soledad: le "da miedo", pero "siempre ha estado presente en mi vida... Es maestra porque en ella nos podemos encontrar".
Sobre el amor, lo vive "intensamente", agradeciendo las "nuevas formas con lo que se puede sentir y crear".
— ¿Y qué implica escribir en tiempos de redes sociales?
— Ser un autor en estos tiempos es saber auto promocionarte, ser un poco tu propio tu propio jefe en relación a tu contenido, si quieres vivir de ello. Cuando se trata de temas artísticos, es vital no desconectar al autor con su obra; creo que hay formas de comunicar muy creativas que no se tienen que simplificar al hecho de intercambiar mercancía. Últimamente, me ha dado por subir memes literarios a mis redes sociales y eso jala mucha gente, es interesante cómo se pueden crear comunidades.
Al cierre de la entrevista con MILENIO, Camila Zambrano cuenta que escribe a partir de lo que oye: "Escucho algo y digo 'Suena bien' y lo anoto en el celular. Pero sí destino cierto tiempo para esta actividad, suelo llevarla a cabo una vez a la semana".
Tras Anatomía de la no correspondencia, nuevas palabras revolotean en su cabeza. Ahora quiere adentrarse al terreno de la novela, hacer "algo distópico, juvenil". La poeta, curiosa, desea "encontrar mi voz en ese ámbito".
hc