Ángel Boligán: “La caricatura es un arma que apunta a la sonrisa para pegar a la cabeza”

El caricaturista presenta su más reciente exposición en París, en donde se exhiben 38 dibujos realizados en cartulina, tinta china y acuarela.

El caricaturista Ángel Boligán. (Foto: Especial)
Ciudad de México /

Cuando se necesitaba dibujar algo en el pizarrón de su salón de clases, el que realizaba esa labor era Ángel Boligán (Cuba, 1965), porque sus maestros veían su potencial en el dibujo, pero para él solo era un momento de entretenimiento. El destino y su talento lo llevarían años más tarde a formar parte de las páginas de periódicos y revistas como caricaturista, y ahora, también a través de las redes sociales.

“Los dibujos siempre se concebían y nuestro hábitat natural era la prensa, los periódicos, pero ahora hemos emigrado un poquito a lo digital, a las redes sociales, a la inmediatez. Hemos ganado mucho en cuanto a libertades y rapidez porque podemos comunicar nuestras imágenes en minutos, el único problema es que se alimenta solo nuestro ego con los likes, pero uno no logra sobrevivir con nuestros dibujos digitales porque no recibimos un pago”, dice el caricaturista en entrevista con MILENIO.

La conversación se da en contexto de su más reciente exposición, La resistencia de los síntomas, donde se exhiben 38 dibujos realizados en cartulina, tinta china y acuarela, en la galería Artivistas, en París, la cual contó con el apoyo de Cartooning for Peace y recibió a importantes personalidades del mundo editorial como Platu, uno de los caricaturistas más importantes de Francia.

Será hasta el 15 de octubre que Ángel Boligán, quien ha colaborado en el suplemento Laberinto de MILENIO, entre otros medios, exhiba su trabajo. “Fue un reto muy lindo para mí, porque lo que hice fue una edición de los temas recurrentes de mi trabajo: la ecología, la migración, la justicia, el maltrato animal, la democracia, las nuevas tecnologías, el machismo, el feminismo, la guerra o los niños”.

—¿Por qué La resistencia de los síntomas?

Llevamos muchos años haciendo dibujos, por ejemplo sobre ecología, sobre la tala de árboles, el smog o la contaminación, y es un síntoma, como muchos síntomas que resisten, que pasan años y años y lamentablemente seguimos dibujando sobre estos problemas porque no acaban, al contrario, muchas veces empeoran, como el caso ecológico, que el planeta cada vez está más dañado. Entonces jugamos un poquito con esos malos síntomas que estamos padeciendo y que resisten al tiempo y a veces empeoran.

—Con el paso del tiempo, ¿ha cambiado el sentido de la caricatura?

Cambian los temas o se abren nuevos, y ahora podemos comunicar nuestras imágenes en minutos. Lo que sí sucede o siempre se dice es que nos ven como un arte menor, como los que hacemos los monitos en el periódico, y no nos ven como artistas plásticos, porque al final la caricatura es una de las ramas de las artes plásticas.

—¿La caricatura siempre incomoda?

No necesariamente, pero provoca. Yo creo que la caricatura debe provocar, ya sea una sonrisa, reflexión o un enojo, porque la caricatura es una editorial y por lo mismo se hace un análisis y tenemos como una licencia para trabajar con el humor, exagerar las cosas, ser un poco visionarios, absurdos de repente, pero muchas veces sí les atinamos, sobre todo en este tiempo y en cuanto a la política, la economía, la manipulación (políticos, empresarios o la propia religión), y en la caricatura revisamos todo eso, de una manera humorística y alertamos: yo digo que la caricatura es un arma que apunta a la sonrisa para pegar a la cabeza. Nos reímos pero nos quedamos pensando lo que nos propone el caricaturista.

—¿Hay alguna temática que le cueste trabajo abordar o prefiera no hacerlo?

No, me gustan los retos. En mi trabajo no uso el texto, trabajo puras imágenes y creo que le pongo también un poquito de metáfora, de poesía, y a veces los temas más intocables son los que más motivan, pero lo intento hacer sin golpear; logro tocarlos y a veces con un guiño que tal vez no todo el mundo comprende.

Ese juego con el público me encanta, de los guiños en el dibujo, de decir algo a interpretación y que el público sepa. Hay tabúes que no se quieren tocar, sobre todo en lo religioso, pues ya vimos lo que pasó en Francia con Charlie Hebdo. Pero sí se pueden tocar todos los temas, solo que no lo hago a pedradas, no soy grotesco, porque con cuidado y respeto se puede hablar de todo.

PCL

  • Viridiana Contreras
  • viridiana.contreras@milenio.com
  • Reportera y coeditora. Licencia en Comunicación y Periodismo en la Facultad de Estudios Superiores Aragón (UNAM). Doce años en el periodismo cultural.

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