El escritor Carlos Pascual rescató la historia de la Comisión Astronómica Mexicana que en 1874 viajó a Japón para estudiar el evento astronómico del siglo que permitiría calcular la distancia entre el Sol y la Tierra.
En entrevista con MILENIO, el autor habla de su novela El tránsito de Venus (Grijalbo), que retoma un hecho histórico donde se permite fabular con los cinco miembros de la comisión y algunas circunstancias de tan insólita misión mexicana.
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¿Es una historia poco conocida?
Diría que es una historia desconocida, creo que los entendidos de la historia de la astronomía la conocen, pero es que no ha dejado huella en la historia nacional. En su momento sí fueron recibidos como héroes y en México todo se llamaba “El tránsito de venus”. Pero primero se hizo un monumento en Yokohama, una estela muy hermosa que dice “Aquí se instaló el campamento de la Comisión Astronómica Mexicana”, celebrando el encuentro México-Japón, sin embargo, en nuestro país, que yo sepa, no hay ni una placa ni nada.
¿Te emocionaste con esta gran historia?
Al principio no entendí nada. Soy gran apasionado de la ciencia y de la astronomía, me fascina, pero no soy un conocedor de la ciencia astronómica. Tuve que asesorarme con mi hermano y leer libros de divulgación científica para entender exactamente qué era el tránsito de Venus, ¿qué se lograba? y ¿por qué fue tan importante? De ahí me puse a fabular toda la historia.
¿Qué tanto es verdad?
Todos los eventos que se narran en la novela ocurrieron. Ellos querían salir por Acapulco, los mandaron por Veracruz, donde había peste, y en Cuba, una revolución. Los atacaron unos confederados, los metieron a un manicomio en Filadelfia, todo ocurrió, es real y es una maravilla.
¿En dónde utilizas la ficción?
En la construcción de los personajes, en las personalidades que le di a cada uno, eso es parte de la ficción, porque, bueno, ¿qué queda de ellos? Apuntes sobre sus logros académicos o profesionales, pero son datos muy escuetos y los creé a partir de la única foto en la que aparecen juntos los cinco miembros de la comisión. Tomé el camino de hacer un homenaje a Julio Verne, dije: “Ya tenemos las aventuras, ahora hay que hacerlo divertido y emocionante”.
¿Qué une a estos hombres?
El amor a la ciencia, el amor a México, son personajes que me gustan mucho, porque ellos también hicieron patria, hicieron a México, no solamente los de siempre, los próceres archimegaconocidos. Creo que les debemos por lo menos reconocimiento por tomar la decisión de poner en riesgo su propia vida, y es importante decir que México también es ciencia y conocimiento.
¿El viaje era una locura?
Claro, se conjuntaron hombres muy idealistas con una locura enorme, tuvieron la fortuna de tener a un presidente como Sebastián Lerdo de Tejada, un hombre muy sabio y de cultura que también enloqueció con la idea y dijo: “ A ver de dónde sacamos dinero pero sí los mandamos a Japón”. Obviamente se peleó en la Cámara de Diputados, incluso hay muchísimas caricaturas de la época donde en los periódicos sacan a los mexicanos muertos de hambre y al Presidente con cara de Venus gastándose millones y millones. Fue muy criticado y realmente se jugó la Presidencia.
¿Por qué crees que esta historia no es popular?
La ciencia siempre ha asustado al público mexicano, piensan que son temas que no van a entender. Por otro lado, México es el país del melodrama, nos fascina saber a quién fusilaron, quién traicionó, si Madero lloró en la noche antes de morir, pero a la gente que le va muy bien y tiene un final feliz, pues la olvidamos.
¿Y la lucha por el poder?
Sí, está la parte política, recuerda que el gran enemigo de la Revolución fue Porfirio Díaz y había que acabar con todo lo que se hizo en el periodo prerrevolucionario, por eso a Matilde Montoya ni quien la conozca y eso que es la primera médica mexicana, y la Comisión Astronómica fue un logro del presidente que quedó como sándwich entre Juárez y Porfirio. Cuando llega la Revolución es “acabemos con todos y al gran demonio no le vamos a reconocer pero nadita”.
¿Rescatas figuras positivas en la historia?
Que no son conocidos, que están en el olvido o que hay que darles una sacudida y una abrillantada. Rescatar figuras positivas para nuestra historia, gente que no murió ni traicionada ni fusilada, gente que tuvo logros, que resaltó su vida científica, tecnológica, su vida personal y que le dio a México lustre y motivos de orgullo.
¿Cómo haces de la historia algo divertido?
La historia es muy divertida y es muy emocionante, pero no sé por qué, como que en los libros de texto la vamos secando con datos, fechas, lugares, y lo que yo quiero conocer es a los seres humanos que participaron en esa historia. México es una potencia en estudios astronómicos a nivel mundial, estamos en un primerísimo lugar y es en parte gracias a que cinco loquitos agarraron un barco y lograron medir la verdadera distancia entre la Tierra y el Sol y la carrera, en aquellos años, les ganamos a todos.
¿Qué esperas del lector cuando conozca una historia olvidada pero maravillosa?
Estoy seguro de que se van a sentir positivos y contentos de conocer a estos enloquecidos de la Comisión Astronómica y sus aventuras. Que cada vez que pases por el observatorio de Tacubaya digas “ah, yo ya sé quién lo hizo, ya sé quién lo dirigió y por qué está aquí”, con eso me doy por bien servido.
Es la segunda parte de una trilogía, ¿verdad?
Sí, la primera fue Matilde. La primera médica mexicana, sigue El tránsito de Venus de la que estamos hablando. La novela con la que cerraría va sobre la arqueología, donde te encuentras unas cosas maravillosas y prácticamente es un thriller muy emocionante.