“Por supuesto que nos interesa la casa de Emilio Fernández pero es una propiedad privada y no podemos intervenir. Es una casa simbólica, histórica, importante y emblemática para el país pero la alcaldía no tienen los recursos para comprarla; considero que la Secretaría de Cultura federal es la única que podría hacerlo”, dice en entrevista Hilda Trujillo, directora general de Cultura en la Alcaldía Coyoacán.
MILENIO presentó este lunes 15 de agosto una nota en la que se muestra el deterioro de la casa, que está “administrada” por Ana María Valdez Ramírez. De acuerdo con la carpeta de investigación número CI-FEDAPUR/A/UI/-1 C/D/00050/01-2018, ella recibió el inmueble en comodato por parte de Emilio Quetzalcóatl, nieto del cineasta. Ella realiza actividades de lucro en la casa (cuyo uso de suelo es casa-habitación) desde hace varios años.
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“Se necesitan muchos factores para comprarla y darle otro uso a la casa pues tiene uso de suelo habitacional. Los vecinos deben estar de acuerdo, se necesita la intervención del gobierno federal y local de la ciudad de México y, claro, si nos invitan le entramos… Tenemos toda la voluntad de hacerlo”, agregó.
La exdirectora de los museos Frida Kahlo y Anahuacalli dijo que la alcaldía Coyoacán no tiene manera de intervenir ni la posibilidad de comprar la casa.
“En este caso, el gobierno federal, la Secretaría de Cultura, son los únicos que tienen la posibilidad de comprar el predio; pero claro que estamos en la mejor disposición de participar en cualquier proyecto que involucre la casa, sin duda, valiosa en la historia del país”.
Sobre los eventos que se realizan en la llamada Casa Fuerte de Emilio El Indio Fernández comentó: “No son legales y en cualquier momento la alcaldía puede clausurar el predio pero, ¿qué ganamos si se clausura? ¿que se deteriore más el lugar? Por lo menos así tienen recursos para mantener el espacio; los vecinos también se lo permiten pues saben las condiciones en las que se encuentra la casa y tengo entendido que no tienen dinero para pagar el predial ni darle mantenimiento a la casa”.
Hace unos años, la delegación Coyoacán y la UNAM hicieron una oferta económica por la fortaleza, pero los vecinos se opusieron al proyecto.
“Yo estuve en la negociación y se quería hacer un centro cultural dedicado al cine y la investigación pero no se logró. Como promotora cultural y vecina, vivo a una cuadra y mi deseo es que se conserve la casa, pero te repito, es una propiedad privada y no podemos hacer nada”, comentó.
Hilda Trujillo explicó que ha tratado de acercarse al hijo de Adela Fernández, Emilio Quetzalcóaltl, sin embargo no ha tenido respuesta.
“El hijo es complicado y al ser propiedad privada pues es sagrado, es como si alguien entra a tu casa a la fuerza. Pero claro que se debe invertir y proteger el patrimonio artístico y cultural”.
Sobre si la casa tiene algún tipo de declaratoria de patrimonio artístico, opinó: “Se hacen cuando el inmueble se encuentra en peligro o (se está) destruyendo, pero tengo entendido que no es el caso de la fortaleza de El Indio Fernández, por lo que no es un tema que cambie las cosas. Si hay una afectación al lugar, entonces la sociedad civil y las autoridades podrían intervenir para protegerla”.
Trujillo finalizó: “La alcaldía Coyoacán tiene todo el interés en participar en cualquier proyecto alrededor de la casa de Emilio El Indio Fernández pues es de gran valor histórico, artístico, y por donde pasaron todas las leyendas del cine nacional. Creo que sí debería hacerse algo, pero insisto, como alcaldía no tenemos los recursos para comprarla pero participaríamos con mucho gusto en cualquier proyecto que se logre establecer porque nos interesa mucho participar y conservarla”.
De casona a salón de fiestas
En 2012 Adela Fernández, hija El Indio Fernández, estaba preocupada por La Fortaleza mientras trabajaba en la biografía y guión sobre un documental de su padre, de acuerdo con una entrevista de octubre de ese año del periódico El economista.
En ese entonces, reveló que su padre murió sin dinero porque todo lo invirtió en su casa, ubicada en la esquina de Zaragoza y Dulce Olivia, en el barrio de Santa Catarina, y por donde pasaron todas las estrellas de la época de oro del cine mexicano: María Félix, Dolores del Río, Pedro Armendáriz, Agustín Lara y varias figuras el cine mundial.
Uno de los sueños de Adela Fernández era que la casa se convirtiera en un centro cultural. Contó que sufría cada mes para pagar las cuentas, que no tenía dinero ni para la luz, por lo que comenzaron a rentar el patio para bodas, graduaciones, desayunos y a organizar cada año una ofrenda de Día de Muertos con el fin de recordar a los amigos de su padre y así tener recursos. Adela falleció en 2013.
En la casa se filmaron más de 150 películas como El rapto, el último trabajo de Jorge Negrete y dirigida por Emilio Fernández en 1953.
Pero también fue centro de bohemias que son legendarias. Hasta Marilyn Monroe caminó por los pasillos, un intrincado laberinto pensado como set cinematográfico, adecuaciones que hizo El Indio al diseño que el arquitecto Manuel Parra le presentó. Dentro de las habitaciones se conservan (o conservaban) muchas fotos, recuerdos y otros objetos.
Cristóbal Arias, en aquel entonces administrador de la casa, informó a los medios de la época que la casa fue declarada Monumento Artístico del Cine Mexicano por parte del IMCINE y la delegación Coyoacán, que también le otorgó la declaratoria de Monumento Histórico de Coyoacán.
Entre las múltiples leyendas que se cuentan que sucedieron detrás de los muros, está que Fidel Castro se escondió ahí o que Chavela Vargas se emborrachó en el inmenso comedor y cantaba a todo pulmón.
PCL