Cassandra Ciangherotti compara la lectura de las obras de Fiodor Dostoievski con la Biblia. “Las obras de Dostoievski tienen mucha luz e información. Friedrich Nietzsche estaba inspirado en Dostoievski. De hecho, Nietzsche parece personaje de Dostoievski, así de grande es Dostoievski”, dice.
La nominada al Ariel 2024 en la categoría de Mejor actriz por Familia regresó como protagonista de la nueva puesta en escena de Dostoievski: Los demonios y El idiota, de María Inés Pintado y Octavia Popescu, en la que hace once años encarnó a Nastasia, papel que ahora alternará con Tamara Vallarta.
“Son lecturas enormes. De Dostoievski, me costó mucho trabajo leer Crimen y castigo; y me acerqué a Los hermanos Karamazov y a El idiota cuando hicimos esta obra de teatro hace 11 años. Las obras de Dostoievski son como biblias, tienen demasiada información, están llenas de arquetipos; no es lo mismo leerlas a la edad que las leí primero que ahora. Son lecturas que uno puede tener al lado de su mesa y regresar y abrirlas y casi, casi hacerles preguntas a ver qué te responden”, refiere en entrevista.
- Te recomendamos Sarodj; “soy la representación de lo que es la fusión de culturas” Música
El foro Lucerna repone Dostoievski: Los demonios y El idiota en temporada del 30 de agosto al 10 de noviembre, con funciones de viernes a domingos, dirigida por Alberto Lomnitz y con el elenco original de Ciangherotti, Pintado y Popescu, a quienes hoy se suman Vallarta, Mariana Gajá y Gabriela Núñez.
Solo mujeres
Con historia y personajes de la novela El idiota como ejes, pero incorporando diálogos de Los hermanos Karamazov y Los demonios, la adaptación sube al escenario a cuatro actrices, dos en roles masculinos, para encarnar y dar voz al universo filosófico, delirante y tormentoso del escritor ruso.
Pintado, quien interpreta al príncipe Mishkin (El idiota), explica por qué sólo actrices participan.
“Queríamos hacer un proyecto de mujeres. A pesar de que los personajes femeninos de Dostoievski son fascinantes, muy completos, no románticos, lo que es maravilloso también, a las actrices nos apasionan los personajes masculinos: tienen una cantidad de color, de gamas impresionantes”, dice en entrevista.
Agrega que esa fascinación de las actrices por los personajes masculinos puede venir porque son los que más se han escrito en textos clásicos y contemporáneos, el tipo de héroe que el colectivo reconoce.
“El héroe masculino, el que nos han contado siempre, puede tener más colores. Muchos personajes femeninos han sido escritos por hombres, y es muy bonito poner montajes así, en los que una mujer interprete al hombre que escribió un hombre y una mujer interprete al personaje femenino que igual escribió un hombre. Se empiezan a congeniar dos universos para hacer más profunda la experiencia. De Mishkin y Rogozhin, es hermoso ver su luz y su oscuridad a través de dos actrices brillantes”, expone.
Ciangherotti, quien reestrenará la obra para dejarle el relevo a Vallarta en las funciones de septiembre y regresar cuando ésta deba irse a una película en octubre, celebra la puesta en escena de solo mujeres.
“Pienso en mi abuela que fue actriz y que pertenecía a una familia de hombres actores, que le decían tú puedes hacer este personaje y este no. Para mí es un privilegio estar en un escenario en el que mi abuela habría querido estar y tener la oportunidad de actuar con cuatro mujeres en un escenario, es un lujo que la época en la que estamos viviendo nos permite tener”, agrega la nieta de Mercedes Soler.
Nastasia, víctima y victimaria
Sobre su personaje de Nastasia, una mujer abusada desde joven a quien el príncipe Mishkin busca redimir, Cassandra Ciangherotti subraya que representa la parte oscura de lo femenino, de su energía.
“Nastasia tiene un aspecto oscuro de la femineidad, que al mismo tiempo es la potencia de la femineidad. Es importantísima la energía de Nastasia para generar movimiento. Es la guerrera, la que soporta el sufrimiento, la que está dispuesta a sacrificarse, es heroica”, comenta la actriz, que desde 2015 ha acumulado siete nominaciones al Ariel por sus actuaciones en las películas: Las horas contigo, Tiempos felices, Tiempo compartido, El club de los insomnes, Las niñas bien, Solteras y Familia.
“Después de tantos años ahora puedo comprender de qué se trata ese dolor de Nastasia. Hace 11 años me costaba muchísimo trabajo sentir su dolor. Yo rascaba y rascaba, y Nastasia siempre me empujaba, siempre me decía: No me duele. Y ahora puedo entender esa complejidad. Nastasia representa la capacidad de sentir de la mujer en sus aspectos más oscuros, manipuladores, potentes. Es una tormenta, es lo que atormenta a los hombres”, añade Ciangherotti que asume el rol después de interpretar a Cosita, la joven abusada por su padrastro en el drama brutal de Paula Vogel Cómo aprendía a manejar.
Tamara Vallarta, que viene de hacer El cuerpo en que nací, la adaptación al teatro del libro autorreferencial homónimo de Guadalupe Nettel, también habla sobre el papel de Nastasia que alterna.
“Nastasia, a pesar de todo lo que ha sufrido, se mantiene de pie y tiene el control de su vida y mente; tiene mucha claridad en lo que quiere hacer; va creciendo y manipulando mucho las situaciones. Y, en la obra, se combina entonces su pasado de víctima y su presente de victimaria, aunque sigue siendo una víctima con una máscara muy potente de que todo está bien y ella está bien y quiero morirme. Nastasia construye con sus restos que destruyeron hace años, pero también hay un terror a sentir: en cuanto algo la puede vulnerar, ella hace frente para protegerse”, comenta sobre su rol la actriz, directora y cantante.
Escuela rusa
Sobre por qué llevar al escenario tres obras de Dostoievski, María Inés Pintado explica que ella y Octavia Popescu se formaron en la escuela y tradición rusas del teatro, que usa mucho al novelista ruso, por la forma en que estructuró a sus personajes y porque es el estandarte del realismo psicológico.
“Sus personajes no son buenos ni malos, sino profundamente humanos. Eso me interesaba muchísimo; es difícil encontrar textos que realmente hablen de un ser humano completo. Siempre he sido fanática de Dostoievski. Y teníamos junto con el productor una preocupación, que era el tema de la crueldad en el mundo. Y Dostoievski está obsesionado con la parte oscura del hombre, también con la luminosa, pero más con la oscura. ¿Cómo sanar esa oscuridad? ¿Cómo convertirnos en seres de luz?”, expone.
Subraya que en el caso de Nastasia, ella fue abusada desde muy joven por el conde Totski y siente un dolor que nunca se cura. Rogozhin, en lugar de ofrecerle amor, le ofrece dinero. Y Mishkin, que es el personaje que Pintado interpreta, se acerca a ella porque tiene una fascinación por las almas heridas.“Nadie comprende a este personaje de Nastasia, la toman como un objeto y la siguen considerando un objeto. Mishkin es un idealista, como el Aliosha de Los hermanos Karamazov. Él tiene una fascinación por las almas heridas, lastimadas, igual que Dostoievski, pero no sabe cómo ayudarlas”, dice Pintado.
Sobre este punto, Ciangherotti apunta que la idea de Dostoievski sobre las almas heridas es bellísima.
“Dostoievski creía que el ser humano se purificaba a través del sufrimiento. Estamos en una sociedad que quiere hacernos creer que eso no existe, que siempre quiere que salgamos de ahí y busquemos la estabilidad y lo mejor, y nos protegemos de cualquier cosa que nos haga sentir o atravesar adversidad.
“Y, realmente, cuando lo piensas desde el lugar de que el sufrimiento purifica el alma, uno puede empezar a llorar desde un lugar diferente, porque te permites sentir el pecado original, por decirlo de cierta manera, igual ya estoy metida en el universo de Dostoievski”, comenta la actriz de cine y teatro.
Explica que para Dostoievski el ser humano comete gran cantidad de atrocidades hacia sus congéneres.
“Vinimos de linajes que han cometido crímenes; seguramente alguien de nuestro linaje ha cometido crímenes, ha abusado de alguien, estamos en esa línea. El ser humano tiene esas oscuridades y tenemos dolores constantes, como culpa de estar en el mundo. Cada vez entiendo más a Dostoievksi como esta sensación de que nos purificamos en el dolor de la existencia y en la gratitud de estar vivos también. Es muy profundo lo que él habla, como si el llanto nos hiciera conscientes de nosotros mismos en el mundo. Y cuando no estamos con eso, tenemos lo que hay hoy: redes sociales superficiales, gente poniendo la felicidad como el fin máximo del mundo y de la expresión de la tierra... Y la realidad es que por más que queramos, no es solo eso, hay montón de tesituras más grandes”, añade Ciangherotti.
—Quizás nos falta en este siglo XXI un Dostoievski.
—Ahora los grandes autores son ensayistas de cosas súper oscuras. Uno que me parece súper fascinante, pero, al mismo tiempo, lo odio, es Yuval Noah Harari. Lo odio porque me parece súper oscuro lo que dice, pero es una expresión muy grande de la época en la que estamos; habla de la máquina, de los nuevos gobiernos que ya son las grandes empresas. Para mí es de lo más oscuro, lo que la humanidad está enfrentando hoy en día: la industria, la máquina, la empresa, como nuevos regentes de la estructura social. Es grueso. No sé si a Yuval lo van a estudiar como a Dostoievksi, porque no escribe ficción, pero es un gran captador del momento histórico en el que estamos.
*
Dostoievski: Los demonios y El idiota cuenta con el diseño musical de Vicente Rodríguez; escenografía e iluminación de Carolina Jiménez; diseño de vestuario de Adela Cortázar; maquillaje Alberto Lomnitz; diseño gráfico Paco Argumosa, producción Glenda Tejeda y Raúl Morquecho, asistente de dirección Catarina Mesinas, y asistente de producción Cecille Zepol y Perla Tinoco.