El monumento a Cristóbal Colón, ubicado sobre Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México, fue el blanco de una protesta contra el colonialismo por parte del artista David Alejandro Hernández.
El creador compartió este jueves su intervención: se subió al pedestal para reemplazar por más de una hora la figura de Colón-cuya escultura está resguardada por el Gobierno de la capital desde octubre pasado- y así ocupar su lugar "como una forma de resistencia y utopía".
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"Poner sobre el pedestal un cuerpo vivo usurpa su narrativa simbólica de hombres muertos, mitos fundacionales y alegorías patrióticas o dolorosas que le habitan", argumentó Hernández, quien nació en 1984 en el Estado de México.
Su intervención sucede previo al 13 de agosto, cuando se conmemorarán cinco siglos de la caída de Tenochtitlan frente a las tropas de Hernán Cortés.
Aunque el Gobierno de la capital ha promovido actos de la resistencia indígena al cambiar los nombres de calles y plazas, ciudadanos han cuestionado su compromiso para derribar otros símbolos.
La Administración capitalina retiró el año pasado la estatua de Colón de Reforma dos días antes de una protesta ciudadana que pretendía derribar el monumento el 12 de octubre, cuando se conmemora la llegada del navegante a América.
Por ello, el artista justificó su intervención "para formar una nueva conciencia histórica" que deje "de glorificar el dolor y la violencia".
"La acción realizada por el artista opera como activación de un espacio olvidado, y al mismo tiempo como desarticulación de la función simbólica tradicional de un pedestal. Suplir la estatua, cuerpo muerto, con un cuerpo vivo y en movimiento es una forma de replanteamiento de la historia", dijo Regina De Con Cossío, curadora y directora general de Sybaris Collection, que documentó la acción.
La intervención se realizó el sábado, pero el artista no compartió los resultados de ella hasta este jueves.
Tras más de una hora de su acto, elementos de la Secretaría de Seguridad llegaron para retirar al joven, aunque no se reportó mayor incidente.
Hernández y De Con Cossío reconocieron que el hecho "no borra el pasado", pero es una forma de alzar la voz e invitar a la reflexión.
yhc