Tras una cena de gala en el Museo de Arte Contemporáneo (Marco) de Monterrey, los primeros acordes de la "Cumbia Sampuesana" hicieron levantar como un resorte a Gabriel García Márquez.
Al fondo, en un sencillo escenario, Celso Piña y su Ronda Bogotá ofrecía un mini concierto para deleite del autor de Cien años de soledad, quien no dudó en ofrecer sus mejores pasos junto a Mercedes Barcha, su esposa.
El llamado "Rebelde del acordeón" no estuvo ajeno a la escena cultural de Monterrey.
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Fueron diversos los contactos con Gabriel García Márquez, en sus visitas con la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), auspiciadas por Cemex.
La cena de septiembre de 2004 fue significativa porque Celso logró lo impensable: llevar la música vallenato o "colombiana", como se le dice en Monterrey, a un espacio solemne como lo era entonces Marco.
Tras la "Cumbia Sampuesana" siguieron "Macondo" y "Hasta siempre Comandante", una anécdota que Celso Piña recordaba en cada ocasión que podía.
"Podría decir que me enseñé a leer con Cien años de soledad", mencionó en más de una ocasión Celso Piña, al preguntársele sobre su relación con García Márquez.
En 2008, durante la última visita del Gabo a Monterrey, éste se quedó esperando su concierto al cancelar Celso de último minuto.
...Y velada con Botero
En el Patio Central de Palacio de Gobierno de Nuevo León, el gobernador Natividad González Parás brindaba una cena de honor al pintor y escultor colombiano Fernando Botero.
Una vez más, el oriundo de la colonia Nuevo Repueblo ofreció sus acordes para el reconocido artista colombiano, quien visitó en 2008 Monterrey para inaugurar la exposición Abu Ghraib.
Solamente con su acordeón en mano, Celso Piña le ofreció las canciones "Si mañana" y la preferida "Cumbia Sampuesana", logrando que el escultor antioqueño le dedicara unas palabras de agradecimiento.
Siempre agradecido
El investigador Lorenzo Encinas Garza destaca en el libro Celso Piña 'El Rebelde del Acordeón. Vida y obra del cantante regiomontano su origen humilde, siendo uno de los 9 hijos del matrimonio entre Isaac Piña Marroquín y María Arvizú Córdova.
Algunos pasajes de Piña, antes de convertirse en un impulsor de la música vallenata, como zapatero en un taller e intendente en el Hospital Infantil de Monterrey.
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“Como el Hospital Infantil está cerca de las colonias que se encuentran arriba en la Loma Larga yo a lejos escuchaba que la gente hablaba con megáfono pidiendo apoyo, y como fondo se escuchaba cumbias colombianas”, se relata en el libro.
El guitarrista Iván Tamez, quien acompañó a Celso los últimos 8 años en sus giras, destaca el amplio gusto musical del acordeonista.
"Cuando comenzó a explorar otros estilos él estuvo muy abierto a experimentar, a las mezclas. A Celso le gustaba toda la música, no era de un sólo género, le gustaba de todo", apunta Tamez.