El poeta español Manuel Benítez Carrasco en su frase “Vestirse de charro es vestirse de México”, engloba ese sentimiento que nace de la ejecución de las suertes charras con gran destreza y maestría desde el lomo de un caballo con la soga en mano.
Deporte nacional por excelencia, la charrería en Tamaulipas es toda una tradición que involucra al jinete, el caballo y la música no puede faltar en este gran espectáculo que cautiva a todos los presentes.
Una de sus máximas exponentes es la familia Nader que a través de sus distintas generaciones siente el orgullo de ser charro, pasión que alimentan diariamente, cuando hacen una pausa en el uso de las nuevas tecnologías para disfrutar de este deporte, ya considerado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde el 1 de diciembre de 2016.
El presidente de la Asociación de Charros de la Herradura en Tampico, Juan Jesús Nader Biagi, menciona que desde niños son involucrados en este arte ecuestre que requiere esfuerzo y dedicación, además de una gran inversión para el cuidado y alimentación de estos hermosos animales, sin olvidar aquellos vestuarios de gala que portan con gallardía
Narra que la vida de un charro requiere estar al 100% comprometido con este deporte nacional, ya que desde muy temprana hora empiezan con una serie de ejercicios previos a salir a realizar sus actividades cotidianas, para posteriormente en sus tiempos libres trasladarse a las caballerizas a preparar el caballo e iniciar la práctica.
A sus 72 años sigue con la práctica y la hereda a sus nietos
Normalmente este arte es inculcado de padres a hijos, como es el caso de Juan Nader Asad quien, a pesar de contar con 72 años de edad, no ha dejado de realizar la actividad que más le gusta y le ha brindado reconocimiento a nivel nacional.
Es una tradición familiar que inculca a sus nietos Juan Carlos, Alejandro, Juan Jesús y Santiago quienes a su corta edad ya han participado en las categorías “dientes de leche” y actualmente en la “infantil” con miras a conquistar por completo este arte ecuestre.
Todos ellos disfrutan al máximo cada una de las suertes que realizan con amor en compañía de sus seres queridos bajo el son de la música mexicana que no puede faltar en este espectáculo.
La charrería tamaulipeca
La charrería tiene gran presencia en Tamaulipas, principalmente en familias que la han practicado durante décadas y que han sembrado la semilla que germina en las nuevas generaciones. En Tampico se puede hablar de los Biagi, Nader, Muñoz de Alba, Porras, Ortiz y Azuara; en Ciudad Madero los González Galván; y en Ciudad Victoria los Soberón, Arzola, Bello y Rodríguez.
Realizarán festejos
Desde 1934, cada 14 de septiembre se realiza, previo al Grito de Independencia de México, la celebración del Día del Charro que a través del tiempo ha dejado un gran legado para quienes practican este deporte nacional. A pesar de estos 18 meses que ha durado la pandemia del covid-19, no han mermado las ganas de las nueva generaciones que tienen la encomienda de mantener viva esta tradición mexicana.
Un claro ejemplo de ello es el “Campeonato Estatal de Charros 2021, Zona Sur, Juan Jesús Nader Assad”, organizado por la Asociación de Charros de La Herradura para el sábado 11 y domingo 12 de septiembre, bajo los más estrictos protocolos sanitarios.
Sus orígenes
La palabra “charro” tiene diversos orígenes: algunos señalan que proviene de Salamanca, España; otros del idioma vasco o andaluz, que puede significar “rústico”, “pastor” o “jinete”, la cual llegó a México con la Conquista, señala el historiador tamaulipeco Francisco Ramos Alcocer.
Este espectáculo, se cuenta, surgió para entretener a los hacendados de los grandes latifundios del estado de Hidalgo, reconocido como cuna nacional de la charrería y no Jalisco como muchos pudieran creer.
Poco después de la reforma agraria surge la charrería organizada con uniones, asociaciones o lienzos que se distribuyeron por todo el país, reconociéndose desde entonces como el deporte nacional por excelencia.
En México se practica en todas las entidades como es el caso de Tamaulipas, mientras que a nivel internacional fue adoptada por Estados Unidos en Texas, Illinois, Nuevo México, Washington, California, Arizona y Nebraska, sin olvidar Cuba.
Hoy en día, bien podría decirse que la charrería es todo un deporte nacional y una de las tradiciones más arraigadas entre jóvenes y adultos mayores, quienes portan un amplio sombrero y su chaqueta corta decorada.
Los jinetes que practican este deporte son reconocidos y admirados en México, al igual que sus compañeras, las charras, que realizan bellas escaramuzas al igual que los hombres, siempre montados a caballo y al ritmo de la música realizan una coreografía que les toma tiempo aprender, pues hay que dominar ese binomio equino y jinete.
EAS