Hacer paella para el chef hidalguense, Aarón Campos Ruiz, va más allá de sofreír mariscos, verduras y sazonar al punto exacto el arroz con azafrán, base y esencia de este platillo de origen español que lo ha llevado a participar en concursos internacionales en los que se ha traído la presea máxima.
Para Aarón, la paella le trae recuerdos inminentes de su infancia, de la curiosidad que de niño le traía ver un plato de arroz con “camaroncitos encima y muy caro, y que solo compraba mi mamá los fines de semana”, haber viajado a Valencia, España, y que ahora sea el platillo principal que ofrece en su restaurante Alikante 22, que cumplió 8 años y le ha traído satisfacciones, “aunque también preocupaciones y lágrimas en sus inicios”.
Su historia
Es como la de muchos emprendedores, aunque también la de pocos que han sabido sortear las adversidades y vencer miedos al iniciar un negocio, pero ahora Aarón está cosechando frutos gracias a su esfuerzo y dedicación, y actualmente es semifinalista en el World Paella Day Cup que se celebrará el 20 de septiembre en Valencia, España.
“Llevamos 8 años con el restaurante, ha sido un trabajo difícil y una constante sacarlo adelante y regresando la memoria hacia atrás, Alikante 22 empezó con una mesa para cuatro personas, una barra para tres, de ahí fue creciendo, nos hemos cambiado cuatro veces y hasta hoy, ya tiene un cupo para 100 personas", explica, mientras observa a detalle que cada mesa esté impecable y no haya huellas de dedos en ellas, todo en orden, limpio y en un ambiente espacioso, con luz y bien distribuido.
A sus 37 años, Aarón recuerda que la paella y él han estado unidos, “y siempre ha sido muy representativo en mi vida, ya que recuerdo cuando mi mamá compraba paella los fines de semana, así que decidí probar y el gancho fue abrir un bar de tapas”, explica.
Pero este paso lo dio después de trabajar en la Ciudad de México, tras egresar de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), y ante la inevitable naturaleza de negarse a recibir órdenes y poner su ética profesional en juego, por lo que regresó a Pachuca, su ciudad natal y con sus ahorros, logró iniciar su proyecto.
“No hubo de otra, más que abrir un lugar porque siempre he dicho que las cosas bien hechas se pueden lograr si uno las hace, pero siempre existe ese miedo de emprender, así que me regresé, me sacudí el miedo y abrí mi restaurante y lo hice gracias a unos ahorros que tenía.
“Me quedé sin un peso, si yo no vendía, me tenía que regresar caminando a mi casa, así fue por lo que fue un miedo grande, pero sabía que con el trabajo constante esto tendría que darse poco a poco, aunque consciente de que sería un camino difícil, aunque aún lo es, pero creo que los límites nos los ponemos nosotros mismos, pero los enfrenté y aquí seguimos”, rememora.
World Paella Day Cup
Ser seleccionado para ser semifinalista para participar en el World Paella Day Cup le trae esa adrenalina por el gusto de ganar y demostrar que en México, así como en Hidalgo, se pueden hacer grandes proyectos y bien hechos, “y ya tenía el antecedente de un concurso, con el evento mundial de paella, y ya sabía que los escogían de acuerdo al renombre, a veces desconoces quién es tu competencia, por lo que nunca te imaginas que puedes ser parte de ello, así que cuando llegó el correo para informarnos que habíamos sido semifinalistas nos dio emoción grande”, dice, mientras comparte una sonrisa con su esposa Dorlin Leiva, quien es cómplice en esa aventura.
“Me siento orgulloso porque no ha sido fácil, hay lágrimas, hay momentos que sientes un cierto enojo de decir por qué la gente no aprecia lo que le doy, porque mi producto es bueno, porque no lo aprecia.
“Hubo momentos en los que casi bajamos los brazos porque entre semana no vendía, solo los fines de semana y estoy pagando la renta local todos los días, y sí me bajó el ánimo de continuar, pero lo pensé y fue la mejor decisión.
“Todos los días estoy en el restaurante, porque es mi negocio, le tenemos cariño y el trabajo lo hacemos todos los días, sigo contestando el teléfono para los pedidos, también atiendo a las personas que van al restaurante, metemos mano”, dice.
Ahora con esta selección, en la que se elegirá con votos virtuales, para pasar a la final en la que competirá con otros chefs, "porque somos tres finalistas mexicanos que estamos compitiendo por el pase a la final y es mediante votos, vamos ganando, pero sobre todo, nos sorprende el cariño de la gente, los mensajes que mandan, sus votos, llamadas, y no lo imaginábamos, por lo que creemos que seguimos haciendo bien las cosas", expone.
La paella es ahora parte de los amores de su vida, junto a su esposa e hija, y tanto es este vínculo que tiene con este platillo que trae tatuado en su brazo izquierdo un platón de paella, “porque es parte de mí, de mi vida y seguiremos haciendo la paella con mi propio estilo, porque es parte de la magia que le ponemos al momento de hacerla y es lo que nos hace ser diferentes”, concluyó.