Cuando Svetlana Alexievich ganó el premio Nobel de Literatura el año pasado con “Voces de Chernóbil”, llamó a los ojos del mundo hacia una nueva ventana en la parte trasera: los relatos e historias de las víctimas y los protagonistas del desastre nuclear de Chernóbil.
Junto a ello desde la última década, la zona donde su ubicaba la planta nuclear, hoy semivigilada por la contaminación radioactiva, es también un atractivo para el llamado necro turismo. Sin embargo, este necro turismo amenaza gravemente con destruir las memorias que quedan en las zonas afectadas por el desastre, una región que poco a poco se ha visto afectada por la invasión del morbo y la curiosidad, y que mancha los vestigios de unos de los errores de la humanidad más grave y con mayores consecuencias.
Ángel Hernández así lo interpreta, y trata con respeto los registros de la memoria de los sobrevivientes y héroes de Chernóbil, de los vestigios de la irresponsabilidad, monumentos a la destrucción masiva. “Creo que hay un grave problema que está afectando áreas de estudios, de rescate de la memoria, de investigación, un enorme memorial que nos recuerda los errores” comenta Ángel Hernández, quien tras su viaje a la zona afectada en Ucrania, presenta el proyecto Crónicas desde el exilio.
Este nuevo trabajo de Teatro para el Fin del Mundo es una plataforma de investigación, intervención y creación escénica basada en los acontecimientos relacionados al desastre nuclear ocurrido en la región de Chernóbil, Ucrania durante el año 1986 y las interrogantes ante lo que se ha mantenido bajo el status de “accidente nuclear". Este trabajo se desarrolla con registros en la ciudades de Kiev y Pripyat, esta última la principal afectada, así como el sector de los reactores donde ocurrió a explosión.
Hernández viajó a Ucrania junto a la actriz mexicana Alicia Laguna a esta primera fase se ha visto integrado por una expedición de estudio y valoración a la llamada zona de exclusión contaminada aun por los efectos irreversibles de la radiación, generando una valoración especifica de espacios y objetos pertenecientes a las familias evacuadas durante la contingencia.
Aquí se hizo una revisión física en estos sectores, recomposición de sectores, crónicas testimoniales de familias y trabajadores de la planta nuclear conocidos como “Liquidadores” exiliados en ciudades construidas, y el análisis de la relación entre las generaciones actuales de Ucranianos frente al imaginario construido por la tragedia de Chernóbil a 30 años de haber ocurrido. De aquí, explica, surge “La caja Chernóbil” un proyecto que busca la recopilación de documentos, objetos y sonoridades de los antiguos y actuales habitantes de Chernóbil para ser articulados al interior de una caja practicable o modulo contenedor el cual será presentado en diversas ciudades.
Estos son objetos de ex-liquidadores y familias ubicadas actualmente en la ciudad vecina de Slavutich. La caja Chernóbil pretende ser instalada finalmente en la antigua ciudad de Pripyat, Ucrania. Kiev Cigarettes es un trabajo de creación dramatúrgica que busca reunir los puntos de vista, inflexiones y relatos específicos de las generaciones actuales de Ucrania en relación al accidente nuclear en Chernóbil y al reciente movimiento de Euromaidán.
La Casa Prypiat es una creación escénica sobre la memoria con familias que pertenecen aun viviendo en la zona de exclusión de Chernóbil. Familias para quienes el hogar representa un espacio de vida del cual nunca se han desarraigado. El lugar en donde han decidido morir. Un proyecto mayor, añadió, será a futuro un libro sobre los registros.