“No solo eres un hijo nacido de una madre india. Eres el heredero de un mundo milenario que ha sabido comandar a los dioses, que ha creado el día y la noche, el rocío de la mañana y el canto de las aves… En el ocaso de mi vida, quiero tomarme el tiempo de decirte de dónde vienes”, escribe Hernán Cortés a su hijo Martín al final de su vida.
Esta carta ficticia es la premisa de Memorias de Hernán (Grijalbo), del historiador Christian Duverger (Francia,1948), quien en entrevista con MILENIO reveló que “tomó” la pluma de Cortés para contar su historia, mezclando ficción pero todos los eventos que están en el libro son reales.
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—¿Hernán Cortés es mucho más complejo de lo que popularmente se conoce?
Él decidió integrarse en el mundo mesoamericano. Se creó una leyenda negra en realidad y es muy diferente de lo que cuentan los libros de texto en México. Lo rarísimo es que sigue vigente en el siglo XXI, eso es incomprensible porque no es historia, es realmente una visión totalmente ideológica que no se apega a la realidad de los hechos.
—¿Cortés no es el malo de la historia?
Es un hombre moderno para su época, es un republicano antimonárquico y es capaz de entender al otro. Hizo un análisis de la situación en las islas porque radicó durante 15 años en las islas de Santo Domingo y Cuba. Se dio cuenta de que la actuación de la corona era un camino sin salida, un fracaso. Entonces inventó una manera de proteger a México, que sería el paso siguiente. No fue el malo y realmente no fue una conquista porque nunca entró con un ejército y armas. Cortés era un escritor, es la faceta indispensable para entenderlo.
—¿Memorias de Cortés es un cruce entre la reflexión histórica y la literatura?
Tomé la idea de seguir algo que hizo Marguerite Yourcenar, quien escribió memorias ficticias de Adriano. Entonces, yo tomo la pluma de Cortés, lo que implica una transferencia de psicología y eso me permite armar una reflexión sobre el mestizaje que está en el corazón del proyecto de Cortés y sobre la relación de la literatura con el poder. La carta que le escribe a su hijo es ficticia, pero eso me permitió entrar en su personalidad y presentarlo un poco diferente de lo que se conoce aquí en México. Hernán, al final de su vida, tuvo el intento de escribir sus memorias pero no pudo, obligándolo a inventar un narrador ficticio y yo tuve la idea de hacer lo que hizo Cortés, escribir una novela donde todo es verdad, nada más que el narrador es ficticio.
—¿Cómo fue adentrarse en su mente?
Hay muchos documentos de la época como cartas familiares, íntimas, cartas a su abogado, etcétera. Me ayudaron mucho a reconstituir la personalidad de Cortés, pero es cierto que cuando uno escribe pone mucho de sí mismo, entonces hay elementos de la vida de Cortés que no me gustan, por ejemplo, su gusto por el juego y una cierta forma de violencia y eso lo borré, no me gusta describir la crueldad.
—En la novela, Cortés muestra fascinación por esta tierra.
Es cierto, eso no lo invento, está presente en la “Segunda Relación”, que es un himno. Es increíble ver cómo este (hombre) vencido de la noche triste puede escribir una carta de amor a México, a sus habitantes, a su cultura y también es algo que comparto con Cortés, porque me fascinó tanto México que desde hace 50 años radico aquí y dediqué toda mi vida a estudiar su historia, y es una especie de parentesco literario que nos une.
—Su vida tiene una dramaturgia poderosa.
Por eso es una novela que no agrega ningún elemento novelesco e inventado, porque la vida de Cortés en sí, es una novela con múltiples episodios. Además mi libro claramente describe la relación de Cortés con Malinche como una historia de amor, me gusta más contar una historia de amor que describir la violencia.
—¿Considera que Memorias de Hernán provocará que más gente se acerque a una figura tan polémica?
Sin duda, la elección de hacer una novela es para abrir la temática de Cortés a un público más amplio y no reducirlo a un público de historiadores o de aficionados a la historia. Va a permitir la difusión de esa visión de Cortés que suaviza mucho la historia de México. Es el Cortés humano el que está detrás, lo que se explica cuando habla con su hijo, le cuenta cosas de su vida de hombre y es mucho más humano.
—¿Con esta novela acaba su larga relación con Cortés?
Nunca se acaba el campo de la investigación. Yo hice una larga investigación y descubrí varios documentos sobre él, como cuando fui hasta el archivo del Vaticano para ir a buscar elementos y encontré muchos que comprueban que lo que nos cuenta Cortés en sus escritos es muy apegado a la verdad, lo que significa que sí hay mucha documentación que falta por encontrar, pero el problema es que nadie se dedica a eso (risas), solo yo.
Christian Duverger nació en Burdeos, Francia. Es doctor por la Universidad de la Sorbona. Fue consejero cultural de la embajada de Francia en México. Se ha dedicado al estudio del México prehispánico y virreinal y ha realizado trabajos arqueológicos en nuestro país.
Entre sus publicaciones se encuentran 'El origen de los aztecas', 'La conversión de los indios de la Nueva España', 'Mesoamérica. Arte y antropología', 'El primer mestizaje. La clave para entender el pasado mesoamericano', una edición del 'Diario de a bordo' de Cristóbal Colón y Los dos volúmenes de Vida de Hernán Cortés.
PCL