Christopher Wheeldon (Reino Unido, 1953), la mente creativa que estrenó la versión en ballet de Como agua para chocolate en Broadway, presentó en Xcaret El mundo de Wheeldon, una selección de las obras que lo definen, incluido un fragmento del musical Un americano en París y piezas de Gili Schwarzman y Karl Jenkins que contaron con la intervención de bailarines mexicanos.
Su presencia en Paax le permitió compertir detalles del proceso creativo de Como agua para chocolate, desde su encuentro con la escritora Laura Esquivel hasta su montaje en Nueva York.
“Decidimos ir a un lugar más abstracto para tratar de capturar un poco más de la esencia de las cosas que eran importantes para Laura en el libro. Uno de los retos es que en la película siempre están cocinando y eso lo llevamos al ballet, a través de mesas, cada escena tiene una mesa, hay siete mesas en el ballet, para mí es importante que mostremos que la mesa es el lugar de origen donde todos se reúnen, un lugar de tradición”, explicó Christopher.
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“El mayor desafío fue descubrir, a través del movimiento, cómo trasladar la historia y no ser culturalmente inapropiado, hay mucha influencia de la música mexicana, la música es como parte de un ritual y ahí es donde el equilibrio se convirtió en un desafío y era importante que nosotros”, agregó, respecto al montaje de esta historia presentada por el American Ballet Theatre y que llegó hace unos días a la Metropolitan Opera House de Nueva York.
Un artista para todos
Wheeldon se unió a los Talks Paax, un espacio dentro del festival creado para conocer más de cerca a los artistas, a través de charlas con el público en las que comparten sus experiencias. El coreógrafo en residencia recordó lo complejo que fue montar, como director y coreógrafo, el musical de Michael Jackson.
“Con Michael Jackson querían algo diferente, no solo querían un concierto tributo, querían algo que explorara el arte de Michael Jackson. Sabemos todas las complejidades de la historia de su vida y la tormenta que lo rodeaba como hombre, pero el enfoque realmente debía ser explorar el arte. Michael entendía la música como una recopilación de inteligencia de diferentes fuentes y luego crear algo tan único y hermoso, tocó a todos en el mundo”, dijo.
“Puedes decir lo que quieras sobre Michael Jackson, pero en esta sala todos lo conocen, todos conocen 'Thriller' y no importa en qué parte del mundo estés, puedes estar en un pequeño pueblo de África con una radio y ahí conocen la música de Michael Jackson. Es uno de los pocos artistas que toca a todos los seres humanos y por eso creo que el programa es exitoso, cada noche es un momento de conexión, es realmente hermoso”, agregó el director.
Las obras de su vida
“Que honor estar de regreso aquí en Xcaret en el Festival Paax con mi hermana y compañera artística Alondra de la Parra, con la increíble Orquesta Imposible. Como coreógrafos, es un privilegio hacer de la música algo visual, somos pintores de música. Las historias que se cuentan en los ballets de esta noche no son una historia real, pero sí un paisaje que creamos para que lo imagines”, dijo Wheeldon, previo a presentar la primera pieza de Tchaikovsky.
Minutos después, el coreógrafo en residencia regresó al escenario para presentar su segunda pieza: "Retrato. La historia del Gran Zhimao", creada por Gili Schwarzman.
“Siempre he estado fascinada por las masas y cómo los líderes se ganan el poder y cómo nos venden las ideas que nos quieren vender; esta es la historia de un líder que encuentra una forma de manipular los subconscientes”, explicó Gili Schwarzman, al público.
La historia del Gran Zhimao fue interpretada por un cuarteto del Joffrey Ballet, que incluyó a los bailarines mexicanos Anaís Bueno y José Pablo Castro Cuevas, en compañía de Amanda Assucena y Alberto Velázquez. Para coreografiar la música de este Pas de quatre, Wheeldon invitó al japonés Yoshihisa Arai, graduado en la Royal Ballet School que cuenta con roles en compañías como el Paris Opera Ballet y el Northern Ballet, por mencionar algunos.
En seguida, Palladio, una obra musical de Karl Jenkins, hizo brillar a Fabrizzio Ulloa, el joven bailarín mexicano a quien Wheeldon ha descrito como la gran promesa del ballet, “tiene 16 años y ganó el primer premio en la competencia de ballet Prix de Lausanne en enero pasado, como podrán darse cuenta aquí, hay un gran futuro para el ballet mexicano”, dijo el coreógrafo, previo a que un espontáneo aplauso le diera la bienvenida a Fabrizzio.
El mundo de Wheeldon continuó con "The two of us", una pieza de Joni Mitchell con arreglos de Gordon Hamilton y coreografía del propio Wheeldon. Después de un breve intermedio, los mexicanos Anais Bueno y José Pablo Castro Cuevas volvieron al escenario del Salón Diego para entregar el "Pas de deux" de Anna Karenina; la presentación cerró con un fragmento de Un americano en París y la participación de los bailarines Sara Mearns y Robbie Fairchild.
Un americano en París está inspirado en la película del mismo nombre y tras su estreno en Broadway obtuvo cuatro Premios Tony, incluido el de Mejor Coreografía para Christopher Wheeldon. La versión escénica es protagonizada por la estrella del New York City Ballet, Robert Fairchild, quien trabajó muy de cerca con Wheeldon, porque además de coreógrafo es director de la obra, algo que le implicó un reto, ya que “no había trabajado con actores antes”, recordó Christopher Wheeldon, días antes de la presentación en el Festival Paax GNP.