“Hubo golpes para entrar a ver la Naranja Mecánica” y “Tumultos para ver la Naranja Mecánica”, fueron algunos de los titulares de enero de 1974 cuando la cinta de Stanley Kubrick se exhibía en la Cineteca Nacional de México, que el 17 de enero cumplió 46 años de ser un referente de la difusión y preservación del séptimo arte en México.
La primera sede de la Cineteca fue inaugurada en principio en los Estudios Churubusco, ubicados en la Calzada de Tlalpan en 1974, cuya primera función fue la película de El Compadre Mendoza, de Fernando Fuentes de 1933. De acuerdo con Raúl Miranda en su texto La Primera Cineteca: viaje al neolítico de los 70, este recinto fue referente del cine.
“La Cineteca se había convertido rápidamente en el centro de la cultura fílmica del país, enclavado en un entorno de colonias de clase media, cerca del Metro Anaya, que siempre agradecieron los defeños cineros”.
Esta primera Cineteca estaba compuesta por dos salas de exhibición permanente y una más para uso interno, además de una galería, una hemerobiblioteca especializada en cine, “en la que convivían libros sobre el cinenovo con monografías ilustradas de Pat Boone, cantante y compositor estadounidense célebre en los 50 y 60; cuatro bóvedas y un laboratorio de examinación, conservación y reparación de películas. Había una cafetería Wings y la famosa librería Eureka”, relata Raúl Miranda.
Las dos salas, Fernando Fuente y el Salón Rojo, tenían un aforo de 700 personas, en la que a lo largo de ocho años se exhibieron películas y ciclos de cine internacional.
Raúl Miranda refiere que esta zona era de las más concurridas por los cinéfilos, que se podían identificar porque principalmente eran jóvenes “ataviados con pantalones Topeka y zapatos de tacón volado que gustaban ver películas sui generis: Un perro andaluz (Buñuel, 1928), Cul de sac (Polanski, 1965), por citar algunos ejemplos”.
Entre sus múltiples tareas que tenía la Cineteca, estaba el programa de Cine Móvil que consistía en enviar unidades móviles de cine a visitar comunidades donde no tenían salas de proyecciones, ni siquiera luz eléctrica, el objetivo era proyectar “buen cine mexicano”. En 1976 el programa inició con un programa piloto de tres camionetas que recorrían tres comunidades diferentes, de acuerdo con Audrey Young en su texto Cine móvil, contenido en el libro Cineteca Nacional. 40 años de historia/1974-2014.
“Las camionetas viajaban todo el día de pueblo en pueblo colocando su equipo para las funciones de cada noche. al mismo tiempo hacían documentales en super 8 acerca de aquellos que asistieron a las funciones. Una investigación posterior reveló también los negativos originales en estantes de las bóvedas de la Cineteca, al parecer sobrevivieron al incendio porque estaban en el laboratorio. Convirtiéndose así, de todas las películas hechas por la Cineteca antes del incendio, en los únicos elementos originales en existencia”.
Pero este espíritu de cultura cinematográfica al sur de la capital se ensombreció ocho años más tarde, cuando el 24 de de marzo de 1984 se registró alrededor de las 18:50 horas el incendio que hizo cenizas 6 mil 506 películas, 2 mil 300 guiones, además de 9 mil 278 libros y revistas sobre el séptimo arte.
El siniestro ocurrió la tarde de un miércoles mientras se proyectaba La tierra de la gran promesa de Andrzej Wajda. El humo invadió las salas, los encargados llamaron a los bomberos y desalojaron las salas, minutos más tardes una explosión aumentaría las llamas.
Notas periodísticas y testimonios de quienes presenciaron cómo las llamas devoraban años de trabajo dieron cuenta de esta tragedia para el cine mexicano.
“¡Simón!, era cierto, la Cineteca Nacional en su totalidad ardía y era consumida por las llamas. La tragedia que destruyó una buena parte de la memoria fílmica nacional, consternó al mundo entero amante del cine (hubo regaños internacionales)”.
“La noche más triste para los cinéfilos.. fue la de anoche”, dijo el reconocido director Emilio, El Indio Fernández.
Las pérdidas fueron invaluables desde el punto de vista cultural, incluso se decía que las llamas consumieron cintas como El llanero solitario o los dibujos originales de Eisenstein durante su estancia en el país.
Datos oficiales indican que este incendio que duró alrededor de 16 horas además de las pérdidas materiales, dejó siete muertos y 50 heridos. Tras las labores de rescate la Cineteca realizó una comitiva para buscar entre los escombros aquello que se podría rescatar.
Hay al menos dos teorías sobre la causa del incendio, una de ellas considerada conspiracionista, que indica que el gobierno de entonces buscaba borrar registros de movimientos sociales y otra, sobre la peligrosidad de los materiales que se almacenaban las cintas de nitrato de plata.
Desde el incendio y hasta la inauguración de la nueva sede en la que colonia Xoco, la Cineteca estuvo de manera temporal en un recinto de la calle Orizaba 139 en la colonia Roma durante durante el año de 1983.
El 27 de enero de 1984 se abrió la nueva sede que tenía dos salas más, por lo que sumaban cuatro con capacidad de 560 espectadores, además de un departamento de documentación y una librería.
Esta nueva etapa trajo también nuevas actividades como la Muestra Internacional de Cine, el Foro Internacional de Cine, los ciclos temáticos y retrospectivas.
Con la donación de los vestidos de Dolores del Río por parte de su esposo, la Cineteca se dedicó también a proteger objetos vinculados al desarrollo del cine, que dan cuenta del periodo en que se realizaron determinadas cintas.
En 2011, la Cineteca Nacional tuvo una modernización que concluyó en 2012, que incluyó la construcción de más salas más cuya capacidad es para 180 personas cada una, con lo que actualmente suman 10, además un foro al aire libre y la renovación de mobiliario.
Actualmente, su acervo fílmico es de más de 17 mil 750 copias en 35 milímetros y 16 milímetros, positivos y negativos; también resguarda fotografías, fotomontajes y carteles, entre otros.
En este material se encuentran rollos donados en la década de los 80 por el American Film Institute de acontecimientos ocurridos entre 1910 y 1915 de la Revolución Mexicana. Además de materiales del Archivo General de la Nación, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), de noticieros acerca de eventos deportivos religiosos sociales y de festividades religiosas, que son importantes para la memoria nacional.
En 2014 se creó el Departamento de Extensión Académica, que organiza cursos y talleres sobre el séptimo arte impartidos por especialistas.
Es así como la Cineteca Nacional de México se convierte en referente sobre la cinematografía, cuyos pasillos y salas han sido testigos de la presentación de cintas célebres, así como artistas y directores reconocidos que acuden a difundir su trabajo.
También en un espacio preferido por capitalinos cinéfilos principalmente, que acuden en solitario, con la pareja o los amigos para disfrutar algunas de las cintas que se exhiben en algunas de sus salas.
Datos de la propia Cineteca indican que en promedio ha tenido 1 millón 400 de visitantes por año.
¿Qué experiencia tienes en la Cineteca Nacional? ¿Conocías la historia de sus dos sedes?
EB