Negros Mascogos, cultura que impulsa el turismo en Coahuila

En el poblado de El Nacimiento podrás disfrutar del sabor y la tradición culinaria de los platillos típicos del único grupo afrodescendiente del estado.

La comunidad se estableció a 31 kilómetros de la cabecera municipal. (Rolando Riestra)
Editorial Milenio
Múzquiz, Coahuila. /

Ubicado a 40 kilómetros al noroeste del municipio de Melchor Múzquiz, Coahuila, parte del poblado de El Nacimiento se mantiene cerrado debido a que es el hogar de la tribu Kikapú, pero no así para la reservación que habitan los Negros Mascogos, único grupo afroamericano del estado que se estableció a 31 kilómetros de la cabecera municipal en el mismo poblado.

Con un concepto culinario denominado El Maná del Cielito, Laura Herrera, representante de la comunidad, indica que se pretende recuperar el sabor y la tradición culinaria ofreciendo platillos típicos, algunos de los cuales se han adaptado o tropicalizado para el gusto del paladar local.

En una gran palapa de la cual cuelgan hamacas, se mantienen dispuestas las mesas donde se sirven los platos tradicionales de los mascogos que incluyen el soske (atole), el tetapún, que es un pan hecho con camote, las empanadas de calabaza o piloncillo cocinadas en aceros que son calentados con carbón, y el pan de maíz procesado con mortero.

Frente a un té elaborado con canela, anís, clavo, jengibre, limón y flores de jamaica, mismo que los abuelos compartían después de la misa, Laura refiere que el gobierno de López Obrador se fijó en ellos y les destinó recursos por vez primera, con lo cual avanzaron en el proyecto turístico que incluirá un hostal que hoy se encuentra en obra negra.

“Mi abuela se llamaba Gertrudis Vázquez, 'Mamá Getchu'. Mi abuela siempre recibió a todo mundo, a mamá le encantaba que la gente viniera, los recibía y los hospedaba. Ella vivía en estas casitas de adobe, pero los dejaba quedar en casas de campaña porque era para recibir a la gente, les ofrecía de comer, que el cafecito y de lo que tuviera”.

Laura apunta que muchas historias que fueron grabadas para la elaboración de documentales o que derivaron en las investigaciones realizadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia o la propia Universidad Autónoma de Coahuila, se deben a que su abuela mantenía las puertas abiertas de su hogar.

Ejemplo de ello el documental cortometraje ganador en Cannes, “Gertrudis Blues”, dirigido en el año 2002 por Patricia Carrillo que presenta a la matriarca de 80 años en el poblado de El Nacimiento contando las historias que ella recibió de su madre y otros antepasados que vivieron el desplazamiento forzado para escapar de la esclavitud.

“Nosotros siempre habíamos visto eso, que atendía a todo mundo, mi mamá se hizo viejita y murió el 8 de enero de 2004, y mi hija se integra en el movimiento para el reconocimiento constitucional de los pueblos negros. Ella se llama Dulce Herrera, y de hecho trajo la sede aquí en el 2018, se trajo a representantes de más de 10 regiones y juntó a las legislaciones y después de esto, finalmente el año pasado, en agosto, se da el reconocimiento constitucional de los pueblos negros”.

Fue el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), la institución encargada de citar al XIX Encuentro de Pueblos Negros convocado por México Negro, A.C. y el Comité Organizador de El Nacimiento en Múzquiz, Coahuila, donde las organizaciones se enfocaron en sacar adelante los trabajos para obtener el reconocimiento constitucional de la población negra en el año 2019.

Dicha reunión sostuvo tres ejes estructurales a abordar: el reconocimiento constitucional del pueblo afromexicano; la realización de un censo de población y campaña de sensibilización para erradicar la discriminación, y el impulso al desarrollo económico, cultural y social de las comunidades en la república mexicana.

“Este fue un logro muy importante para Coahuila, para Múzquiz y para nosotros porque por primera vez nos integramos en este movimiento. Cuando mi hija se involucra, se comienza a interesar en todo lo cultural. Nosotros por tradición recibíamos también sin saber realmente lo que estábamos haciendo pero te voy a decir, no sabíamos quiénes eran las personas. Tú venías o venía cualquier persona y para nosotros todos eran iguales”.


Así llegaron periodistas, estudiantes, turistas y curiosos. Pero en el año 2015 cuando Dulce Herrera se integra al movimiento de visibilización, se traslada Oaxaca para acudir a un encuentro de pueblos negros y regresa con una propuesta. Le dijo a Laura que continuaran con la tradición que forjó Getchu pero ofreciendo los servicios para fomentar el turismo gastronómico.

De esta forma se abrieron las puertas de la reservación para recibir a los jóvenes provenientes de la Universidad Nacional Autónoma de México, a la Universidad de Oaxaca, presentando además su cocina en la capital de Coahuila, recibiendo en El Nacimiento a la esposa de Carlos Salinas de Gortari, Ana Paula Gerard.

“Aparecimos en un libro y fuimos a la Universidad La Salle en Saltillo, hemos estado recibiendo a todo mundo y toda la gente sabe. Preguntan dónde se pueden quedar en El Nacimiento, y les dicen, con Laura y Dulce. No ha sido una acción premeditada, solamente que la gente que venía a buscar a Mamá, porque no venían a buscarnos a nosotras, se puede seguir quedando”.

Del acero al mortero

A finales del 2018 los negros Mascogos tomaron notoriedad nacional y la Secretaría de Cultura Federal anunció que su cocina fue revalorada por antropólogos del INAH. Fue en el IV Encuentro y Seminario Cocinas en México, dedicado a la comida tradicional de tercera raíz, que se incluyó a la tribu de los negros Mascogos de Coahuila.

Con una exposición denominada “Entre el mortero y el acero. La cocina mascoga” se buscó sensibilizar sobre la presencia en el noreste de México de poblaciones afrodescendientes.

El INAH refiere que si bien la historia de las personas africanas en México se remonta al siglo XVI, cuando junto con los españoles comenzaron a llegar al país provenientes de África para trabajar en las enormes plantaciones, ranchos o zonas mineras del virreinato como esclavos, la presencia de los negros mascogos ocurrió más tarde.

Su presencia se relaciona así con el “Sendero de Lágrimas” que vivieron “indios americanos”, es decir, la búsqueda de libertad en la colonia española, las Guerras Seminolas y las relaciones en el proceso de emancipación en Estados Unidos, así como transfronterizas que separan Coahuila y Texas, entre otros procesos históricos.

La antropóloga Yesenia Peña Sánchez, quien trabajó una investigación para el INAH, explica en documentos que a finales del siglo XVII y principios de XVIII, ante las condiciones de explotación en que vivían los esclavos negros en plantaciones, principalmente de algodón en Carolina del Sur, Georgia y Alabama, huyeron hacia el sur.

En su camino comenzaron a convivir con indios americanos, conocidos como seminoles (cimarrones en alusión a su estado silvestre o fugados) con quienes participaron en guerras y desplazamientos.

Una vez que La Florida dejó de ser colonia española y se anexó a Estados Unidos, aquellos grupos de negros participaron en subsecuentes conflictos conocidos como las Guerras Seminolas, por su oposición al operativo que tenía por objeto la reubicación de las tribus de Florida al Indian Territory propuesto.

La investigación de Peña Sánchez establece que fue en 1850 cuando los mascogos entraron a territorio mexicano, donde ya había sido abolida la esclavitud, para solicitar amnistía, junto con tribus de seminoles y kikapúes, los primeros, con el fin de evitar el yugo de la esclavitud, y los segundos, su reducción.

En años posteriores se les concedió, pero antes tuvieron que luchar contra los llamados “indios bárbaros”. La tribu de negros mascogos vive desde mediados del siglo XIX en la colonia El Nacimiento dentro de la región Carbonífera de Coahuila.

La investigadora apunta que en el año 2012 la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas les otorgó la cédula de identificación como afrodescendientes y en 2017, el entonces gobernador, Rubén Moreira, decretó su reconocimiento como grupo étnico de Coahuila.

Se abren al mundo y al comercio

El profesor y director de Cultura del ayuntamiento de Múzquiz, Pedro Maltos, apunta que la situación de la tribu afromexicana en Coahuila es estable pero han llegado al punto en que deben abrirse al mundo y para ello idearon un proyecto de turismo culinario. 

“Cuando iniciamos con este pequeño changarrito, vendíamos la comida en el suelo, Vinieron personas y le dije ‘Mija, ¿a dónde vamos a llevarlos? ¿Los llevamos al río y cocinamos ahí en el suelo?’ Así lo hicimos, pusimos tapetes y las hormigas se portaron bien lindas, llegaron y los acariciaron. Después vinieron los de Pueblos Mágicos y aquí se hizo la comida también. Vino la esposa de Carlos Salinas que estaba haciendo un libro de todo el país y aquí también le cocinamos”.

Fueron madre e hija quienes se dieron a la tarea de rescatar las recetas, pero tuvieron que hacer ajustes en cuanto a la presentación. Laura citó como ejemplo el chile seminol, que es un mixto de queso con carne, y el taquito mascogo, a base de carne con queso y frijoles.

Ellas debieron pensar en un taco porque los abuelos mascogos llegaban de las labores y revolvían los frijoles, la carne y el queso y lo comían todo con tortillas de maíz. 


Laura dijo que la idea del negocio la impulsó su hija, quien luego se fue. Ella siguió vendiendo en el suelo, luego en viandas desechables. El negocio creció hasta tener un carrito y luego un techo y ahora con un apoyo del programa Bienestar del gobierno Federal por 120 mil pesos, se pudieron hacer de una cocina y hoy se piensa en tener en un sitio de hospedaje.

Si veo al presidente Andrés Manuel López Obrador yo lo beso, te lo juro, porque nunca habíamos tenido un apoyo, nada. No sé si es porque amo a mi presidente o porque nos visibilizamos después del reconocimiento constitucional afroamericano, pero no hubo filtros o intermediarios, fue directo el apoyo porque nadie sabía que estábamos en El Nacimiento.

“Queremos crecer pero estamos preservando y rescatando. Las autoridades o quien sea que nos pueda apoyar para tratar de preservar es bienvenido porque queremos mantener nuestra cultura, desde la gastronomía hasta los cantos tradicionales”.

EGO

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