Con 422 sitios arqueológicos registrados y 50 más en proceso, el personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia en Coahuila mantiene un trabajo de conservación y sensibilización para que las personas que realizan turismo en las zonas, no violenten los espacios o cometan el delito de saqueo con fines de tráfico de piezas.
Este jueves 18 de abril se conmemora el Día Internacional de los Monumentos y Sitios, y en la entidad se tienen zonas arqueológicas de relevancia nacional como La Cueva de la Candelaria, motivo por el cual se exhorta a la población a velar por la preservación de la historia de los primeros habitantes, evitando alterar los vestigios al rayar los paneles rupestres o peor aún, excavando y saqueando las zonas.
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“En el mapa de Coahuila hay un vacío en la parte noroccidental. ¿Qué tiene que ver con los sitios? Justo los registros están concentrados cerca a las poblaciones o a las vías de comunicación. Todo ese pedazo, arriba al lado izquierdo, donde tenemos menor cantidad de sitios o donde no hay sitios registrados, es el desierto de Ocampo donde no hay carreteras, no hay poblaciones, hay ejidos muy pequeños, sólo está la terracería que va hasta Boquillas del Carmen. Es un sitio de híper difícil acceso.
“En contraparte hay concentraciones muy claras: alrededor de Saltillo están todos los sitios que les encantan a los saqueadores y que trabajó Cristina Martínez y otros arqueólogos a finales de los noventa y principios de los dosmiles; está la concentración de La Laguna que principalmente la trabajó Leti González y algunos sitios yo, y toda la concentración de la parte central de Cuatro Ciénegas, que son los que trabajamos nosotros también”, explicó el arqueólogo Yuri de la Rosa Gutiérrez.
Asimismo dijo que en Coahuila se tiene una situación particular por las propias características de los sitios arqueológicos y su ubicación. Al tener contextos de cazadores recolectores, cualquier cueva en el monte o sierras podría tener vestigios, lo que resulta difícil de proteger.
“Tenemos más de 400 sitios registrados oficialmente pero conocemos al menos otros 50 más que no tienen el registro completo porque sólo se ha visitado una vez o porque se realizó una denuncia. En ese sentido es muy difícil proteger los sitios arqueológicos dadas las características, no podemos poner un policía en cada cañón, yo qué más quisiera, casi casi un policía por cueva pero eso es humanamente imposible”.
Aunque se cuenta con una ley y existen lineamientos, el personal del INAH refuerza la idea del patrimonio cultural y su protección a través de talleres de sensibilización para que, al conocer el patrimonio, los habitantes sepan de su valor. De la Rosa Gutiérrez mencionó que, aunque por momentos se avanza en el tema, los datos recientes confirman que de manera permanente se deben realizar las campañas.
“Tenemos casos recientes tanto de vandalismo, de afectación con grafitis en pinturas o en sitios o de plano saqueos donde la gente va y extrae piezas es lo más común. Si nosotros tuviéramos zonas arqueológicas sedentarias y que pudiéramos cercar y proteger sería más fácil, pero aunque tuviéramos todo el personal y fuéramos 400 arqueólogos en el centro INAH Coahuila, no podríamos proteger los sitios por las propias características y de eso nos dimos cuenta desde el principio.
“Entonces, ¿qué fue lo que hacemos? Apelamos a la educación de la gente, a veces pega, a veces no y hay gente que por más que le dices, como saqueadores conocidos que ya han tenido sanciones, siguen haciéndolo de formas disfrazadas, burlando la ley. Uno apela a la ética y moral respecto al patrimonio y lo histórico pero hay gente a la que le vale queso”.
El arqueólogo dijo que en ese tenor existen los autollamados coleccionistas “que se aferran a las piezas”, y otros que ya son considerados traficantes y que venden lo que extraen. Pero quienes no tienen justificación son los habitantes de las ciudades que, incluso con preparación académica, asaltan los sitios.
“Al ejidatario que se encuentra una pieza y la vende por algún motivo no lo podemos meter en la misma clasificación que a los saqueadores ni a los coleccionistas. Yo siempre he dicho que las personas que viven en las ciudades y van al monte son los verdaderos saqueadores porque el ejidatario, son sus terrenos, los conoce desde hace mucho tiempo pero llegan personas a ofrecerles dinero y ellos ven una posibilidad de ingreso. Y para cualquier persona que vive en pobreza extrema cualquier ingreso es bueno”
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