Ronaldo dice que en Huehuetla le bailan al diablo con la danza del fuego y que los –comanches, hombres con el rostro cubierto, penacho de plumas y vestidos de corcholatas– lo atraen con el sonido.
Cuenta que allá se celebra al dios del mal, al diablo, donde los hombres –descalzos y vestidos de rojo– cruzan el fuego custodiados por los comanches y se sacrifican para que al pueblo le vaya bien en la cosecha, la salud y la vida.
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Ronaldo Sevilla es integrante de la comparsa que este año desfila junto a muchas otras en “La magia de los carnavales de Hidalgo” en la ciudad de Pachuca, son más de dos mil personajes entre comparsas, bandas de música y escuelas.
A partir de este mes y hasta abril, en distintas regiones del estado se celebran los carnavales previo a la Semana Santa, pero antes una muestra de esos carnavales desfila por las calles de Pachuca, donde se muestra el color y el folklor de la Sierra y la Huasteca.
La comparsa de Chapulhuacán encabeza el desfile. Son hombres con máscaras de madera de viejitos.
Antes de empezar queman el gabinote, un muñeco de trapo y mientras arde entre el fuego los hombres bailan sobre él acompañados de música de viento.
Gonzalo Martínez dice que el gabinote representa al diablo y al quemarlo lo han vencido y viene la renovación. El contingente toma la avenida Revolución y llegará hasta plaza Juárez pasando por el Reloj Monumental, pero eso será en dos horas.
Antes las comparsas desfilan por las calles de la ciudad acompañadas de música con el rostro cubierto de máscaras de viejitos, charros, diablos, luchadores y monos.
Gritan, bailan, saltan y se divierten. La gente los mira, les toma fotografías y los graba en video.
La Auténtica Banda El Cielo Azul ameniza las primeras comparsas. Hay aplausos de la gente que mira el carnaval desfilar por las calles y los hombres disfrazados regalan dulces a los presentes.
Entre el contingente avanzan los cuernudos de Calnali. Son hombres y mujeres vestidos de vaqueros, con el rostro cubierto de un pañuelo con la cara roja del diablo y enormes dientes blancos. Su cabeza la cubren con sombreros de los que salen grandes cuernos. Entre sus manos llevan manganas.
Sus espuelas chocan con el suelo, saltan, gritan y bailan al son de la música de banda que los acompaña.
Miguel Ángel Marañón dice que los cuernudos son una fusión del diablo y el vaquero que representa el mestizaje tras la conquista de los españoles y que los cuernos son por los venados de su región.
Cuenta que en Calnali a los cuernudos se les llama matlachines, son quienes danzan en el carnaval.
Los cuernudos avanzan por las calles entre gritos, baile, el sonido de sus espuelas, con sus enormes colmillos con cara roja de diablo y sus grandes cuernos.
Es jueves por la tarde y las nubes ocultan el sol. Aún es invierno y el viento sopla frío, pero los mecos, hombres con solo un short de manta y huaraches, resisten ese frío. Los mecos son la comparsa del carnaval de Huautla. Tienen el cuerpo pintado de barro, usan penacho, en la mano derecha llevan un palo y en la izquierda un cuerno.
Bailan y gritan con la música de viento. Hacen sonar sus cuernos y pelean con los palos. “Los mecos se pintan con tepetate, pemoche y tizne, es la tradición de Huautla”, cuenta el señor Placido Flores, de 70 años, quien acompaña la comparsa.
Dice que los mecos se pintan para que el diablo no los reconozca y no les pase nada.
–Y si los descubre el diablo ¿qué pasa?–Se los lleva.
Los mecos gritan y bailan. La gente los mira y les aplaude. Entre el barro se ocultan del diablo.
La comparsa de Metztitlán son hombres vestidos de charros con máscara de madera barbada, están los naranjeros de Alfajayucan y un grupo de diablos enmascarados.
La gente le silba a dos hombres vestidos de mujer que van en el desfile. Los hombres, de vestidos rojo y negro se contonean y la gente ríe. El frío arrecia.
Un grupo de jóvenes de mujeres grita al ver a los hombres con máscaras de diablos. Gritan y enseguida ríen. En el fondo vienen los mineros de Zimapán.
Cae la tarde y las comparsas, la música, el viento y el carnaval se ahogan en Plaza Juárez.