Los Auténticos Decadentes, la fiesta como forma de vida

FIC 2024

En el Festival Cervantino, la banda argentina recorrió sus éxitos ante cientos de fans que no dejaron de saltar en la Alhóndiga de Granaditas.

La banda argentina convirtió en una fiesta la noche cervantina | Ariel Ojeda
Guanajuato /

Un salto detonó la marea. El de Cucho Parisi. A las 20 horas, el vocalista de los Auténticos Decadentes tomó el micrófono y dio ese brincó al comenzar a cantar Somos que hizo que sus fans, que atiborraron la explanada de la Alhóndiga de Granaditas, dejaran, por segundos, de tocar el suelo, y así una y otra vez.

La comparsa comenzó y se extendió no solo entre los que alcanzaron boleto, también en aquellos que llenaron la 28 de septiembre, calle paralela al histórico recinto guanajuatense, para, desde mayor distancia y menor comodidad, gritar “Somos como somos, decadentes así somos”.  

Para disfrutar de la banda argentina que lleva más de 30 años activa y que ha convertido sus canciones en himnos y porras que abanderan a los principales equipos de futbol de Latinoamérica.

Foto: Ariel Ojeda

Foto: Ariel Ojeda

¿Cómo fue el concierto de los Auténticos Decadentes en el Cervantino?

Bienvenidos a la decadencia”, soltó Parisi, vestido con un saco negro con detalles jocosos y un sombrero vaquero, antes de cantar Cómo me voy a olvidar y Pendeviejo. Clásicos que echaron más leña al fuego de la emoción.

No hubo calma. Con Los piratas la noche aumentó su calor, y la gente alzó sus manos para seguir ese ritmo arrabalero que puso frenético a ‘El Frances’ Bernardou, percusionista y fundador de la banda, que corrió de un lado al otro del escenario.

“Buenas noches, queridos amigos de Guanajuato. ¿Cómo está esa hinchada que no se escucha? Estamos muy contentos de estar en este festival, pero más que nada estar con ustedes tan cerca. ¡Desde Buenos Aires, Argentina, los Auténticos Decadentes!”, dijo el vocalista tras el arranque vertiginoso de su presentación en el 52 Festival Internacional Cervantino.
Foto: Ariel Ojeda
Foto: Ariel Ojeda

Luego, un ratito de romanticismo con Corazón, Amor y Diosa, que cantó Jorge ‘Perro viejo’ Serrano y que hicieron que más de una pareja en las gradas se mirara con pasión vehemente. Y por ahí, de pronto, uno que otro beso. Más cuando Diego Demarco cantó Besándote y todos gritaron “Valió la pena sentarme en la vereda, esperando que una flor cayera de tu balcón”.

Volvió la enjundia con Vení Raquel. Y luego, el cenit de la celebración que llevó a mover las manos de un lado a otro: El Murguero, canción que desde que salió en el álbum Mi vida loca, de 1995, pasó a llamarse popularmente Tuta Tuta.

La alegría siguió con otros clásicos de los argentinos: Un osito de peluche de TaiwánEl pájaro vio el cielo y se voló. Temas que, al pasar de los años, se mantienen vigentes; la prueba fue ver a un par de adolescentes cantándolos como si la vida dependiera de ello.

Un cover a Los Tigres del Norte, Golpes en el corazón, volvió a estrechar a las parejas. Y de ahí, aún una hora más de fiesta: decadente, incesante, cadenciosa. La fiesta como forma de vida. La fiesta del Cervantino que cientos esperaban, para la que decenas viajaron, y que no decepcionó. 

Foto: Ariel Ojeda
Foto: Ariel Ojeda

hc

  • Yair Hernández
  • juan.hernandez@milenio.com
  • Es periodista especializado en temas de cultura y entretenimiento. Actualmente trabaja como reportero para Milenio.

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