CONFESIONARIO: Carmen Boullosa

Carmen se confesó distraída y amante del siglo XIX.  Su texto 'El libro de Ana' se presenta a las 20:00 horas en el Salón 5, con la participación de Laura Restrepo.

Carmen Boullosa, autora de 'El libro de Ana'
Guadalajara /

La autora de El libro de Ana se confesó distraída, pero nosotros logramos captar su atención para entablar una charla en la que nos contó lo mismo experiencias dolorosas que divertidas.

—¿El libro que la inició como lectora?

El tesoro de la juventud. Me gustaban las imágenes y las historias que se contaban. Me gustaba leer porque era algo que hacían mi papá y mi abuela; era un poco ser grande aunque fuera un libro para chicos.

—¿Y el que la convirtió en escritora?

No un libro sino la muerte de mi mamá. Quería ser arqueóloga y cuando murió mi mamá todo fue muy difícil: la ciudad cambió mucho, mi papá se casó con una mujer que no nos quería, así que decidí hacerme escritora y me inventé un espacio en la vida y en mí misma, porque la guerra estaba afuera y adentro.

—¿Qué manías tiene al escribir?

Me gusta escribir en la cama, beber café, agua, y que no me moleste nadie.

—¿Su héroe o heroína de ficción favorito?

Hadji Murat, el personaje de Tolstoi, porque es un héroe que parece un dios antiguo pero es en realidad un héroe provinciano.

—¿Su personaje más admirado de la vida real?

No me sé su nombre, es casi como un personaje de ficción. Fue fraile franciscano, vende libros que recoge de la basura y duerme en la calle. Es un hombre muy culto y se salió de los franciscanos porque no eran suficientemente pobres y él quiere la total pobreza. Es un personaje muy raro porque siempre está rodeado de libros, es capaz de mirar a los ojos en ese mundo horrible que es vivir en la calle. Es como un santo moderno.

—¿Qué otra vida le habría gustado vivir?

Escritora de Ecuador o Perú en 1860. Me hubiera encantado ser parte de las mujeres que iban a las tertulias de Juana Manuela Gorriti, Clorinda Matto y Marieta de Veintimilla y ellos, los que estaban al lado de ellas, eran fantásticos.

—¿Cuál es su mayor extravagancia?

Que me dé vergüenza cocinar. Me encanta hacerlo, pero me da vergüenza.

—¿Qué defecto ajeno le parece más intolerable?

La envidia.

—¿Qué virtud aprecia más en sus semejantes?

El humor.

—¿Su lugar favorito?

Mi cama.

—¿Su época favorita de la historia?

El siglo XIX, porque me hubiera gustado estaren esas tertulias con las muchachas que ya mencioné.

—¿La mentira más convincente que ha dicho?

¡No me importa! Y la digo un montón de veces y en realidad sólo estoy siendo diplomática.

—¿El animal con el que se identifica?

El caballo salvaje, porque por especie es un animal muy frágil, pero se acostumbra a vivir rodeado de un ambiente que a todos los demás les parece hostil.

—¿Qué virtud envidia de sus amigos?

El orden.

—¿El libro que le habría gustado escribir?

Cumbres borrascosas de Emily Brontë… desde que tenía 11 años. Intenté reescribirlo, pero situándolo en Ciudad de México. Se iba a llamar Dulces afectos, pero no me salió, quedó horrible.

—¿El libro que jamás habría escrito?

Alguno de esos de autoayuda que te dicen cómo ser feliz en 24 horas.

—¿Cómo se definiría?

Escritora.

—¿El gusto que más procura?

Comer, beber mi vino, leer mi libro.

—¿Cuál es su estado de ánimo más común?

Distraída.

—¿Qué súper poder le gustaría poseer?

Volar, pero muy alto. Volar a la altura del techo de un primer piso. Creo que sería una súper heroína agachona, porque si obtengo el súper poder para volar qué haría volando agran altura…

—¿Tiene una frase que guía su vida?

¡Ya ni la amuelan!


ASS

  • Patricia Curiel
  • patricia.curiel@milenio.com
  • Estudió Comunicación y Periodismo en la UNAM. Escribe sobre arquitectura social y el trabajo de las mujeres en el campo de las artes. Cofundadora de Data Crítica, organización de investigación periodística que produce historias potenciadas por análisis de datos.

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