¿El libro que lo inició como lector?
La telaraña de Carlota de E. B. White, te lo juro. Y además es uno de mis favoritos porque me identifico: es un cerdo que lee lo que escribe una araña en una telaraña.
¿Y el que lo convirtió en escritor?
Estas ruinas que ves de Jorge Ibargüengoitia y El principio del placer de José Emilio Pacheco.
¿Qué manías tiene al escribir?
Últimamente he escuchado más música que antes. Antes no podía trabajar y ahora me he puesto una especie de soundtrack. Dependedel texto. Cuando estoy haciendo novelas pongo a papá Haydn y cuando escribo las columnas para el periódico pongo música muy acelerada para la adrenalina.
¿Su héroe o heroína de ficción favorito?
Alonso Quijano, el bueno, Ignatius J. Reilly y Tom Sawyer. Ignatius J. Reilly porque soy yo; Alonso Quijano, el bueno, porque leo su aventura maravillosa cada año y llevo ya 25 años haciéndolo; y Tom Sawyer porque crecí en Estados Unidos en un medio que se parecía mucho al Mississippi.
¿Su personaje más admirado de la vida real?
Luis González y González, y mis hijos: Santiago y Sebastián.
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¿Qué otra vida le habría gustado vivir?
Me hubiera gustado ser figura del toreo y, si no, me hubiera encantado ser uno de los amigos más íntimos de Bernal Díaz del Castillo.
¿Cuál es su mayor extravagancia?
Que uso tanga con pañal para adulto.
¿Qué defecto ajeno le parece más intolerable?
Los rateros y plagiarios.
¿Qué virtud aprecia más en sus semejantes?
Las personas que son prudentes y que pueden esperar.
¿Su lugar favorito?
Madrid.
¿Su época favorita de la historia?
Tengo varias, pero si he de decir una en particular me hubiera gustado habitar el París de principios del siglo XX porque tengo muchos amiguitos con los que converso en las madrugadas y nos encontramos ahí.
¿La mentira más convincente que ha dicho?
Que soy delgado.
¿El animal con el que se identifica?
Toro de lidia y elefante. Toro de lidia porque quise ser novillero y ahora peso lo que pesan los elefantes.
¿Qué virtud envidia de sus amigos?
A veces, en algunos de ellos, las agallas con las que se lanzan a hacer cosas.
¿El libro que le habría gustado escribir?
Dos crímenes de Jorge Ibargüengoitia y Ciudad de cristal de Paul Auster.
¿El libro que jamás habría escrito?
El hijo desobediente.
¿Cómo se definiría?
Un hombre que pretende ser bueno.
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¿El gusto que más procura?
Estar en paz.
¿Cuál es su estado de ánimo más común?
Tratar de hacer reír a los demás.
¿Qué súper poder le gustaría poseer?
Poder volar, porque puedes llevar los calzones encima del pantalón.
¿Tiene una frase que guía su vida?
Desde luego: “Shuru shuru, shuru shuru”.