La directora Violeta Luna dice que en estos tiempos, en los que los medios audiovisuales recurren a los antiguos mitos para seguir manteniendo el orden social, enfatizando en la supremacía masculina para portar el poder, “es necesario plantear una contra narrativa, de tal manera que se evidencie la inherente inequidad presente en la dominación patriarcal en todas las esferas de la sociedad”.
Y esto es lo que tanto ella como el colectivo Teatro sin Paredes presentan en Contra Ilíada: Cantos apócrifos, conformada por acciones performativas creadas por mujeres pertenecientes a diferentes prácticas escénicas, que se estrena hoy en el Foro del Dinosaurio del Museo Universitario del Chopo.
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La Ilíada, texto capital de la cultura de Occidente, es “uno de los testimonios escritos más poderosos para la instauración del patriarcado y la opresión de las mujeres... La exaltación de la belleza de la guerra, el deseo de dominación de un pueblo sobre otro, la sublimación del combate cuerpo a cuerpo, no permite más que tener una mirada oblicua sobre la enorme opresión a la que están sometidas las mujeres: la reclusión, la vergüenza, la violación, el incesto, el asesinato, por mencionar solo algunos males”.
En Contra Ilíada se evocan las principales figuras femeninas que subyacen en el poema épico original, comenta Luna, reconociéndolas como origen de estereotipos que aún perduran: Casandra, la mujer bruja de palabra inverosímil, a quien le es negada toda credibilidad; Hécuba, la madre, proveedora de guerreros defensores de la patria, que no tiene potestad sobre ninguno; Briseida, la esclava, mujer sola, botín de guerra, que ama a su opresor, y Andrómaca, la fiel, la dulce, la cuidadora.
El presente en México
En el contexto nacional es urgente la revisión de las poéticas y textos clásicos con una perspectiva distinta, dice Luna. “Nuestro interés es profundizar en el tema ofreciendo a las y los asistentes, además de una experiencia estética, una experiencia de convivencia, que nos permita visibilizar cómo se fue instaurando el régimen patriarcal a partir del uso de las artes. Cómo enseñanzas morales que hacen mejor al ser humano, como el honor y la valentía, son exclusivamente masculinas".
La mayoría de las creadoras de este proyecto han realizado trabajo con diversos grupos de mujeres: migrantes, sobrevivientes de violencia sexual y doméstica, obreras y campesinas. “Hemos visto la urgencia de lograr que la igualdad se vuelva parte de nuestras vidas de una forma sustantiva. La lucha por la igualdad entre mujeres y hombres debe dejar de ser un obstáculo, para así poder librar otras luchas que nos afectan a todxs”.
La directora dice que México no ha logrado reducir la brecha de género, que se sigue identificando a las mujeres en relación al varón que las acompaña, como en las estirpes helénicas. “Las mujeres deben ser sujetos sociales por sí mismas y no se las debe seguir nombrando como esposas, hijas, hermanas o madres de algún varón”. Con este contrarrelato buscan generar un eco en niñas, adolescentes y mujeres, “para labrar juntas un camino donde ya no se nos oprima y asesine por el hecho de ser mujeres... Es hora de tomar nuestro espacio, de construir nuestra historia y no aplazar más el avance de nuestra lucha”.
La reunión en Contra Ilíada de mujeres de distintas disciplinas escénicas borra los límites de cada una y propicia la creación transdisciplinar. “Para articular este contrarrelato nos valimos del lenguaje teatral y del lenguaje del performance art. (Este último) nos da la posibilidad de pensar nuestra cuerp(a), no solo como un sitio o herramienta para la creación, sino como sujet(as) transgresoras de los roles que nos han atribuido como mujeres”.
Más que directora, Luna dice que fue una facilitadora. “No nos interesó establecer relaciones creativas a partir de figuras jerárquicas fundamentadas en una relación vertical, en donde el/la directora es quien determina las decisiones primordiales en la obra. Considero que el acompañamiento y las voces creativas del colectivo dieron una dimensión más inclusiva para aproximarnos a construir escénicamente esta contranarrativa”.
—¿La vida de la mujer ha cambiado desde que se escribió la Ilíada?
Desafortunadamente creo que no. Sin embargo, es muy importante valorar trabajo y logros que se han hecho a lo largo de la historia, con los movimientos feministas para transformar nuestras vidas. Así como en el poema homérico se justifica la necesidad de mantener dominadas a las mujeres quienes, al tener libertad de acción, constituyen un peligro para los hombres, en nuestros días se sigue imponiendo un orden, justificando así la devastación de los pueblos, el asesinato, la esclavitud, el tráfico de personas, las violaciones y el asesinato de mujeres.
—La puesta en escena propiciará la interacción con el público.
Ellas, ellos y elles podrán acceder al espacio escénico, que se propone como el espacio representativo desde donde se ejerce el poder, para, apropiándose de la palabra y del espacio, formular las preguntas y así con su participación seguir construyendo otra manera de convivir juntxs, más inclusiva.
—¿Qué deseas que reflexione el público?
Las mujeres de Contra Ilíada invitan a las y los asistentes a proponer nuevas formas de relacionarse para generar una contranarrativa a la cultura de la guerra, del poder de dominación y de la opresión femenina. Incentivar a lxs espectadores a cuestionar lo clásico, para dejar de repetir los modelos que no hacen sino perpetuar las desigualdades, siempre en perjuicio de un poco más de la mitad de la población: las mujeres.
PCL