Fue la segunda vez que visitaba Cuba, y al parecer la última. Jesús Benítez participaría con su exposición Impulso dentro de la galería de un reconocido artista cubano como parte de un evento alterno a la XIII Bienal de la Habana que se celebró en la isla, reconocida a nivel internacional.
Preparó sus maletas y sus pinceles para realizar su trabajo, y tras tener listo todo para la inauguración de su exposición, que sería el 10 de mayo, un día antes fue detenido por autoridades cubanas, quienes lo retuvieron por más de seis horas sin tener contacto con nadie ni acceso a servicios básicos.
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"Cuando llegué a Cuba fue para vivir la experiencia de lo que se realizaban en la XIII Bienal de la Habana, que la organiza el estado de forma oficial, y que por tiempo no pude estar dentro de la selección; me puse en contacto con uno de los artistas más importantes de Cuba, Luis Manuel Otero, con quien no he perdido contacto desde el año pasado, y le pregunté si podíamos exponer en su espacio de forma alterna a la Bienal y accedió”.
“Claudia Genlui Hidalgo (…) fue quien me asesoró y fue la curadora de la exposición, pero el 9 de mayo llegó un agente al lugar con una citación oficial para pedirme que me presentara a una oficina de migración por mi estatus migratorio, y ahí cambió todo”, expresó.
Al día siguiente acudió al consulado mexicano, donde el representante del gobierno mexicano en Cuba le aseguró que su falta no había sido mayor, sobre todo cuando se enteró que no se lucraría con la exposición, así que Benítez acudió a la oficina migratoria cubana y ahí le fue retenido su pasaporte.
“Llegué a la Dirección de Identificación y Migración, y a la par unos policías vestidos de civiles, quienes se encargaron de la entrevista en un cuarto muy pequeño, no me daban explicación, así que cuando pasaron inició el maltrato psicológico (...) sabía que nada de lo que había hecho en el país estaba mal o incumplía algún reglamento, pero dentro de este cuestionamiento me acusó de pertenecer a la CIA, pero en general me dijeron que había violado mi estatus migratorio por haber convocado vía Facebook a la inauguración de la exposición”, puntualiza Benítez.
Así que le fue informado que sería deportado, por lo que tendría que cancelar su exposición sin explicación, sin derecho a una llamada, así que tomó sus pertenencias para ser acompañado por policías hasta el aeropuerto de la ciudad, junto a otra artista mexicana, quien no desea que se publique su nombre por cuestiones de seguridad.
“Durante estos tiempos de la entrevista, pues nos hicieron esperar entre 30 a 45 minutos por cada visita, y alrededor estuvimos secuestrados durante más de seis horas, sin derechos que considero básicos”.
“Ya sabíamos que nos iban a deportar, en una patrulla nos llevaron al aeropuerto custodiados por otras patrullas, y solicitamos una carta para que nos dieran las razones de expulsión y no la recibimos, mientras que durante el camino colocaron la música a todo volumen y llegamos al aeropuerto, donde pedimos que nos permitieran cambiar el dinero cubano por pesos mexicanos, y después de la súplica, pues accedieron”, expresó.
Llegaron a la Ciudad de México a las 18 horas, mientras que en Cuba los artistas se preguntaban sobre ellos, y seis días después del suceso, un medio informativo oficial del país, señaló a los mexicanos como “yanquis que intentaron desesperadamente manchar la fiesta (…) para ejecutar una abierta y clara provocación en vivienda de elementos contrarrevolucionarios (…), donde personas con escaso talento y obra cultural, pretendieron atraer la atención de la prensa extranjera, quedándose con las ganas de enturbiar un ambiente plenamente cultural, que sí compartió muestras de alta relevancia internacional”, concluyó el medio.
“No volveré a ir a Cuba, por lo menos no durante este régimen, pero espero algún día regresar porque es un país con grandes expresiones del arte”, concluyó Benítez.