La bailarina y coreógrafa Érika Suárez apuesta por un flamenco que se abra a otras expresiones de la danza, en el reestreno de su obra Extinción, reflexión a partir de los sentidos sobre el ciclo vida-muerte, que recurre a la basura inorgánica para mostrar en el escenario el caos en el que se encuentra el planeta.
“Extinción es un paso por los sentidos. Empieza desde lo más simple, lo más sencillo, lo más primario, una gota que va cayendo, y de ahí se llena el escenario con sensaciones de plásticos y basura que terminan en un caos hasta que ya es insoportable y tenemos que volver a lo primario, un vórtice en el que tenemos que entrar para resurgir. Extinción es un transitar por todos estos sentidos, por el tiempo, el ritmo, la desesperación y la destrucción para volver a empezar el ciclo de la vida”, dice en entrevista.
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Para ello, Érika Suárez Cía. de Danza, que cumple 25 años desde su formación y con sede actual en Xalapa, Veracruz, recurre al “flamenco experimental”, que retoma otras formas de expresión dancística.
“Definiría al flamenco experimental como libertad creativa. Entiendo al flamenco como un lenguaje, más que como una tradición; un lenguaje corporal que me sirve para poder llevar a escena cosas que necesito. El flamenco tradicional me queda corto o me sobra; entonces, echo mano de otras formas y maneras, como la danza contemporánea o la danza-teatro”, comenta la directora de esta compañía.
Explica que Extinción parte de una reflexión personal, como todas sus coreografías anteriores, en la que el flamenco le permite hablar desde las emociones y los momentos catárticos de la actualidad.
Después de una primera temporada en octubre pasado en el Centro Nacional de las Artes (Cenart), la coreografía de Suárez y Mijaíl Rojas se monta ahora en el Teatro de la Danza Guillermina Bravo, el jueves 23 y el domingo 24 de mayo, dentro de la temporada Encuentro Movimientos Transversales.
El proceso de composición de la obra empezó hace un par de años, primero con un cuestionamiento personal de Suárez que le llevó a desarrollar un solo de 11 minutos, en el que exploró el ciclo vida-muerte, los momentos en los que hay que dejarse extinguir para que luego resurja otra cosa. Después, ese primer acercamiento se volvió una reflexión grupal con las demás bailarinas y el equipo creativo.
Suárez destaca que su obra de flamenco experimental también tiene un compromiso con el ambiente, por lo que utiliza basura inorgánica en el escenario, que recogieron las intérpretes de la coreografía durante el proceso creativo, en el que también impulsaron una campaña de recolección en escuelas y al final de la temporada esa cantidad impresionante de desechos se llevará a un centro de reciclaje.
“Este ciclo vida-muerte aplica tanto para los individuos como para la generalidad. ¿A dónde estamos yendo? ¿Qué está sucediendo con el medio ambiente, en el caso de Extinción? ¿Qué es necesario que termine para que pueda volver a resurgir la humanidad? ¿Adónde nos estamos yendo como sociedad, no nada más la basura física, sino emocional, intelectual, visual? ¿Qué es lo que necesitamos para resurgir?”, expone Suárez sobre las preguntas que su montaje plantea a los artistas y espectadores.
Interpretan Extinción las bailarinas Érika Suárez, Noelia Rojas, Thayra Sentmanat, Dolores Salinas y Rebeca Rojano. La dirección de escena está a cargo de Rojas; el diseño escénico es obra de Chacho Guerra; el vestuario, de Joel Ruiz, y la composición musical, de Sebastián Rojas.
No obstante, el tema sobre el que Suárez desarrolla su coreografía, considera que implica esperanza.
“Apelamos a la danza-teatro y a la danza contemporánea, y por supuesto al flamenco, desde la rítmica, para crear un ambiente sonoro que nos transporte a esta sensación primero de caos, después también surge una esperanza de ahí; finalmente todas las extinciones en el planeta han sido un resurgimiento. Cada que se ha extinguido algo surge otra cosa que se supone que debería ser para mejorar”, expone.
La coreógrafa señala que este montaje llega en un momento crucial para su compañía, la cual está cumpliendo 25 años de creación dentro del flamenco experimental, ya que plantea justamente una renovación del discurso escénico de la agrupación, en una búsqueda de reinventarse e ir hacia adelante.
“Extinción es una palabra muy fuerte, es una palabra que da miedo. Realmente todos pasamos toda nuestra vida por pequeñas extinciones, hay momentos en los que tenemos que extinguirnos de alguna manera para poder ser otra. Hay veces que hay que terminar con algo para empezar otra cosa”, añade.
PCL