Un viaje a la historia de la imprenta, los talleres tipográficos, la libertad y la política que los rodeaba son los temas de Con las uñas llenas de tinta. Política e imprenta en el México decimonónico, publicado por Grano de Sal, de Corinna Zeltsman.
En entrevista con MILENIO, la historiadora habla sobre ese mundo y desentraña las negociaciones y las contiendas que rodearon a la letra impresa.
¿Cómo te interesaste en el tema?
Cuando estaba en la universidad conocí el Centro para las Artes del Libro en Nueva York, un taller donde se pueden aprender las antiguas artes de la imprenta y de la encuadernación; es un lugar donde se mantienen vivas las tradiciones, y desde allí que surgió el interés.
- Te recomendamos “Me emociona explorar nuevos escenarios”: Javier Camarena Cultura

¿Por qué te enfocaste en México?
Comencé a investigar sobre cómo funcionaba la imprenta en América Latina y me di cuenta de que México es el lugar perfecto para hacer el libro porque tiene la tradición más antigua de la imprenta, desde el siglo XVI, y forma una parte muy importante del desarrollo del colonialismo, del poder. De ahí me fui para el siglo XIX porque cuando todo este sistema de trabajo (que se había desarrollado después de muchos siglos) colapsó, hubo muchas dudas de cómo iban a manejar un nuevo sistema.
¿La imprenta fue importante en la construcción del poder?
Sí, porque se usó al inicio para imprimir cartillas y textos para los frailes, los sacerdotes que vinieron a evangelizar. Sirvió al poder de la iglesia, que quiso conquistar a los pueblos indígenas y convertirlos al catolicismo, y así será más adelante. La imprenta fue un arma clave en la lucha por el poder político en México.
¿Qué pasó con la imprenta en los siguientes años?
Cuando cayeron las normas de censura que existían bajo la Colonia, todos quisieron apropiarse de esta tecnología para hacer sus propias batallas. La imprenta jugó un papel importante durante la Independencia y después en la construcción del Estado, cada facción quería usar esta nueva arma para retener, capturar el poder y castigar a sus enemigos. Los gobernadores querían usar la imprenta para sus propios fines. A lo largo del siglo XIX hubo muchos debates: ¿cuáles serían los límites? ¿la manera práctica de reglamentar el concepto de libertad de imprenta? Es un hilo que sigo durante todo el libro.
¿Con qué sorpresas te encontraste?
Los archivos tienen una riqueza increíble que nos da el detrás de las bambalinas. En el capítulo “Los obreros del pensamiento”, el gobierno liberal, después de la República Restaurada, operaba la imprenta del gobierno federal y se instaló en el Palacio Nacional. Trabajaban muchos impresores y encontré papeles con referencias a ese mundo cultural y político, fue una ventana hacia las preocupaciones y las ideas de los trabajadores de las imprentas y que interpreto como un ejemplo de su ideario, su imaginario y sus sueños, que son súper interesantes.
¿Los impresores fueron perseguidos?
Claro, era muy común que cuando un texto problemático salía de las prensas, se realizaban investigaciones desde Gobernación y a veces encarcelaban a todos los que encontraban en las imprentas y los perseguían para que moderaran lo que publicaban. Pero entonces, ¿el impresor solo es una máquina o es realmente una figura política? Ellos mismos se aprovechan de las definiciones y es un juego del gato y el ratón que sigue por todo el siglo XIX hasta la Constitución de 1917.
Corinna Zeltsman toca temas como la libertad de imprenta y de la cultura política por medio de la producción de impresos, las disputas políticas en el ámbito editorial a lo largo del siglo XIX y la política de imprenta de Maximiliano. Presenta también a los personajes que se manchaban las uñas de tinta.
¿El papel también ha sido muy importante?
Es el tema de mi próximo libro; desde la imprenta te das cuenta de lo importante que era el papel. Existe una prehistoria del siglo XIX y una ansiedad de cómo se surtiría y de dónde vendría el papel para los impresores y eso llega a tener su respuesta en la construcción de PIPSA (en el siglo XX), que controlaba el papel en el país, y después se dan todos los debates que existieron en torno al abasto de papel durante el PRI. Todo eso estará en el próximo libro.
¿Cómo ves el futuro de la imprenta?
Siempre ha existido la idea de que con lo digital iban a morir los libros, pero yo veo que todavía hay mucho interés en leer las cosas físicas porque es una experiencia más sensual y la gente no quiere dejar eso. También hay comunidades que buscan conservar y reinterpretar las tradiciones antiguas; ojalá los estudiantes sigan interesados y se dediquen a acercarse a estas prácticas históricas que han sido tan importantes para la cultura letrada.
- Te recomendamos “La poesía es un arma política”: Piedad Bonnett Cultura
BSMM