La madre de Tony Vaccaro murió en el parto, y a una tierna edad también perdió a su padre a causa de tuberculosis. A los 5 años, era un huérfano en Italia soportando las golpizas de su tío. Y como soldado estadounidense en la Segunda Guerra Mundial, sobrevivió la Batalla de Normandía.
Ahora a sus 97 años, siendo un celebrado fotógrafo de guerra y celebridades, se recuperó del covid-19. Y le atribuye su longevidad a una “suerte ciega, el vino tinto” y su determinación.
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“Para mí, lo más grande que uno puede hacer es desafiar al mundo. Y la mayoría de estos retos los gano. Eso es lo que me mantiene en marcha”, expresó Vaccaro.
La determinación de Vaccaro lo ha llevado a una vida como fotógrafo que comenzó siendo un infante de combate, cuando escondió una cámara y tomó cerca de 8 mil fotos de momentos mundanos y horrorosos.
Una de sus famosas imágenes, “Beso de liberación”, mostraba a un sargento estadounidense dándole un beso a una joven francesa al finalizar la ocupación nazi. Fue objeto de un documental de HBO en 2016, Under Fire: The Untold Story of PFC Tony Vaccaro, y sus fotos se exhiben en museos como el Centro Pompidou en París y el Museo Metropolitano de Arte en Nueva York.
Vaccaro documentó la reconstrucción de Europa y regresó a Estados Unidos, donde se convirtió en un fotógrafo de modas y celebridades para revistas como Look, Life y Harper’s Bazaar.
Guarda gratos recuerdos de sus sujetos y sus grandes personalidades, incluidos Sophia Loren, John F. Kennedy, Enzo Ferrari, Georgia O’Keeffe y Pablo Picasso. Él y Picasso se llevaban “como hermanos”. Pero el artista no se relajaba durante su sesión de fotos, así que Vaccaro lo engañó haciéndole creer que la cámara estaba averiada y que no le estaba tomando en realidad ninguna foto.
“Se puso a posar como los modelos. Eso me gustó. Quería que la fotografía real fuera fotografía real, fotografía honesta. Y eso es lo que terminó siendo”, expresó.
Vaccaro contrajo el coronavirus en Nueva York
Vaccaro vive en Queens, un condado de la ciudad de Nueva York azotado por el coronavirus, junto a su hijo Frank, sus nietos mellizos y su nuera Maria, encargada de su archivo de 500 mil fotografías.
Pudo haber contraído el virus en abril de su hijo o caminando por el barrio, dijo su nuera.
Estuvo en el hospital sólo dos días con síntomas leves y pasó otra semana recuperándose. Entonces los sorprendió a todos levantándose para afeitarse.
“Realmente creo que tengo la suerte a mis espaldas”, dijo. “Podría ir a cualquier lugar de esta Tierra y sobrevivir”.
lnb