La escritora Cristina Rivera Garza (Matamoros, Tamaulipas, 1964) realizó una lectura de poemas bajo el título Todo tiene un cuerpo y lugar en El Colegio de México, acompañada de Cheyla Samuelson e Ilana Luna.
Después de agradecer la presencia de los asistentes, la escritora presentó a sus dos traductoras y comenzó con la lectura del poema Los Bárbaros se quedan a cenar, de su primer libro La más mía.
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“Habla del exilio, de la experiencia del que se va de un lugar… ¿Qué se siente llegar ahí? ¿Qué se siente ser expulsado? y el título del poema es una referencia muy obvia a mis orígenes norteños”.
Cristina Rivera Garza es la primera escritora en ingresar a El Colegio Nacional y frente a una nutrida asistencia, que le aplaudió todo, charló sobre su madre y comienzo en las letras.
“Mi madre tiene 83 años y hace unos días pasé una tarde con sus amigas de ochentas. En el primer poemario de finales del siglo XX, hay una relación difícil, de fuerza y de absoluto cariño con la figura materna y el cuerpo, lo que significa el cuerpo y me doy cuenta de esa escritora imperfecta, en un momento álgido y que estaba saliendo en un galope medio salvaje, sin poner muy atención en las reglas, de hecho saltándoselas, fue en contra y me cae muy bien (risas)”.
Entre la lectura de poemas, Rivera Garza charlaba con sus traductoras sobre su quehacer como escritora pero siempre volvía al atril para leer en inglés y en español poemas como La tercera parada, publicado en el 2005.
“Es mi libro sobre la Ciudad de México, sobre mi experiencia formativa, con amigos, compañeros, con cómplices, algunos aquí en primera fila, que me enseñaron mucho sobre el mundo”, comentó la poeta, quien por un momento tuvo que detener su lectura ante la amenaza del llanto al recordar a su hermana Liliana Rivera Garza víctima de feminicidio.
“Siempre son tiempos oscuros y siempre es necesario seguir participando con la poesía. Creo que la labor de investigación, exploración y crítica de la poesía es suficiente, no tiene uno o varios papeles. Yo siempre trabajo en los límites de los géneros, entre la realidad y no ficción, en el ensayo, crónica, cuento y me gusta eso que ocurre entre las cosas que están a punto de tocarse pero que aún no se definen; es ese lugar, por excelencia, el de la poesía y me interesa más ese espacio poético que resiste a la definición, que resiste a la autoridad y que puede explayarse y derramarse sobre el mundo con esta ligera, untuosa manera de estar”.
Durante el evento, la escritora habló de los terremotos físicos, culturales y espirituales que marcan un fin, pero que, como sucedió en 1985, dio paso a una acción colectiva y de amistad.
Después, leyó un poema que escribió para Marisela Escobedo, asesinada en Chihuahua mientras protestaba por el feminicidio de su hija Rubí.
En la charla, Cristina Rivera Garza afirmó que “me interesa la escritura que se tiene que volver, encarnarse, acuerparse, que no te cuenta algo, sino que te invita a experimentar algo, me interesa mucho que el cuerpo atraviesa un estado y la invitación es ‘vamos a atravesar esto juntos’ y ya después opinas”.
La poeta habló de que “hubo una época en que llamarse feminista era un insulto y me recomendaron decir que no lo dijera porque nadie me tomaría en serio y ¿qué hice? Le escribí un poema a los feministas: Agnósticas más que ateas. Impactantes más que hermosas. Vulnerables más que endebles. Vivas más que tú. Más que yo. Estoicas más que fuertes. Dichosas más que dichas. Intolerantes. Sí. A veces. ¿Mencioné ya que eran brutales?”… lo que provocó una lluvia de aplausos de los presentes que se dieron cita para escuchar a la escritora mexicana, ganadora del Premio Pulitzer 2024 en la categoría Memoria o Autobiografía.
Después de casi dos horas de poesía, charlas y reflexiones sobre feminismo, el poder de la escritura, la muerte, el cuerpo, el dolor y hasta la fe, dio las gracias a todos los asistentes y firmó varios libros del público.
“Son tiempos oscuros y también cantamos. Es importante decir que estamos aquí y que abrimos los brazos, la palabra, el verso, el tiempo y la insistencia para seguir juntos y, bueno, aquí se rompió una taza y cada quien para su celebración y fiesta personal…¡Gracias!”.
hc