La ofrenda de Día de Muertos es una de las tradiciones más significativas para los mexicanos y mexicanas, no sólo por el arraigo en la cultura, sino también por el significado que representa la visita de seres queridos, desde compañeros de cuatro patas hasta niños del limbo.
Tanto los elementos de la ofrenda como los pisos que la conforman tienen un significado especial, pero no sólo eso, pues desde el 27 de octubre se cree en que comienzan la visita de las almas de nuestros seres queridos.
Y dentro de estos días hay uno dedicado a los también llamados limbitos.
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¿Qué son los niños del limbo?
Son niños fallecidos y bebés no nacidos. Se les llama así a aquellos bebes que no pudieron nacer y para los que sí nacieron pero no fueron bautizados y fallecieron.
En el catolicismo, el limbo es un estado o lugar temporal de las almas de personas creyentes en el cristianismo que, pasada su vida física, murieron tiempo antes de la resurrección de Jesús, y un estado o lugar permanente de los no bautizados que mueren a corta edad sin haber cometido ningún pecado personal, pero sin haberse visto librados del pecado original, que solo puede ser eliminado a través del bautismo.
¿Qué día llegan los niños del limbo?
El día 31 de octubre se recuerda y espera la llegada de los niños que murieron sin ser bautizados quienes son llamados “limbos” o “limbitos”.
Será el 1 de noviembre cuando lleguen las almas de los “chiquitos” o “angelitos”, es decir, a aquellos que murieron siendo niños; se les ofrenda con flores blancas, juguetes, platos llenos de dulces, panecitos y veladoras. Para el día dos se espera la llegada de las almas de los fallecidos en edad adulta.
DMZ