“El regreso del hijo pródigo” es el título de la nueva historia protagonizada por la escultura “El David”, que alista su regreso a San Pedro Garza García tras exhibirse una década en el Woodstock, de Carretera Nacional.
La emblemática escultura será trasladada el próximo lunes 15 de marzo a su nueva sede en la galería Amadeus, en Calzada Del Valle, explicó su propietario el promotor cultural Horacio Sáenz Saldaña.
Por más de 50 años “El David” fue una emblemática pieza de la colonia Fuentes del Valle, hasta que cedió su espacio para la construcción del corredor escultórico Las Banderas.
- Te recomendamos Aumenta a 12 el número de muertos tras choque entre pipa y camión urbano en carretera Colombia Policía
Tras cumplir casi siete años de “fiesta” en la plaza Woodstock, la emblemática escultura regresará a San Pedro con la intervención pictórica del artista Oscar Solís.
“’El hijo pródigo’ anduvo en Woodstock, allá se emborrachó, y ya viene de regreso a su casa. Viene pintado magistralmente por un gran artista, y tú sabes es un ícono sampetrino”, refirió Horacio Sáenz Saldaña en entrevista.
Su nueva sede será en la galería Amadeus, siendo colocado en un pedestal para que pueda ser admirado, frente a Calzada Del Valle. Se estima que la obra llegue a su nuevo hogar alrededor del mediodía.
Durante su estadía en Santiago, “El David” fue visitado por miles de regiomontanos y turistas que se tomaban fotografías en su mirador, instalado en la plaza Woodstock.
A decir de Horacio Sáenz, la escultura ya no era admirada en su totalidad en Carretera Nacional por lo que se decidió trasladarla de nuevo a San Pedro.
“Se la pasó muy chingón allá pero ahora viene de regreso a su casa, le estamos llamando ‘El regreso del hijo pródigo’”, aseveró Horacio Saldaña.
La historia de la escultura “El David”, la réplica de la famosa obra del artista Miguel Ángel, ha sido polémica. Con sus seis metros de altura, ha sido escenario de protestas por su desnudo y hasta le pusieron calzoncillos.
En 2011 fue puesto a subasta por la administración de Mauricio Fernández, siendo adquirida por Horacio Sáenz Saldaña. Se atribuye la autoría de la réplica al escultor Guillermo Castaño.