“‘La dama de negro’ cumple 30 años gracias a sus extraordinarios actores”: Antonio Calvo

La obra de teatro se acerca a las casi 8 mil 100 funciones en Ciudad de México.

Odiseo Bichir y Benjamín Rivero. (Foto: José Juan de Ávila)
Ciudad de México /

El productor Antonio Calvo sostiene que sus “extraordinarios actores” han sido la clave del éxito de la puesta en escena de La dama de negro, la adaptación al teatro de la novela gótica de Susan Hill de 1983 que el 17 de febrero cumplirá 30 años en la cartelera sin parar y casi 8 mil 100 funciones en la capital.

La dama de negro no tiene nada: apenas hay un baúl y dos sillas sobre el escenario. Pero la gente se sube a un tren, va a una mansión en una carreta tirada por caballos. Y todo lo vives y lo ves. La obra te logra poner en un estado alterado de conciencia tal que abre la caja de Pandora de tus pesadillas y todo te lo imaginas. Y esto sólo se logra con extraordinarios actores, desde que empezamos con don Germán Robles y Rafael Perrín hace 30 años”, comenta en entrevista Calvo al inaugurar la temporada, acompañado por los protagonistas ese día, Odiseo Bichir y Benjamín Rivero, veteranos en esta pieza.

El pasado viernes 5 de enero, el teatro Ofelia (Thiers 287, Anzures) comenzó un año más con la pieza, dirigida desde su estreno en el desaparecido teatro Arlequín por Rafael Perrín, quien también la protagonizó entonces junto con el legendario Germán Robles (1929-2015), el gran vampiro del cine.

“Cumplimos 30 años de funciones viernes, sábados y domingos sin parar. Todos los fines de semana ha habido La dama de negro en Ciudad de México, incluso cuando tenemos giras nunca hemos parado, en esos casos se duplica la compañía para que nunca frene. La línea siempre ha sido tener grandes actores. Ahora están los maestros Odiseo Bichir, Benjamín Rivero, Alejandro Tommasi, Rafael Perrín, y en el transcurso de estas tres décadas pasaron Rafael Sánchez Navarro, Miguel Pizarro, el maestro Juan Carlos Colombo, Ernesto D’Alessio, Fabián Pazzo, Humberto Dupeyrón”, enumera con orgullo Calvo.

Anticipa que en febrero harán un gran festejo por los 30 años y las más de 8 mil funciones de la obra.

En 1987, el dramaturgo, guionista de televisión y actor Stephen Malatratt adaptó la novela de terror gótica The Woman in Black. A Ghost Story (1983), de Susan Hill, que el año pasado cumplió sus cuatro décadas, y la llevó a escena primero en el Scarboroug Theatre de Yorkshire y luego en el West End, donde también se ha convertido en la obra más longeva de los escenarios londinenses, donde apenas supera a la versión mexicana traducida por Perrín, quien compró los derechos con su hermano Tomás.

En 2012, James Watkins dirigió la película homónima (en 1989 Herbert Wise ya había grabado una adaptación para televisión), protagonizada por Daniel Radcliffe (Harry Potter) y Ciarán Hinds.

Aunque la novela de Hill se inicia una Nochebuena cuando los hijastros del abogado Arthur Kipps le piden contar una historia de fantasmas y él decide mejor escribirla, la adaptación de Malatratt se convierte en teatro dentro del teatro con ayuda del público: Kipps quiere contar la historia que vivió con La dama de negro cuando asistió al funeral de la excéntrica Alice Drablow, quien pasó su vida aislada en Eel Marsh House, en Crythin Gifford, pueblo en la costa noreste de Inglaterra, y recurre al director y actor John Morris, que le ayuda a escenificar el relato. Ambos reviven a todos los personajes.

Calvo recuerda que accidentalmente terminó de productor de la obra, porque inicialmente él sólo se encargaba de los efectos de sonido, fundamentales para recrear las atmósferas y provocar sobresaltos y gritos entre los espectadores. Tomás Perrín había visto la obra en Londres, cuando trabajaba en una compañía de whiskies y compró los derechos junto con su hermano para producirla él. Sin embargo, tuvo que irse a trabajar a Tijuana, por lo que Calvo puso sus ahorros y le entró al toro, como él refiere.

“Había dinero para 15 días nada más. Si me preguntas qué expectativas teníamos cuando la estrenamos en el Arlequín, Perrín me preguntó al mes: ‘¿Crees que lleguemos a las 100 funciones?’. ‘Estás loco, llegaremos a 500’, le contesté. Esas eran mis expectativas, que se me hacían gigantescas. Imagínate, esa cifra se multiplicó por 16, algo completamente inimaginable. Hoy cumplimos 8 mil 72 funciones”.

“Ninguna obra de teatro ha durado 30 años en la historia de México, que tiene poco más de 200 años como país y de esos 30 años todos los fines de semana ha habido La dama de negro. Imagínate: es el 15 por ciento de toda la historia de México como país”, expone emocionado el productor teatral.

La función de apertura de temporada estuvo protagonizada por Odiseo Bichir, como Arthur Kipps, y Benjamín Rivero como John Morris, aunque en la metateatralidad de la representación el segundo termina interpretando a Kipps en la recreación del relato y aquel al resto de los personajes que conoció. Bichir, de hecho, empezó hace casi dos décadas, y más joven, interpretando el papel de John Morris.

No obstante, desde hace años hay alternancia de actores. Y han participado actrices, en las Damas de Negro, como Luz Alicia Anduaga, Libia Zamora, Natalia Perrín, Laura Helena Avendaño, Gabriella Palacios, Lupita Adriana, Patricia Perrín, Fredel Bettancourt, Dalia Torres. Por ello, Calvo destaca la dirección de Perrín, para que cada función sea pensada como la primera y la última al mismo tiempo.

“Siempre se da una magia especial, hay una alquimia que se da con el público que viene, que es una mezcla de gente que ve La dama de negro por primera vez y se sorprende y gente que la ha visto 10 veces y, aunque ya sabe de qué va, se vuelve a sorprender. La obra no pasa en ningún escenario; sucede dentro de tu propia mente, por eso quien ya la vio habla de cambio, porque ese día su cabeza lo fabricó. La dama de negro te abre la imaginación a niveles que no sabías que podías tener; tu propia mente le pone todo lo que le falta, esa es la experiencia que te da: un trabajo colectivo entre actores y público”.

Otros actores que participan o han participado son: Ricardo Morell, Otto Sirgo, Beto Castillo, Fernando Lozano, Mauricio Barcelata, Jorge Antolín, David Arauza, César Perrín, Alan Piz y Antonio Morales.

Calvo comenta que ha empezado a perder la dimensión del tiempo por la longevidad que ha alcanzado La dama de negro, que se inició cuando no había celulares ni internet. Recuerda que fue la primera obra de teatro en México en contar con sitio web, además de que es la única representada en el Museo de Cera o con una placa en la Catedral Metropolitana cuando cumplió 15 años o una en Arena México.

La obra ha pasado por todo, incluso un infarto que sufrió Perrín después de diez funciones seguidas.

“Fue tal la intensidad con la que hacía su papel, que le dio un infarto. Le prohibieron como dos años hacer La dama de negro. Pero al siguiente fin de semana del percance, ya teníamos otro actor, Guillermo Sauceda, un locutor famoso. Pase lo que pase, nunca hemos parado”, agrega Antonio Calvo.

De estos 30 años, la primera década la obra tuvo como protagonista a Germán Robles, junto con Perrín.

“La obra empezó a la antigüita, no había suplentes. Hoy se estila la alternancia de actores porque tienen mucho más trabajo. Germán Robles hacía todo; si había gira, se hacía entre semana porque no podíamos parar en la capital. Y, al mes del estreno, tuvimos cosas como de poltergeist, de fuerzas (sobrenaturales) que se nos empezaron a mover y, en una función dominical, algo avienta a Germán Robles desde el escenario y sale disparado hacia las butacas, fue una cosa que nadie supo qué pasó. Se cae y se rompe la cabeza del fémur. Suspendemos la función y se lo llevan al hospital”.

“Y yo le dije: ‘Oiga, don Germán, paramos’. ‘No, nunca pares, no puedes parar esto; no me esperes, a mí no me esperes, nunca pares’, me respondió. Al siguiente viernes, estaba Humberto Dupeyrón haciendo El gorila enfrente, en el teatro Benito Juárez; le fuimos a tocar y le preguntamos: ‘¿Te avientas el toro?’. ‘Pues me lo aviento’, contestó. Y el viernes ya estábamos haciendo función con Dupeyrón, que tuvo que usar apuntador”, refiere Calvo, hoy coproductor con Carlos Bracho de la obra.

—Bueno, es que don Germán Robles era de otro mundo, literalmente.

Inolvidable. Hoy, todos los actores usan micrófono inalámbrico, cosa que no había antes; y cuando empezó a haber, le pregunté a don Germán: ‘Oiga, don Germán, ¿quiere que le pongan un micrófono inalámbrico?’. Me contestó: ‘¿Qué te pasa? Yo soy actor’. Íbamos a teatros de tres mil personas y él se aventaba de viva voz la función y le escuchábamos hasta la última fila. Era un monstruo don Germán.


PCL

  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.

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