La 'polvadera' (sic) se levanta y Patricia Santoyo desaparece en su pintura, dentro de un arenal, un hombre torturado que sólo recibe la atención de una mujer.
Martha Gándara expone en su políptico retratos familiares, casi felices si no fuera porque de los abrazos se ensombrece casi hasta desaparecer la presencia de uno.
Silvia López Gándara reconstruye el cuerpo femenino, entre la expectativa colgada en una etiqueta y la realidad aplastante, asesina.
“Esta propuesta se llama 'Gritos del Desierto' y surge por una invitación que hace la maestra Silvia López Gándara por el Festival Grito de Mujer que fue precisamente este año. Empezamos a organizar en octubre del año pasado y me dijo que si ayudaba a organizar algo de artes visuales, pensamos en algo grande para que se note, como un grito en la pared”, indicó Patricia G. Santoyo.
De esta forma se convocó a artistas con un trabajo consolidado, quienes de inmediato aceptaron.
Aunque no se trata de un colectivo que defienda una causa, aseguró que se trabajó en un proyecto en común con el tema de la madre en general, y en particular, abordando un fenómeno que azota a Coahuila, la desaparición forzada.
Silvia López Gándara dijo que el movimiento de género es global y pone en la mesa el tema de la desigualdad que viven las mujeres. Con la exposición 'Grito del Desierto', inaugurada en la Infoteca de Ciudad Universitaria, se intenta que los estudiantes pongan la mirada en las mujeres y sus desaparecidos.
“Cada región hace la parte que considera la más sensible y en esta región las desapariciones se observan como parte de la desigualdad. Lo que queremos de los jóvenes, que son inquietos, es que tengan conciencia de estas cosas para cultivar una cultura diferente, de más igualdad. La universidad es donde se crean las ideas, la universalidad del pensamiento y donde puede germinar esa semilla”.
Sin alejarse de una estética o técnica, los integrantes de este colectivo, donde también participan Eduardo Valenzuela, Teté Domínguez, Elías Kury, Marcela Zapiain, Arturo Hinojosa, Alfredo Cortés y Laura Velázquez, piensan en el discurso como una invitación a la reflexión.
Previamente esta exposición fue llevada al Centro Cultural Pilar Rioja y Martha Gándara refirió que hubo más gente de la esperada. La inauguración fue muy emotiva porque acudieron integrantes de la asociación Grupo VIDA y para los artistas el impacto fue grande porque se reconoce que las desapariciones continúan en la región.
“Tal vez de alguna manera nosotros lo ponemos en una pintura pero también a nosotros nos concientiza al visibilizarlo”, dijo Martha Gándara.
En suma, explicó Silvia López, siempre se trata de alguien conocido, alguien de la familia el que ha sido raptado y el secuestro es siempre una experiencia que se vislumbra cercana.
Sin embargo el eco es silenciado o no es revelado el fenómeno porque en México el concepto de justicia se ha desvirtuado, como ha ocurrido con casi todas las cuestiones éticas.
"Es una línea muy delgada porque te das cuenta de que es gente común, como uno. Puede ser tu mamá, tú mismo, tu papá, tu hermano y es algo que todos vivimos de cerca o estuvimos por pasar esas situaciones; fue como una historia de terror pero también está la gente que sigue en la búsqueda y quieras o no te hace participante, un actor activo en esta circunstancia que fue, esperamos que sea extraordinaria, pero parece que no”, sentenció Santoyo.
El tema es delicado y la pintura, en términos convencionales podría sublimarlo. No obstante las participantes esperan que el discurso tenga contundencia y claridad para tender ciertas redes que permitan llegar a la comprensión de un fenómeno social del cual se debe pedir explicación a las autoridades y la sociedad en su conjunto.