Si alguien conoce de ciudades es Daniel Saldaña París. Y la que evoca en su novela “El baile y el incendio” (Anagrama) es Cuernavaca, donde no ha llovido en varios meses y “los incendios se han ido propagando por el estado como un rumor insidioso que va diezmando la floresta” (pág. 14). Qué se puede hacer en una ciudad donde el arte floreció con grandes huéspedes como Charles Mingus, que un familiar de uno de los protagonista dijo ver en alguna ocasión, o el lugar que escogió Maximiliano para poner bellos jardines, si todo eso se puede extinguir por el fuego; respirar es imposible.
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Natalia, el primer personaje que cuenta su historia, se pasea por el bosque en busca de una bromelia, no le teme tanto al fuego como a los hombres, dice, y casada con Argoitia, un hombre importante de la cultura y la política, entiende la fragilidad de lo que le rodea, pero también que es tiempo de hacer algo que cambie su existencia, y quizá la de otros, cuando está a punto de reencontrarse con sus dos grandes amigos. Su objetivo es representar una pieza de una bailarina que admira por su eclecticismo y por lo que significa para la danza.
La coreógrafa alemana Mary Wigman creó en 1914 la pieza Hexentanz basada en la danza de las brujas de la isla de Blockula, en Suecia; como se cuenta, hubo epidemias, de todas, y también de danza, en la Edad Media. En el escenario, Wigman se retorcía, se arrastraba, como una bruja se propulsaba, debido a que había “algo mágico e inexplicable”. Con esta pieza pasó a la historia de la danza moderna. Y es tal coreografía la que prepara Natalia.
En ese contexto, tres personajes, Natalia, Erre y Conejo cuentan por separado sus vivencias, descubrimientos, secretos y qué pasó después de años sin verse desde que eran estudiantes, hasta ahora como adultos, para atenuar que una crisis de tal naturaleza los hace reencontrarse, porque hay muchas cosas por aclarar o en el reclamo, la verdad sale también. Son los tres cómplices y a la vez testigos de una devastación que sacude a la naturaleza y también sus vidas.
Natalia prepara el baile de Wigman. Erre vaga con fuertes dolores físicos y emocionales, y algo está a punto de desquiciarlo. Conejo está recluido en casa, con su hábitat punk y el enredo de su papá, quien dice que estuvo en la guerrilla en los años setenta. Hay más simpatía de amistad con Natalia en su presente. Erre solo trastoca más aquella relación con Natalia y con Conejo, y lo hunde en un abismo y en la locura de un baile desatado y agresivo que se generó a partir del espectáculo de danza de Natalia, eso parece, ¿se trata de una epidemia como aquella registrada en la Edad Media que la gente se desquició danzando?
Daniel Saldaña París fue finalista del premio Anagrama con esta novela. Y estará en la ciudad para presentarla y además impartir un taller. Estas son las actividades:
Martes 26 de julio: De 16:00 a 19:00. Taller de escritura: diarios íntimos: “Desdoblamientos del yo: la escritura de diarios personales”, en Casa Universitaria del Libro. Inscripciones: espacioudelectura@gmail.com
Martes 26 de julio: 19:30. Presentación “El baile y el incendio”, en Colegio Civil Centro Cultural Universitario.
Miércoles 27 de julio. De 16:00 a 19:00. Taller de escritura segunda parte. Casa Universitaria del Libro.
Información en:
https://es-la.facebook.com/CasaLibroUANL/
http://cultura.uanl.mx/taller-desdoblamientos-del-yo-la-escritura-de-diarios-personales/