Daniela Negrete convierte el abuso infantil en arte sublime

Arte

En la expo Entre las polillas y el sueño, la artista mexicana explora cómo de las experiencias traumáticas puede surgir algo positivo.

Una de las obras presentadas en la expo 'Entre las polillas y el sueño' (Foto: Cortesía)
Ciudad de México /

Tras estudiar artes plásticas en la UNAM, Daniela Negrete se certificó como perito en arte forense en la Academia Mexicana de Ciencias Periciales, lo que la llevó a interesarse en el abuso infantil.

En entrevista con MILENIO, cuenta que su interés surgió porque la violencia en México le provoca un impacto personal, “sobre todo el hecho de que la cantidad de abusos que existen se denuncian muy poco y se le da seguimiento a un número que no refleja la realidad de lo que está pasando en nuestro país. Cuando obtuve la certificación decidí implementar esos conocimientos en la pintura y la escultura como forma de prevención y de alerta al público.

“Otro asunto que me impactó fue que este abuso generalmente se da por parte de los familiares. Para evidenciarlo recurrí a la metáfora de los juguetes, para lo cual utilizo piezas de mi infancia y represento cómo un niño se ve a futuro con una muñeca más pequeña, por ejemplo, o de los recuerdos que tiene el adulto que fue abusado a través de ciertas posiciones”.

"No represento la violencia gráficamente, sino cuento una historia y agrego ciertos elementos, pero siempre en el mismo campo semántico: los juguetes".
Daniela Negrete Artista visual

Parte de este trabajo conformó la exposición Entre las polillas y el sueño, en la Galería principal del Centro de la Cultura y las Artes José Emilio Pacheco, en Tlalnepantla, Edomex.

El nombre —explica Negrete— “se refiere a estar luchando contra algo, es una cuestión casi de resiliencia, de usar ese tipo de evidencias traumáticas y tratar de hacer algo positivo con ellas”.

"Me interesa producir un impulso estético al espectador", dice la artista. (Foto: Cortesía)

La exposición se estructuró en dos series: Naturaleza enferma, que trata de la fragmentación entre lo emocional y lo corpóreo, y Mi casa rosa, donde aborda el abuso infantil.

La artista contrapone la crudeza de los temas que muestra su obra con la paleta de color al usar tonos pastel, además de incorporar la escultura a la pintura para integrar el marco en sus piezas pictóricas:

“Todo esto hace que se vuelva estético y agradable de ver, aunque el tema sea fuerte. Me interesa producir un impulso estético al espectador, ya sea que le guste o no, y mediante la cantidad de elementos que utilizo, forzarlos a meterse en la narrativa de mi obra. Pero también busco una reflexión acerca de los temas que trato en mis piezas”.
La artista contrapone crudeza y colores pastel. (Foto: Cortesía)
ASS

  • Patricia Curiel
  • patricia.curiel@milenio.com
  • Estudió Comunicación y Periodismo en la UNAM. Escribe sobre arquitectura social y el trabajo de las mujeres en el campo de las artes. Cofundadora de Data Crítica, organización de investigación periodística que produce historias potenciadas por análisis de datos.

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