“No puedes tener redención sin dejar salir los monstruos”; Danny Trejo presenta libro biográfico

“Con el libro quiero decir a todas las personas quién soy yo, porque todos creen: ‘Este hombre es muy malo’, y se preguntan cómo llegué a Hollywood", dice el actor de Machete.

El actor de Machete presenta 'Trejo: mi vida de crimen, redención y Hollywood'
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

La imagen de Danny Trejo es la del hombre rudo, chicano él, quien con un machete en la mano podría salvar a inmigrantes de un corrupto senador estadunidense que quiere expulsarlos de cualquier forma: es uno de los personajes más heridos en la historia del cine y de la televisión, proveniente de un ambiente complejo, rodeado de violencia, drogas y alcohol.

“Muchas personas tienen tatuajes, ahora es natural tenerlos. Son parte de mi vida, en mi pecho traigo esta charra y es el tatuaje más famoso en el mundo, porque por ahí me han matado más que a cualquiera en el cine”, cuenta el actor mexico-estadunidense, quien ahora nos habla del camino que debió recorrer para llegar al mundo del cine, a través del libro Trejo: mi vida de crimen, redención y Hollywood, que se distribuirá en español por el sello Ediciones Camelot.

La verdad de la Mecca del cine

“Hollywood es una gran mentira. Hay actores que creen que son chingones,porque hicieron una película donde son chingones. A mí me dan risa, pero me gusta el cine, me gusta Hollywood, porque no soy un insider, yo estoy acá afuera. Tengo tres amigos lindos de Hollywood, todos los demás son de la calle”, cuenta a M2 el actor, a propósito del lanzamiento de su biografía, elaborada en colaboración con Donal Logue.

Es la historia de “un chavalo” que todo el tiempo estaba preso, en problemas con la policía, con su padre o con su madre, y que había encontrado en un tío, apenas seis años mayor que él, al “camarada” que le enseñó a andar en la vida: “Yo tenía ocho años, él tenía 14; él usaba drogas y yo comencé a usar también”.

El actor de Machete explica el objetivo de la publicación: “Con el libro quiero decir a todas las personas quién soy yo, porque todos creen: ‘Este hombre es muy malo’, y se preguntan cómo llegué a Hollywood. Esta es la historia: quiero decir a los chavalos presos que no se preocupen por cómo empiezan, sino que se preocupen en cómo terminan”.

De Hollywood a la realidad

“…el Danny Trejo que era antes de dejar las drogas y convertirme en consejero de drogadictos, o antes de que el mundo me conociera a través de mi carrera como actor, no era alguien que la gente hubiese querido pintar y honrar. En ese entonces, era el mexicano con quien no se chingaba”, se lee en el prólogo del volumen.

Fueron días complejos, reconoce Danny Trejo, estaba enojado, tenía miedo de su casa, de su papá, “que era un hombre muy macho”; quería saber cómo podía ser igual de macho a los ocho años, y no tener miedo. Su tío Beto le enseñó cómo: para no tener miedo estaba la mariguana y el pisto.

“Cuando llegué a la cárcel ya tenía experiencia, había pasado por la juvenil, por el campo… cuando llegué a la penitenciaría conocía a todos: mi tío me había enseñado a boxear, yo era el campeón. En la penitenciaría vale más que no tengas miedo, debes tener una mirada que diga ‘yo te mato, cabrón’ y si todos sienten eso te dejan en paz, pero si tienes miedo, te buscan”.

En el cine, a Danny Trejo no le importa ser el bueno o el malo de la película, porque no deja de ser un trabajo, “mientras esté bueno el cheque, eso es todo”, cuenta el actor, quien encontró en su personaje de Machete a una figura en la cual representarse: cuando hizo la película, durante un Halloween abrió la puerta de su casa y se encontró con un chicanito de cinco años, vestido como Machete, “eso me hizo sentir orgullo, ahora venden chalecos de Machete. Mi raza ya no necesita a Superman o a Batman, es como Zapata o como Pancho Villa”.

De la ficción a la realidad

“Cuando estoy actuando a ser un hombre muy malo, al momento en que el director dice ‘corte’, me voy a jugar con mis niños, porque no quiero seguir siendo ese hombre malo, ya lo fui. Lo que quiero ser es un buen papá: era un chavalo que nunca escuchó ‘I love you, son’ de mi papá; yo, cada 20 minutos, le digo a mis hijos que los quiero, hasta les doy besos enfrente de sus amigos, a mí no me importa”.


nerc

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