“Ismaíl Kadaré fue grande porque supo crear mundos literarios con las verdades históricas, tanto del mundo del imperio otomano, como el del comunismo en Albania, dos totalitarismos que pusieron al hombre entre la razón y el absurdo, un mundo emparentado con Kafka”, dice David Toscana sobre el escritor albanés, quien murió ayer a los 88 años de edad.
Kadaré (Albania, 1936-2024) es considerado un clásico contemporáneo de la literatura universal; recibió premios como el Man Booker International Prize 2005 y el Príncipe de Asturias de las Letras 2009, entre otros.
Toscana, lector asiduo de la inmensa obra de Kadaré, comenta: “Contó historias que nadie había contado, con belleza, profundidad y filosofía. Tenía una literatura muy de hoy que siempre tuvo su cordón umbilical ligado al pasado”.
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Ismaíl Kadaré fue candidato Premio Nobel, al respecto, Toscana opina: “Ahora sí podemos desacreditar definitivamente a los académicos suecos, que nunca tuvieron nivel para apreciar al mejor novelista de nuestros tiempos con El general del ejército muerto, El palacio de los sueños, Crónica de piedra, El expediente H, Abril quebrado, El nicho de la vergüenza, pura obra maestra”.
“Merecía el Nobel”
Kadaré fue un intelectual comprometido, su disidencia con el autárquico régimen comunista albanés le llevó a exiliarse en Francia en los años 90. Poeta y novelista, es autor de una amplia obra, traducida a más de 40 lenguas.
“Es uno de los autores más queridos de Alianza, tenemos una gran biblioteca de autor con todas sus obras. Estamos desolados porque siempre, todos los años, teníamos la gran ilusión de pensar que era el año de Ismaíl Kadaré para llevarse el premio Nobel porque se lo merecía”, comenta a MILENIO Pilar Álvarez, directora de Alianza Editorial, sello que publica la obra del escritor en español.
“Kadaré tiene una literatura que siempre ha sido una denuncia del totalitarismo y de la dictadura, la que vivió durante muchos años, pero siempre lo hacía con alegorías y convertida en literatura para denunciar la dictadura, algo que lo acerca a gigantes como Kafka. Es una de las grandísimas voces de la literatura social y política del último siglo, una gran pérdida para todos”.
Álvarez comentó que pronto se distribuirá en México Tres minutos. Sobre el misterio de la llamada de Stalin a Pasternak, obra en la que Kadaré traza “un laberinto de versiones sobre un episodio mítico de la era staliniana”.
Casi toda la obra de Ismaíl Kadaré está disponible en español.
Una vida, una obra
De pequeño, Kadaré vivió la Segunda Guerra Mundial, la ocupación de su país por parte de la Italia fascista, la Alemania nazi y la Unión Soviética hasta la instauración de la dictadura comunista de Enver Hoxha en Albania en 1944. A los 17 años ganó un premio de poesía en Tirana que le valió la autorización para partir a Moscú a estudiar en el Instituto Gorki, del que fue expulsado en 1961 tras la ruptura de relaciones entre el país balcánico y la URSS.
En el instituto moscovita escribió El general del ejército muerto, que alcanzó un enorme éxito en Francia. Gracias a esta novela, obtuvo una especie de inmunidad en su país como representante del orgullo nacional, a pesar de no plegarse a los dogmas comunistas. Se incorporó, forzado por el régimen, al Parlamento albanés entre 1970 y 1982. En 1990, unos meses antes de la caída de la dictadura, se exilió en París.
El tema central de su obra, plasmado en todos sus libros, es el totalitarismo, sus mecanismos de funcionamiento y las complicidades que lo hacen posible. Esta obsesión literaria culmina en El palacio de los sueños, publicado en 1981 en Albania. En ese libro, Kadaré construye una inmensa parábola de la perversión despótica en la que, en un país imaginario, existe una inmensa maquinaria al servicio del poder absoluto.
A pesar del hundimiento del comunismo, Kadaré continuó sondeando el alma de las sociedades totalitarias, como en Tres cantos fúnebres por Kosovo (1999) y Frente al espejo de una mujer (2002). Sus últimas publicaciones fueron Vida, representación y muerte de Lul Mazreku (2005), La hija de Agamenón. El sucesor (2007) y El accidente (2009).
Cuando recibió el Premio el Príncipe de Asturias de las Letras 2009, Kadaré dijo:
“Ha habido y continúa habiendo dos ideas radicalmente contrarias acerca de la literatura. Una, antigua, un tanto ingenua, creía que la literatura, como el resto de las artes, era capaz de producir milagros para el mundo. La otra idea, moderna, por consiguiente en modo alguno ingenua, (cree) que la literatura y el arte no sirven a nadie excepto a sí mismos. En estas dos ideas, la verdad y la no verdad, se encuentran mezcladas. No obstante, como hombre del arte que soy, yo me inclino a creer en milagros”.