De poco a poco la sala G de Cintermex se fue llenando de almas nerviosas que tiritaban, no por el frío de la sala sino, por la emoción que se siente vivir nuevamente un festival de metal en la ciudad.
A partir de las 15:00 comenzó la fiesta del México Metal Fest, y aunque para algunos es costumbre llegar con un elegante retraso, esta vez sí hubo quienes quisieron ser puntuales para probar desde el entremés, hasta el plato fuerte que Mustaine y compañía servirían.
Por el escenario desfilaron, primero Ulveheim AD, cuatro músicos que ganaron este lugar, luego de competir contra más de 30 bandas regionales, seguidos de Coventrate, quienes convocaron a sus headbang infected's para que desde temprano menearan sus melenas, con este thrash metal orgullosamente regiomontano.
Fueron miles los reunidos en este festival que fue 60 por ciento nacional y 40 extranjero, ya que las primeras bandas, incluyendo a Transmetal, IRA, Maligno y Arcadia Libre, son mexicanas.
Hombres y mujeres disfrutaron de las ocurrencias de Juan Brujo, quien con machete en mano hizo que la energía del ambiente se elevará aún más, ellos hicieron de todo para que el público se divirtiera, incluso arrojaron dos piñatas al público para que las destrozaran entre el mosh, mientras Pititis, la rubia concubina del infierno, azotaba con su chicote de cuero la tarima; aquello era un hervidero descontrolado de gente.
Pero al pasar de Brujería a Overkill fue notable la deficiencia en el sonido, la sala no era favorable para un evento de estas características, aunque al parecer tampoco el ingeniero se esforzó por que la mezcla de los estadounidenses permitiera disfrutar de su talento, pues queda claro que Bobby "Blitz" dio todo con su voz de alto registro, corriendo con vital energía de un lado a otro, al igual que Dave Linsk en sus virtuosos solos de guitarra.
Esto mismo hizo que los técnicos de Venom se pusieran estrictos cuando les tocó a los ingleses dar su show. Cronos hizo a un lado cualquier inconveniente pues demostró que su voz es tan potente que no hay resonancia que la opaque, y luchando contra la reverberación de la sala, triunfaron frente a sus oscuros seguidores, quienes ofrecieron su voz a las tinieblas.
Finalmente el equipo de ingenieros de Megadeth se lanzó con todo su profesionalismo y logró que la batería de Dirk Verbeuren sonara como una verdadera ametralladora, se disfrutara de los contundentes golpes en el bajo de David Ellefson y que cualquiera suspirara con la pulcrísima técnica de Kiko Loureiro en la guitarra, en canciones como "A tout le monde", "Dystopia", "Holy Wars" y "Trust". Ellos tocaron sobre un escenario empoderado con tres pantallas al fondo durante más de 90 minutos de acción, en los que la gente gritó, saltó y arrojó cerveza al aire.
Se despidió Mustaine de su público, postrado solo él al frente del escenario, agradeciendo a todos su aguante hasta el final de esta fiesta.