Guillermo Quijas estudiaba en Europa cuando le avisaron que su abuelo había enfermado. Tomó la decisión, entonces, de acercarse y estudiar la licenciatura en Puebla; ya rondaba los 19 años de edad, su padre había fallecido antes de que naciera, en un accidente automovilístico, y su abuelo, el profesor Ventura López, le encomendó algo que no había imaginado hasta el momento: hacerse cargo de la empresa familiar. Así comenzó la historia.
“Me pidió que le ayudara durante seis meses en la Proveedora Escolar, mientras se recuperaba, y después me regresaba a la universidad. Justo en agosto de 2002 pasó eso y murió en noviembre, y unos días antes de que muriera, me dijo: ‘Mañana vas a la Proveedora, te sientas en mi escritorio; ya hablé con los gerentes, incluso ya firmamos los papeles para que asumas la gerencia general’.
“Me acuerdo que me senté allí mediodía, sin hacer algo. Después de la muerte de mi abuelo empezó el proceso de aprendizaje, que aún no culmina, de una empresa que en ese entonces tenía 120 colaboradores, en la actualidad somos 500, pero que ya tenía una gran tradición cultural”.
En ese entonces ya se organizaba una feria del libro, pero pequeña en comparación con lo que es ahora la Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO); incluso, se publicaban a algunos autores, en especial oaxaqueños, pero nada que ver con lo que hoy es Editorial Almadía, con más de 300 títulos en su catálogo. Y hasta la creación del Fondo Ventura, un proyecto impulsado junto a su esposa, Vania Reséndiz.
“Almadía es un proyecto personal del cual también he aprendido algo distinto al ejercicio empresarial o de gestión cultural, no nada más el tema de edición o de lectura de libros. Ahora con el proyecto inminente de entrar a España, de las nuevas tecnologías, hace que Almadía se renueve. Todos los años hay proyectos nuevos y eso me deja muy contento”.
Diálogo con los lectores
En todo el proyecto se ha logrado la presencia de autores tan importantes como Paul Auster o Salman Rushdie; han sido anfitriones de prácticamente todos los escritores mexicanos contemporáneos, impulsado la lectura, incluso, más allá de las fechas de la FILO, y cuentan con un catálogo editorial que pareciera consolidado en Almadía, pero Quijas no piensa de esa manera.
“Una editorial todo el tiempo se tiene que renovar y actualizar. El catálogo se construye con el tiempo y es muy difícil pensar en algún tipo de consolidación: el ejercicio es al revés, nunca sentirse cómodos, consolidados, por más que pueda haber temas de autosuficiencia económica y un catálogo de mil libros. Siempre hay que hacer las cosas mejor, llegar a más lectores y conectar con ellos. El que nuestros autores se conozcan más, ese será el camino a seguir”.
Almadía llega a sus primeros años de existencia, ya integrada la editorial a todo el proyecto cultural que se ha querido construir desde Oaxaca, lo que lo hace distinto a muchos otros proyectos culturales, pero al final la editorial es un esfuerzo que empezó de manera personal. La proveedora y la FILO ya existían desde hace mucho tiempo, “y si bien mi abuelo había publicado muchos títulos, lo hizo desde la librería”.
“No nos consideramos una empresa exitosa, si algo se ha hecho bien en Almadía es más una vocación, el amor por los libros y por la buena literatura, lo que genera una vocación y el compromiso por hacer el mejor esfuerzo, al tiempo de intentar que los libros lleguen a muchos lados. Nosotros no vamos a ningún lado, disfrutamos todo lo que hacemos todos los días”.
Con la mirada puesta en España y en las nuevas tecnologías, Guillermo Quijas y todo el equipo que forma parte de Almadía están convencidos de que uno de los principales desafíos está más allá de solo editar un libro, lo más importante no solo es publicarlo y hacer un trabajo de edición muy bonito, sino que se conozca, se distribuya y llegue al mayor número de lectores posible.
El desarrollo de un gran proyecto
Más allá de que sean la FILO o Almadía, las acciones de mayor renombre, para Guillermo Quijas el corazón está en Proveedora Escolar, pues es la que financieramente ha soportado los años en los que la feria no ha logrado conseguir los recursos necesarios, “y siempre ha sacado la mano. Creo que el trabajo que mi abuelo hizo desde hace muchos años ha sido el sostén de este tipo de proyectos.
“Ahí tengo un vínculo familiar y personal que no lo tengo con Almadía o la Feria del Libro, proyectos que se impulsaron desde mi llegada, pero la Proveedora es algo que se creó desde hace mucho tiempo, con el esfuerzo de una familia”, concluyó el director de la editorial y la feria.