En un estudio titulado "La flora del escudo nacional mexicano", tres investigadoras mexicanas detectaron un error en la bandera de México, el cual tiene que ver con la disposición de las hojas que enmarcan al águila devorando a la serpiente, y estaría ahí desde el siglo XIX.
En la vida de cualquiera, la bandera mexicana está presente de una manera u otra. En las escuelas, desde muy tierna edad nos enseñan a cantarle y venerarla; más adelante, la vemos ondear en las plazas cívicas y en los edificios públicos. En las plazas de armas de algunas ciudades, la bandera es como una protagonista que simboliza a la vida y la identidad nacionales. Y cuando México es representado en alguna justa deportiva, al sonar el Himno Nacional Mexicano llevamos nuestra mano derecha al pecho en señal de respeto y patriotismo, mientras mantenemos la mirada fija en la enseña patria.
Quizá por eso es que resulte tan sorpresivo saber que el lábaro patrio que veneramos desde pequeños tiene un error, que es casi imperceptible pero que hemos tenido frente a nosotros desde hace varias décadas.
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En un estudio titulado "La flora del escudo nacional mexicano", las investigadoras María de Lourdes Aguilar Enríquez, Carmen de la Paz Pérez Olvera y Socorro de la Paz Pérez Olvera señalan que, desde el punto de vista de la biología, las supuestas hojas de laurel, tal y como están representadas en el escudo nacional, no existen en la naturaleza.
En el estudio —que es muy extenso y comprende los orígenes y el desarrollo del lábaro patrio y del escudo nacional desde la época prehispánica—, se señala que las hojas que enmarcan al águila que devora una serpiente, debajo de los nopales y del lado derecho, no corresponden a la morfología de las hojas de laurel verdaderas.
En dicho estudio se lee: "a partir del escudo del año 1950 a la fecha, se presentó un cambio importante con relación a la especie Laurus nobilis o laurel. La rama que debería ser el laurel muestra las hojas verticiladas, con tres o cuatro hojas creciendo en el mismo nivel y no alternas como las tiene la especie, que tiene una hoja a diferentes niveles del tallo, una característica de la familia Lauraceae.
Este cambio, según el escrito, se remonta al año 1823, cuando por decreto del Congreso Federalista, se emitió una moneda conocida como el "Peso de Victoria", en honor a Guadalupe Victoria; dicho grabado fue retomado en el año 1934 por el gobierno de Abelardo Rodríguez para hacer el sello de la correspondencia administrativa y, en el año 1950, este sello pasó a ser el escudo nacional.
El estudio concluye que, aunque los elementos que forman el escudo nacional estén estilizados, deberían conservar sus características distintivas. Aquí una ilustración científica de las hojas de Laurus nobilis:
Aunque quizá para muchos resulte un detalle intrascendente, la diferencia resulta evidente.
FM