“El rock también se escribe”: Historia personal del rock

Día Mundial del Rock

Un libro que reúne ponencias de cronistas y críticos, quienes defienden la palabra y aman al rock sobre todas las cosas

Esta obra incluye a los actores del periodismo de rock en México. Foto: Especial
Israel Morales
Monterrey /

Del Seminario de Periodismo y Rock en México. Un Recuento, que se realizó del 27 de agosto al 5 de noviembre de 2014, con sede en el Multiforo Alicia, nació el libro “El rock también se escribe” (UANL), coordinado por David Cortés y Alejandro González Castillo.


Esta obra incluye a los actores del periodismo de rock en México que han nutrido los distintos diarios de circulación nacional o revistas especializadas en el tema desde 1970, caminos que se han abierto mediante la crítica musical, la entrevista o la crónica efusiva de los conciertos. Plumas distinguidas dieron sus posturas, aludieron a los azarosos inicios con todo y la censura del gobierno post Ávandaro, el desarrollo de fanzines y publicaciones como “Piedras Rodantes”, “Sonido”, “Conecte”, “Banda Rockera”, “La Mosca”, entre muchas, también desplegaron sus inquietudes del futuro que depara al periodismo más aferrado desde que se inventó el trepidante ritmo que mueve a las masas, así, sin ambages, porque es necesario escribir la historia del rock desde la trinchera correspondiente.

Así desfilan: Federico Rubli Kaiser, quien menciona que “todos éramos William Miller”, el joven protagonista del filme “Almost famous”, cuyas ilusiones eran publicar en la revista “Rolling Stone”, lo mismo para ellos, que buscaban que se les incluyera en algún medio de difusión rockera, y otra cosa: habla sobre el mito de la encuerada de Ávandaro, que no era de Monterrey, sino de Guadalajara. Su nombre: Laura Patricia Rodríguez González.

José Xavier Návar aborda sus viajes y entrevistas. Una de ellas a Deborah Harry, de Blondie, quien en pleno éxito gracias a su sencillo “Heart of glass”, Navar estuvo presente cuando la cantante le exigió a su disquera que le mandaran un tanque de guerra. Viajó a Nueva York para entrevistar a Robert Plant y Jimmy Page, “pues estoy aquí con Led Zeppelin” en una suite de un hotel, así recordaba aquella entrevista. O a Brian Johnson, quien acababa de entrar a AC/DC y vino a México de promoción. Solo les pidió que hubiera cerveza donde lo entrevistaran, diferente a como les había platicado la disquera. “Hace tres meses yo era un mecánico más” (pág. 25), les dijo.

Walter Schmidt, músico y periodista de larga trayectoria, recuerda la hazaña de entrevistar a Peter Gabriel, cuando viajó a Londres, y ante la negativa del sello discográfico, él se lanzó a la aventura y lo consiguió, incluso el músico fue hasta su hotel para una charla de antología.

“Puro pinche ruido”, dice Roberto Muñoz “Warpig”, y la experiencia para enunciar uno de los tantos fanzines; José Luis Paredes “Pacho”, también dentro de ese tema, y lo que significa andar entre “fotocopias, grapas y engrudo”, para llevar los fanzines a muestras en el Museo del Chopo.

Óscar Ramírez Salas Roli platica sobre el nacimiento de la revista puntal de rock en México: “Banda rockera”, en cuya primera portada venían Javier Bátiz, Carlos Santana y un chavo punk.

David Cortés se va a la evolución del periodismo rockero, Hugo García Michel matiza sobre la sucinta historia de una de las últimas grandes revistas de rock, “La Mosca”.

Ricardo Bravo narra sus inicios haciendo reseñas de discos en una tienda, La Feria del Disco, lo que nació cuando alguien le preguntó si Duran Duran era el apellido de un cantante o el nombre de un grupo.

Francisco Zamudio se mueve entre la correspondencia entre revistas con el rock mexicano, y fenómenos musicales como El Tri, Chac Mool o Caifanes,

Otra revista importante fue “Switch”, la que fundó Benjamín Salcedo, en una reunión con el escritor Xavier Velasco, y así da los pormenores en su texto.

Julián Woodside analiza los medios virtuales y el poco valor que se le da al buen periodismo; Juan Carlos Hidalgo abunda que los medios web son precarios en cuanto a calidad y que falta profesionalización; Patricia Peñaloza comenta que le gusta más la noción romántica del cronista de rock, como prefiere que se le llame, que la del crítico.

Raúl David “Rulo” dice que hay que vencer la tiranía del clic y volver a los orígenes; Antonio Malacara Palacios se va la literatura de la onda con José Agustín y Parménides García Saldaña, así como sus colaboraciones en medios y el rock que llegaba de otras partes, como el de Charly García. De Argentina arribó Mónica Maristain y comenta los escenarios que encontró a su llegada hace años.

Arturo J. Flores habla de sus influencias, muchos de ellos periodistas invitados en este encuentro; Iván Nieblas diserta y enaltece la funcionalidad del periodismo digital; Alejandro González Castillo dice que hay que replantearse el papel del crítico en estos tiempos, además de hacerle una entrevista a José Luis Pluma, sobre su odisea de “Conecte” y la filosofía rockera de esta revista: “documentar el trote del rock mexicano”.

Esta es la memoria viva de ese irrepetible encuentro.

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