Al teléfono, Diego Capusotto se confiesa: "Hago humor porque la mayor parte del tiempo no estoy feliz". El comediante, ícono en Argentina y en otros países del continente, habla con MILENIO tras las fechas que realizó en Playa del Carmen y la Ciudad de México del espectáculo El lado C, donde en compañía de la periodista Nancy Giampaolo ahonda en sus éxitos, fracasos, perspectivas y personajes. Su historia.
El nacido hace 62 años en la ciudad de Morón, provincia de Buenos Aires, dice que disfruta enormemente las presentaciones de esta puesta en escena, que en esencia es un confesionario, porque se desarrollan en espacios teatrales, "que particularmente me gustan mucho más".
"Me parece que el actor o la actriz tiene la posibilidad de ocupar un espacio donde los lenguajes de la voz o el cuerpo tienen un terreno más noble y que conforma un ritual que se establece en la medida que haya un público que está conmovido con eso que se está haciendo. El espacio teatral es único e irrepetible porque es lo más cerca de un ritual", explica.
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De la comedia, a la que llegó fortuitamente - "quería ser jugador de futbol profesional y no se me dio" -, exalta su capacidad de hacer que quien la ejerce se convierta "en algo más interesante de lo que es".
Pero aclara: "No estoy en el estado de comediante todo el tiempo". Para entrar a ese universo del que han emanado personajes ya legendarios como Micky Vainilla, El Loco Daisy May Queen y Bombita Rodríguez, Capusotto requiere "un ritual" previo. Así se convierte "en algo de lo que más ganas tienes".
— ¿Qué significa ser comediante?
"Hay elementos que uno debe tener, imagino, porque nunca me puse a explicarme a mí mismo lo que hago, simplemente aparece. Creo que hay una mirada sensible de lo que te rodea, una necesidad de juego y de apropiarse de historias y elementos ligados al juego. A mí me parece que el comediante es un sujeto político, un ser social y alguien que toma distancia de algunas cosas, y que disputa el sentido común contra cosas que a algunos no les cierran, no les gustan, les duelen".
Al humor, nada humano le es ajeno. "Menciona todo, todo está abarcado, le dedica tiempo con ironía y parodia a todo lo que nos rodea", afirma.
Lo que sí es que hay comediantes que lo desarrollan desde algo muy específico. Pero el ganador de premios como el Martín Fierro, que otorga la Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentinas, y el Konex, a cargo de la fundación homónima, ha demostrado que gusta abordar desde hechos sociales y políticos, hasta las relaciones interpersonales o cuestiones existenciales.
"El humor siempre está nombrando lo que nos atraviesa, desde la alegría, la tragedia y hasta la posibilidad de ubicar escenarios que no respondan al lo real; mundos mucho más interesantes donde no haya que mediar con nada y los personajes circulen alocadamente por ese espacio inventado donde cada uno pueda hacer lo que le plazca".
Desde que las redes sociales se volvieron vertederos masivos y fugaces de opiniones, la cancelación es un fenómeno constante, sobre todo contra la figura del comediante. Al respecto, Capusotto comenta: "No puedo empezar a hacer humor pensando en quién se va a ofender o en términos de cancelación, porque los grupos minoritarios vienen acumulando capital, y eso no ha cambiado y no se combate".
"Hay una especie de distracción de los hechos más complejos y los que no pueden abarcarse, y se pone esa atención en el humor, que siempre es irreverente e inventa un mundo que no es el que habitamos día a día. El humor permite que todo pueda ser convertido en otra cosa".
Surge una duda: en los tiempos que corren, ¿se le critica más al comediante que al político?
"Sí. También el político lo que ha tomado es la teatralidad, la resignificación de la actuación para encarnar a un personaje que esconde siempre un texto; el impacto lo puede lograr ya no en términos de dialéctica política, sino en el impacto emocional. Ese político puede convertirse en un actor que necesita apropiarse de la voluntad de quien lo escucha, aprovechando siempre estratégicamente el momento que esté pasando en ese territorio".
Vigencia
Hace casi 8 años que Capusotto no hace un programa de televisión -cine sí: este año se estrenó la cinta Las corredoras, donde volvió a coincidir con el director Néstor Montalbano -, pero producciones como Cha cha cha y Todo por dos pesos suelen verse, recordadas en clips, a través de redes sociales como YouTube, Facebook y TikTok.
De esta vigencia, que le permite alcanzar a las nuevas generaciones, el comediante externa: "Disfruto mucho porque hay miradas que a veces te explican mejor las cosas de lo que crees; esa multiplicidad de lecturas que tiene la gente cuando ve lo que hacemos y cómo interviene en el otro esto que hacemos. ¿Qué es lo que le pasa a ese cuerpo y alma que ve lo que somos? Para mí es un misterio, pero es muy disfrutable cuando las personas se acercan y comparten lo que les pasa".
Resalta que ver a sus personajes aún activos es "la mejor parte", porque uno va a morir, "pero ellos siguen ahí, tienen la capacidad de ser inmortales".
— ¿Dónde encuentras o has vivido el éxito?
"Si hay algo que se llama éxito, que no lo tengo claro como concepto, me parece que la decisión de hacer lo que uno tiene ganas es el primer paso".
Diego Capusotto termina de charlar con MILENIO explicando que la risa, ese alimento del que es el principal proveedor, te pone en "un estado emocional que es muy raro, hay algo ahí de máximo placer, parecería que el mundo se detiene".
"El mundo está un poco mejor cuando pasa eso, reírse".
hc