Aparecen en las películas con el glamur de su presencia, la belleza de sus rostros y de sus figuras; se les veía en las portadas de las revistas siempre con una enorme sonrisa, como si la felicidad fuera la norma, pero había una realidad que se puede ejemplificar en una frase de Ava Gardner: “a las actrices en Hollywood nos trataban como si no tuviéramos alma”.
Una línea y una vida oculta que recupera la escritora y periodista española Cristina Morató en el libro Diosas de Hollywood (Plaza y Janés, 2020), donde cuenta historias de Ava Gardner, Rita Hayworth, Grace Kelly y Elizabeth Taylor.
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“Reuní las historias de cuatro grandes actrices de la época dorada de Hollywood. Por una parte, vamos a ver a cuatro mujeres que, desde siempre, me han fascinado, tengo debilidad por ellas; me gustaba, además, que eran mujeres muy distintas, pero también tenían en común muchas cosas: sin duda, fueron las mujeres más deseadas y fotografiadas de su época, auténticos mitos. No podemos imaginar ahora lo que despertaban, la admiración que generaban, eran auténticas ídolas”.
La intención primordial era mostrar el lado más humano de éstas diosas del amor, porque la parte de la biografía oficial ya es conocida por los cinéfilos, pero no tanto quiénes eran en realidad estas cuatro mujeres, más allá del lujo y el glamur que las envolvía y “creo que el lector descubre a mujeres vulnerables, tímidas y muy inseguras”.
“Sus vidas no fueron ese cuento de hadas que nos hacían llegar los medios de comunicación o las películas, porque la vida de las cuatro
—salvo Grace, que juega en otra parte— estuvo marcada por divorcios, adicciones, soledad y malos tratos. Se han quedado otras actrices fuera, pero me interesaba que ellas compartieron amistad, rodaje y hasta amantes”, asegura la autora de libros como Reinas malditas o Divas rebeldes.
Diosas de Hollywood se lee casi como una novela, porque continuamente sale el nombre de una o el amante de la otra: las cuatro están interrelacionadas, aunque en el trasfondo del libro, explica Cristina Morató, está la necesidad de mostrar lo que “era en realidad ese Hollywood dorado”.
“Para muchas actrices y actores —aunque ellas fueron las más perjudicadas— se convirtió en un auténtico infierno; entonces, hay que situarse en una época en que los jefes y los productores abusaban de su poder, el silencio era la norma. Hay una frase de Ava Gardner que lo explica muy claramente: a las actrices en Hollywood nos trataban como su no tuviéramos alma”.
Y la historia parece que cambió poco con el paso de los años.
PCL