Discoteca: Medio siglo de una historia sonora, social y cultural

Una exposición en el museo ADAM pasa revista al desarrollo de estos locales a través de fotografías, muebles y algunos objetos icónicos.

La música disco, vinculada en su origen a la cultura gay, pasó a ser omnipresente. Museo ADAM
Editorial Milenio
Bruselas /

Creadas como centros de contracultura y experimentación artística en los años 60 y convertidas en templos de la música tecno en los 90, la evolución de las discotecas y su estrecha relación con el diseño y la moda centran una exposición que acoge hasta el próximo 5 de mayo el museo ADAM de Bruselas.

La muestra, organizada en colaboración con el museo Vitra Design en Alemania, pasa revista a la historia de estos locales de ocio y su influencia en la cultura contemporánea a través de fotografías, muebles y otros objetos de más de una treintena de night clubs en Europa y Estados Unidos, muchos de ellos icónicos, como el Studio 54 en Nueva York o La Hacienda en Mánchester.

Según Katarina Serulus, una de las curadoras de Night Fever-Historia del Diseño de la Cultura del Club la exposición rinde homenaje al pensamiento radical que gestó la cultura de las discotecas y a la manera en que estos locales han influido en la vida social y las subculturas.

Entre las piezas más interesantes incluidas en la muestra Serulus menciona las creaciones del diseñador belga Walter Van Beirendonck, que durante los 80 fueron sinónimo de la música new beat en Bélgica y convirtieron a quienes seguían esa moda en “codiseñadores de la vida nocturna".

Papel social

En la década de los 70 las discotecas, instaladas en antiguos teatros y cines, se impusieron como institución de la vida nocturna, asumieron un papel social más relevante, se transformaron en el lugar de quienes querían darse a conocer y en el escaparate de la moda de la calle.

La música disco, vinculada en su origen a la cultura gay, pasó a estar omnipresente. De esa época data el Yellow Submarine, creado en Múnich en 1971, un edificio en forma de cápsula de acero de tres pisos, rodeado de un estanque con 600 mil litros de agua salada donde nadaban tiburones, que los clientes podían contemplar a través de ventanas de cristal antibalas.

El Studio 54, una de las discotecas más célebres, se fundó en 1977 en Nueva York, época en la que el culto mediático rodeaba a las personalidades del cine, de la música y del deporte. Entre sus clientes habituales figuraban Andy Warhol o Grace Jones.

En los años 80, la música house sustituyó al fenómeno disco y, en comunión con el nuevo ambiente post-industrial de la época, las discotecas pasaron a ubicarse en almacenes y naves industriales.

Sus mejores años han pasado, pero aún hoy diseñadores y arquitectos se inspiran en la historia del night club para desarrollar conceptos como los sistemas de sonido móviles o los locales de ocio efímeros.

La exposición se completará el próximo marzo con una muestra sobre el grafismo de la noche en Bélgica y un fin de semana en abril de proyección de películas y documentales.

Último bastión

En el siglo XXI el tecno se ha mantenido como último movimiento musical y ha definido la cultura de los clubes de todo el mundo.

Polos de atracción

Algunas discotecas y las fiestas tecno se han erigido como marcas y son polos de atracción de turistas.

Muerte lenta

Otras alternativas de ocio, incluidas las plataformas digitales o los festivales de música, roban protagonismo a las discotecas.





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