No te ha pasado que de pronto te da sueño y sin pensarlo dices “me voy a echar un coyotito”, o bien si no lo dices tú, lo más seguro es que hayas escuchado a alguien decirlo, y cuestionarse ¿de qué habla? ¿De donde lo saco? ¿Hablan de un coyote en verdad? Hoy aclararemos algunas de tus dudas.
México está repleto de frases relacionadas con animales y de la vida diaria de los humanos y sus comportamientos, como por ejemplo la popular frase “anda de pata de perro”, o el clásico “me dio el mal del puerco” o bien el “como el perro de las dos tortas”.
Siempre es muy gracioso escucharlas porque no sabemos de dónde vienen pero, ¡suenan muy bien! ¿o no? Hoy hablaremos de la frase “echarse un coyotito”, ¿de dónde viene la expresión? ¿Qué tiene que ver un coyote?
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¿Por qué se dice "echarse un coyotito"?
El origen no es del todo claro, sin embargo, podemos comenzar a desglosarlo por ejemplo sabemos que el coyotito, es solo el diminutivo del coyote, palabra que de acuerdo a la Real Academia Española (RAE) proviene del náhuatl coyotl , el cual es un mamífero carnívoro semejante al lobo pero más pequeño y de pelaje gris amarillento.
Muchas personas señalan que la frase surge del comportamiento de estos animales, quienes suelen dormir durante el día varias siestas y salen a cazar por la noche.
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Por lo cual podemos decir que la frase tiene como objetivo dar a conocer que se quiere de una siesta, se suele decir de este modo en diminutivo pues las siestas suelen ser cortas durante el día.
Se cree que el frase original era echarse como un coyotito sin embargo se fue modificando.
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¡Hay beneficios!
Y tenemos buenas noticias, “echarse un coyotito”, ¡tiene sus beneficios! La siesta puede ayudarte a prevenir enfermedades cardíacas, ayudarte a llegar a un estado de relajación pleno, aportar energía, estimular la creatividad, puedes llegar a un estado de alerta más intenso y el aprendizaje, así como mejorar tu estado de ánimo.
Cabe destacar que la siesta no es para todo el mundo, el dormir una siesta para personas que no llevan por costumbre hacerlo puede traerles problemas del sueño por la noche e incluso sentirse aturdido o desorientado luego de despertar.
Entre más cortas sean tus siestas mejor te sentirás, trata de tomarlas de solo 10 o 20 minutos. Sin embargo, los adultos jóvenes podrían tolerar siestas más largas.
SJHN