Ecos sobre el cometa Halley plasmados en un libro

Historia

María Amparo Guerra, autora de la obra Estampas de un México Desaparecido, narra las vivencias que le contó su madre, doña Elvira Martínez, quien pudo observar el paso del cometa en 1910

El Halley es un cometa grande que orbita alrededor del Sol cada 75 años en promedio y es el único que se puede apreciar a simple vista desde la Tierra
Héctor Benavides
Monterrey /

Por aquí pasó volando, estimado alumno Jesús Héctor…”, así me decía hace 70 años mi maestro de primaria Ezequiel Esparza. Cursaba yo el sexto año en el colegio José Calderón y mi maestro se refería al cometa Halley, que fue observado en Monterrey en la última semana del mes de mayo de 1910.

También, a 230 kilómetros al norte, en la calle Grant, frente al costado norte de la Pro–Catedral de San Agustín, en la ciudad de Laredo, Texas, una niña de 10 años llamada Elvira Martínez Martínez fue testigo del paso del cometa.

Esa niña, al cumplir 94 años, confió sus memorias a  su hija, María Amparo Guerra, quien las convirtió en un pequeño libro titulado Estampas de un México Desaparecido.

Así recuerda la autora del libro lo que le dijo su madre: “Mi madre lo observó en Nuevo Laredo, en su última aparición, en el mes de mayo de 1910. En esa época, por no existir los medios de comunicación que hay en la actualidad, la noticia de la aparición del cometa no fue tan ampliamente difundida.

Una madrugada en Nuevo Laredo, estando mi abuela y mi madre profundamente dormidas, despertaron con la algarabía de Zulema Cárdenas y sus hermanas, quienes tocando en la ventana le gritaban: “¡Doña Elvira, Elvirita, despierten!, ¡no sean perezosas!, ¡levántese, para ver el cometa!” .

El Río Bravo fue un escenario perfecto para admirar al cometa, que es excepcionalmente brillante y que tiene un movimiento “retrógrado”, es decir, contrario a la dirección del movimiento de los planetas.

Las primeras observaciones de que se tiene conocimiento fueron anotadas por astrónomos chinos allá por el año de 239 antes de Cristo.

“… la estrella era del tamaño de un plato: de allí se iniciaba la cauda, que iba ensanchándose. A fines de mayo, cuando el cometa pasó más cerca de la Tierra, hubo un ciclón muy fuerte en Nuevo Laredo”.

“Mi madre” — narra María Amparo —,  “estaba en la escuela y empezaron a ver  una gigantesca nube en forma redonda que se acercaba dando vueltas. La directora de la escuela, profesora Cuquita Leal de Guzmán, dio instrucciones para que salieran ordenadamente maestras y niñas y regresaran a sus hogares de inmediato. Cuando mi madre llegó a su casa, empezaron a caer unas gotas enormes, del tamaño de un peso de aquellos tiempos, y se desató la tormenta con truenos y relámpagos que atemorizó a los habitantes. Comentaba la gente que el cometa era precursor de calamidades: la Revolución Mexicana estalló el 20 de noviembre de ese mismo año; pero los científicos, desde luego, no están de acuerdo con esto y afirman que su aparición de 75 o 76 años es algo normal e inofensivo.

"La próxima vez que se observará el cometa Halley será a fines de 1985, cuando podrá verse por medio de telescopio, y a principios de 1986, cuando se observará a simple vista. Desde Monterrey no podrá observarse muy bien debido a las montañas.

"En ese año estará mucho más lejos de la Tierra que en 1910, cuando pasó a 22 millones de kilómetros de nuestro planeta. La siguiente visita del  cometa Halley a nuestro planeta será hasta el año 2061 del siglo 21".

Doña Elvira Martínez de Guerra, quien narró esta historia a su hija, María Amparo, fue una dama que nació en 1890; gozó del espectáculo del cometa Halley en mayo de 1910, celebró con México el Centenario de la Independencia nacional, vivió la Revolución de don Francisco I. Madero, la Revolución Constitucionalista de Carranza y la intervención norteamericana.


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