Contrabajista inventivo, que desde joven se dio a conocer mundialmente con el trío del pianista Bill Evans, Eddie Gómez fue un compositor tardío. En colaboración con músicos como Chick Corea o Jeremy Steig, en ocasiones componía al momento para alguna grabación o concierto.
En los años ochenta venció sus temores y comenzó a escribir, por lo que en sus discos solistas es frecuente encontrar sus composiciones. Algunas podrán escucharse el lunes 19 de noviembre en el Centro Cultural Roberto Cantoral. Además de tocar con su trío, que incluye al pianista Stefan Karrison y el baterista Rodrigo Villanueva, también participará la Orquesta Nacional de Jazz.
Gómez se define como un compositor ecléctico, pues afirma que lo mismo ha crecido bajo el influjo de la música de concierto que de los diferentes géneros del jazz, sin olvidar sus raíces en los ritmos caribeños. Lo importante, dice con voz cálida, es “hacer música que viene del corazón”.
Considera que su música “tiene que ver con las cosas hermosas que ocurren en el mundo, que pueden ser las relaciones con nuestros padres, esposos o amantes, nuestros hijos y nietos, con aquello que queremos, que puede ser el ambiente, la vida que uno vive día a día. Hay que tener un mundo para nuestros descendientes, un mundo donde vivan bien, un mundo que sea mejor que el que tenemos ahora. Ese ha sido siempre el sueño de los padres: que las cosas mejoren, que no sean peores”.
Apasionado del tema, el contrabajista asegura que en sus piezas “se oyen cosas sutiles, que tienen que ver con la humanidad, pero también con nuestros sentimientos. Hay cosas bonitas, pero también no tan bonitas, porque el arte tiene que reflejar todas las emociones”.
Sobre su trío con Karrison y Villanueva, Gómez dice que entre ellos hay camaradería. “Somos amigos y nos gusta compartir si estamos viajando o estamos en cualquier lado. Hay una amistad y eso vale muchísimo cuando tenemos que hacer música”.
Sin embargo, agrega, prefiere usar “la palabra arte, porque siempre queremos alcanzar el nivel más alto. Y aunque nunca lleguemos siempre es algo que estamos intentando”.
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EL MAESTRO
Su relación con el pianista Bill Evans fue fundamental, sobre todo al grabar su primer disco con él. “Me dio la sensación de que podía existir en este ambiente. Sentí que pasaba al otro nivel y el arte comenzó a florecer. Había algo que podía ofrecer y era mío".
Eddie Gómez en la Cantoral
Música
En los años ochenta venció sus temores y comenzó a escribir, por lo que en sus discos solistas es frecuente encontrar sus composiciones.
Ciudad de México /
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