Cuando se tomó la decisión de pasar de lo presencial a lo digital, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FlL) se planteó múltiples desafíos.
Nueve días después: “El concierto de voces de la FIL Guadalajara, una vez más, nos ha invitado a la reflexión, al diálogo y al entendimiento de nuestras sociedades”, a decir de Raúl Padilla López, presidente del comité organizador.
Es necesario dejar de mirar a los otros como enemigos, dijo Camila Sosa Villada desde Argentina, mientras Leonardo Padura nos conminó a leer la historia con la intención de iluminar el presente y tratar de entenderlo. “En cada una de nuestras actividades hubo un momento emotivo o de reflexión, que recordaremos por mucho tiempo”.
Bajo el convencimiento de que las futuras ferias del libro serán diferentes, se ofreció una numeralia distinta de la edición 34 del encuentro editorial o literario, donde no se contó el número de visitantes, sino más bien el de vistas en cada una de las plataformas en las que se transmitieron las actividades.
“Al corte del sábado por la noche y con la previsión de la jornada dominical, nuestras actividades y contenidos habrán llegado a 21 millones 57 mil 924 personas, mismas que nos siguieron desde 84 diferentes países, en la página web, en Youtube, en redes sociales y en transmisiones cruzadas con otras editoriales y medios públicos”.
Fueron alrededor de 400 actividades, de las cuales 243 se transmitieron en vivo y el resto fueron estrenos de material inédito pregrabado.
Participaron 800 ponentes provenientes de 46 países, lo que representó 448 horas de programación y un total de cinco millones 580 mil 601 reproducciones, destacó Padilla López, en la tradicional conferencia de prensa de balance de la FIL Guadalajara, acompañado por Ricardo Villanueva Lomelí, rector de la Universidad de Guadalajara, y Marisol Schulz, directora de la feria.
“Volveremos en 2021, con fuerzas renovadas, para celebrar los 35 años de la FIL Guadalajara con una edición presencial, que contará con la participación de Perú”, agregó.
“Creemos que va a ser presencial, pero no podemos dejar de lado la experiencia que nos ha dejado lo virtual, porque nos permite un mucho mayor alcance al público lector, al interesado en los grandes temas de coyuntura”, comentó Padilla López con respecto a la próxima edición.
Con la mirada en el futuro
En ello coincidió Marisol Schulz, quien enfatizó que 2020 ha sido un año difícil, de retos y aprendizajes, pero también de grandes logros, porque la proyección de la feria llegó a lugares remotos y, literalmente, millones de personas pudieron presenciar el programa virtual, “lo que abre un parteaguas”.
Tras recordar unas palabras de Fernando Savater, en las que decía que la pandemia nos ayudó a recordar lo verdaderamente importante, Padilla López aseguró que, entre las cosas que tienen realmente importancia no podemos obviar ni a los libros, ni a la propia feria.
“La FIL Guadalajara demostró por qué es considerada el mayor encuentro del orbe en su tipo, con una edición especial en línea que logró que nos encontráramos no sólo en las pantallas, sino también en la lectura, en los libros y en la fuerza transformadora que se desprende de sus páginas”.
A diferencia del tradicional cambio de estafeta de ediciones anteriores entre los invitados, en esta ocasión no hubo tal —Sharjah, que se tenía contemplado, estará como invitado de honor en 2022—.
Se le dio la bienvenida a Perú para el próximo año con un mensaje de su ministro de Cultura, Alejandro Neyra, quien destacó que no solo están comprometidos a presentar a autores reconocidos, sino a mostrar el ecosistema del libro: una oportunidad única para acercarnos más entre peruanos y mexicanos.
Enfrentar el déficit económico
Ante el déficit de entre 24 y 26 millones de pesos, uno de los grandes desafíos de la FIL será el económico, si bien en los últimos años tenían excedentes que usaban a lo largo del año. “Empezamos por aplicar los remanentes del año pasado a este déficit y esperamos recuperarnos en las dos ediciones siguientes”, expresó Raúl Padilla López.