Edicson Ruiz: "Siempre fue mi sueño tocar en la Sala Nezahualcóyotl"

El joven contrabajista solista que se presentará el 15 y 16 de julio en el programa 3 de la Orquesta Sinfónica de Minería, en su Temporada de Verano 2023, en la Nezahualcóyotl.

Chelista Edicson Ruiz | Cortesía OSM
Ciudad de México /

Tenía más de 10 años desde su última visita al país, evoca Edicson Ruiz, contrabajista solista que volvió a México para realizar un par de presentaciones, la primera de ellas hace un par de días en el Festival Paax GNP, y el 15 y 16 de julio como parte de la Temporada de Verano 2023 de la Orquesta Sinfónica de Minería.

“Recibo la invitación con el mayor de los agradecimientos, prácticamente honrado de poder regresar a Ciudad de México. Me presenté en Bellas Artes y soñaba, desde siempre y desde entonces, poder algún día tocar en la Sala Nezahualcóyotl de la Universidad; de hecho, me pasearon por ahí porque di una masterclass paralelo a esa visita en la OFUNAM, y me quedé enamorado de la sala. Siempre fue mi sueño tocar ahí, y gracias a Dios, a la Orquesta Sinfónica de Minería y al maestro Carlos Miguel Prieto, por la oportunidad”, dice el músico en entrevista.

Su aporte en la gala será en la apertura de la presentación: “Abro con Concierto latino para contrabajo y orquesta de Efraín Oscher. Se trata de una obra monumental para el contrabajo, en una afición de las cuerdas antiguas del siglo XVIII, originaria del sector de Viena, uniendo esa habilidad, esas características, esas especificaciones y timbre de ese instrumento con las danzas latinoamericanas de nuestro continente”.

Edicson Ruiz | FOTOS: Cortesía OSM


Ritmos latinoamericanos en los que se incluyen las guarachas y el rock latino en el primer movimiento. Mientras que el segundo se puede escuchar a la milanga argentina

“que le da un aire Piazzola a la obra porque el contrabajo tiene cualidades líricas asombrosas; después viene un guaguancó cubano que da un cadencia monstruosa, lo que deriva en una danza y lucha casi al estilo capoeira, donde a veces los instrumentos bailan y danzan, y en otras ocasiones luchan unos contra otros, que da la impresión de casi un duelo. Termina en la recreación de los tambores de San Millán, celebrado en Venezuela”.

El inicio de una vida

El camino musical de Edicson Ruiz (Venezuela, 1985) comenzó a los 11 años a través del programa de educación musical “El Sistema”, de la Fundación del Estado para el Sistema Nacional de las Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela (FESNOJIV).

Todo comenzó “por una necesidad de mi mamá de realmente ocupar mi tiempo libre y no dejarme ser devorado por el ocio y por los peligros que existen en nuestro país, así que pasé por el karate, natación, la cerámica, el béisbol y, ya por último, escuchó por ahí una escuelita de música y me puso a estudiar la flauta. Pero, como son las cosas de la vida, una amiga le comentó que estaba una orquesta sinfónica infantil y siempre, en contra de mi voluntad, porque soy muy terco, me metió y quedé enamorado del contrabajo, de la música, de concertar en la orquesta”.

Pero 2001 sería determinante en su carrera profesional, pues sería el becario más joven de la Academia Orquestal de la Orquesta Filarmónica de Berlín, sitio en el que realizaría su formación instrumental bajo la guía del maestro Klaus Stoll y, antes de concluir sus estudios, fue nombrado miembro estable de esta prestigiosa orquesta.

Entre tantos instrumentos, ¿por qué el contrabajo?

Por la sencilla razón de que nunca he pensado que soy genio ni que me guste estudiar mucho, y el contrabajo me parecía que era un instrumento fácil y que no necesitaba mayor esfuerzo ergonómico para poder tocarlo, doblando el cuello como el violín, sino que era estar ahí paradito al lado del contrabajo, además de que se toca pocas notas. Pero ahora, después de estar tantos años en esta carrera, en esta corredera, me doy cuenta que el contrabajo con una nota puede narrar una historia, mientras que el violín necesita tocar un millón de notas para poder hacerlo.

¿Por qué considera que es importante el acercamiento musical en la niñez?

La música tiene efectos admirables en el cerebro: ayuda en la coordinación motriz, donde ambos lados del cerebro están arduamente trabajando a la par, y, a la vez independiente; entonces, esto es importante a nivel motriz y cognitivo para cualquier niño, además es una actividad enriquecedora porque el niño músico ocupado no tiene tiempo de aburrirse, así que lo protege del ocio y enriquece su existencia.

Además, les da momentos donde visualiza y percibe, no por los sentidos visuales o auditivos, sino también por el intelecto, y a través de su espiritualidad logran ver todo ese mensaje que plasmaron los grandes compositores de la música Occidental en sus partituras, quienes tuvieron realmente revelaciones ancestrales, cósmicas, omnipresentes plasmadas en el arte más poderoso que existe que es la música, porque nos atraviesa por todos nuestros sentidos, resonando con nuestra alma y espíritu, que reconoce ese infinito y su origen.

Y además

Sus cualidades físicas y acústicas

Bien se sabe que el contrabajo es un instrumento “grandote, es un mastodonte que visualmente impone una presencia, un respeto, una impresión muy fuerte, y ya cuando el hombre suena las cuerdas, uno lo siente en la silla, en los pies, en la suela del zapato. Por eso a los niños discapacitados los llevan a conocer el contrabajo, porque lo tocan y sienten la vibración del instrumento, que no es la misma que un violín, por ejemplo. Eso lo hace algo muy particular y poderoso”.

jk

  • Viridiana Contreras
  • viridiana.contreras@milenio.com
  • Reportera y coeditora. Licencia en Comunicación y Periodismo en la Facultad de Estudios Superiores Aragón (UNAM). Doce años en el periodismo cultural.

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