El "ballet" llegó al Salón Los Ángeles

La bailarina logró reunir a más de 200 personas, quienes aprendieron de su arte y también compartieron con ella la pista para disfrutar de ritmos tropicales.

Verónica Díaz
México /

Mientras afuera crecía la fila de espectadores, adentro se montaban las barras de ballet: así lucía el Salón Los Ángeles, sede de Baila por México, una iniciativa creada por los primeros bailarines del Staatsballet de Berlín, Elisa Carrillo y su esposo, Mikhail Kaniskin, con el fin de reunir fondos para construir casas de damnificados por los sismo en Ozumba, Estado de México.

Convertido en un improvisado salón de ensayo de ballet para gente de todas las edades y condiciones, este espacio de baile popular recibió a más
de 200 personas, especialmente niños y jóvenes bailarines, desde pequeñitos de tres años, pasando por integrantes del Ballet Teletón con sus muletas o sillas de ruedas, hasta personas de la tercera edad. Eso sí, todos enfundados en sus leotardos y mallas, porque lo que nunca pierde un bailarín, novel o experimentado, es el estilo.

Las pequeñas estaban profundamente emocionadas por ver y aprender de Carrillo, que en poco tiempo se ha convertido en el ejemplo de las aspirantes a bailarinas. Fue el caso de Dairana Burgos, de apenas 10 años, quien salió durante la madrugada de su casa en Mérida, Yucatán, para viajar a la CdMx y tomar clase con Carrillo. Dijo que acudía a esta clase “porque me gusta el ballet y verla. Yo quiero ser bailarina como ella”.

La madre de la pequeña, Wihelmy Aguilar, explicó: “No importa el esfuerzo: salimos desde las cuatro de la mañana de casa, y desde antes estábamos levantadas. Pero es maravilloso cumplir uno de los sueños de mi hija, porque está enamorada del ballet”.

Entre los asistentes había todo tipo de motivaciones: por ejemplo, la señora Elisa Vázquez llegó puntual a la cita para participar en un acto que, además de introducirla al mundo de la danza clásica, tuvo el objetivo de recaudar fondos para una buena causa.

“Dijeron que la clase era abierta y para todo mundo, así que me dije: ‘Pues me lanzo’. Tengo 75 años, practico yoga y un poco de gimnasia rítmica y espero que esto me sirva. Voy a hacer lo que pueda. Soy acuarelista, pero siempre me han gustado la música y la danza. Estar aquí me llena de orgullo porque las artes alimentan el espíritu y lo estamos haciendo también por ayudar a otras personas”, comentó la septuagenaria .

Luminosa, la bailarina originaria de Texcoco lucía feliz, satisfecha por la respuesta positiva del público. Antes de iniciar el evento comentó: “Va a ser una noche muy bella, inolvidable. Espero que esas personas que necesitan ayuda sepan que, aunque sea un poco, pero vamos a hacer algo por ellos”.

Al iniciar la clase, Carrillo explicó a sus alumnos que la danza no siempre cuenta con las condiciones ideales, pero que el trabajo del bailarín es adaptarse a las circunstancias, como ocurre en la vida. Además que hay que llevar la danza a todos lados.

Acción lúdica y solidaria

Cuando por segunda vez Carrillo bajó del escenario para dar instrucciones personalizadas a las alumnas, se topó con Alicia, bailarina del Teletón que está en silla de ruedas: “Ahora tienes que aprender a bailar con los brazos”, le dijo, y la niña extendió sus brazos en la quinta posición de ballet.

Este acto, según los organizadores —la Fundación Elisa Carrillo Cabrera y Must Wanted Group—, es la segunda etapa de recaudación que ha realizado la bailarina. La primera fue con apoyo de bailarines de varias compañías del mundo, cuyas donaciones sumaron 15 mil dólares, que sirvieron para comprar el material para construir 12 casas en Ozumba, mientras que los damnificados ponen la mano de obra.

Los más de 200 espectadores (cada uno pagó 850 pesos por su entrada) participaron de una acción lúdica y solidaria, con la que Carrillo respondió al dolor de “no poder estar aquí durante las labores de rescate, tras los sismos de septiembre”.

Bernardo Nodal, de Must Wanted Group, confirmó que la respuesta del público fue un éxito, pues se esperaban entre 100 y 250 personas. “Hicimos un dos por uno para que niñas de bajos recursos pudieran acceder a la clase y reunir el equivalente a 300 mil pesos, los 15 mil dólares que fue lo que donó Elisa en la primera función en Berlín”.

La segunda parte del evento del jueves por la noche consistió en la apertura de la pista para bailar al ritmo que marcaron Ramón Cedillo y su Big Band, en géneros como salsa, cumbia, mambo y chachachá, momento en el que Carrillo mostró otra faceta.

Público y bailarines no dejaron de bailar casi hasta la medianoche, satisfechos de haber aprendido de Elisa Carrillo y de apoyar a sus compatriotas.

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