Temprano por la mañana alistamos los últimos detalles, cosas que nos llevaríamos para armar en el lugar. En una pequeña bolsa de tela empacamos un par de brochas, pegamento, laca para madera y un montón de flores de papel. Esperamos, inquietos, evaluando cada pieza, cada elemento o material que debíamos llevar para montar nuestra ofrenda.
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El transporte llegó, y luego de varias idas entre la oficina y el estacionamiento, estábamos listos con todos nuestros tiliches dentro de la camioneta para irnos a la sede de la Megaofrenda de la UNAM. Después de dos años, suspendida por la crisis sanitaria, la icónica tradición universitaria de Día de Muertos vuelve de manera presencial con el tema 100 años de Muralismo en México, y para esta, su vigésima quinta edición, se ubicó en La Facultad de Arte y Diseño (FAD), en Xochimilco.
El camino desde Ciudad Universitaria a la FAD no es largo, pero el tráfico común de la Ciudad de México, aunado a un accidente vial que cerró la lateral de Periférico, nos hizo tardar un poco más. Al llegar, el aire fresco removía los olores. Se podía percibir el de tierra húmeda que había dejado el granizo de la noche anterior; y el del aserrín de colores que se utiliza para los tapetes; también el olor a pegamento y pintura que ocupa el papel maché.
Cargamos la estructura de madera fuera de la camioneta, las flores y la bolsa negra con las demás herramientas, y nos dispusimos a encontrar el lugar en el que nos habían ubicado. En un principio, la Megaofrenda se había planeado en las plazas de Santo Domingo y 23 de Mayo, el antiguo barrio universitario en el centro histórico de la ciudad. Sin embargo, de último momento la actividad se trasladó a la FAD, una de las principales entidades organizadoras.
—¿Alguien ve el número 21? —preguntamos entre nosotros.
Luego de recorrer el pasillo semitechado de la FAD, encontramos en el piso las marcas de cinta que señalaban el espacio número 21, asignado a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Empezamos a armar el rompecabezas que, con poco más de tres metros de largo y uno de alto, habíamos trasladado en cachitos desde la Facultad hasta Xochimilco. Con una pendiente que deja ver el relieve de los azulejos simulados con papel maché pintado en azul y blanco, el Calacón Politicón comenzó a tomar forma. Un poco de pegamento en las flores de papel, unos cuantos tornillos que sujetaran las tablas y voilá! Estaba lista.
El tema de la Megaofrenda 2022, 100 años de Muralismo nos recordó las figuras de Diego Rivera y José Clemente Orozco, las de Jorge González Camarena y Carlos Mérida, pero también las mujeres como la pintora María Izquierdo y la muralista Elena Huerta a quienes también les dedicaron alguna ofrenda. Los símbolos prehispánicos y religiosos, la comida, las flores y las velas; todos elementos de una ofrenda tradicional de Día de Muertos, también estaban ahí en forma de colores pastel o acrílicos; de huacales de madera o papel crepé; también en forma de cerámica, cartón o madera.
Profesores, alumnos, trabajadores y voluntarios de 40 entidades lograron traer a la vida la tradición universitaria luego de dos años de pausa. Este 1 y 2 de noviembre, la Máxima Casa de Estudios presenta la Megaofrenda en la Facultad de Artes y Diseño que podrá ser visitada por el público en un horario de 10:00 am a 9:00 pm —de paso, ojalá también puedan echarle un ojo al Calacón Politicón.
Cuando admiramos nuestra ofrenda, bien ensamblada, con cada flor pegada y cada azulejo bien alineado, guardamos el pegamento y las brochas otra vez en la bolsa negra. Recogimos cualquier resto de papel y la cubrimos con plástico, esperando que no lloviera ni que el viento la moviera para que hoy, 1 de noviembre, estuviera lista.